sábado, 9 de enero de 2010

Cuando Norbert Degoas trajo a los "Pick Ups" al Club Social de Monte Hermoso.

Como relaté en páginas anteriores, Norbert "el Loco" Degoas, fué un gran referente de mi carrera en la radio y la TV, hasta el día de hoy, cada vez que recuerdo su audacia a la hora de desafiar el micrófono o episodios relacionados con su intensa vida sentimental, más allá del cariño que le tengo a este singular personaje, voy recordando historias compartidas en nuestra juventud. Lo que escribo a continuación, sucedió a comienzo de los años sesenta, cuando Degoas daba sus primeros pasos como mánager artístico. En ese tiempo, el "Club del Clan" y sus integrantes eran las máximas figuras de Argentina. Palito Ortega, Johnny Tedesco, Lalo Fransen, Violeta Rivas, Lo Teen Tops, Raul Lavié y muchos otros cantantes nacionales competían fuertemente con solistas y grupos extranjeros. Años de éxitos con muchas canciones pegadizas y divertidas que llegaban a vender cientos de miles de discos pequeños denominados simples. Estas piezas que venían dentro de un sobre rectangular de papel, contenían en su portada fotos a todo color de los intérpretes. Al tiempo, del disco simple se pasaba rápidamente al Long Play, donde generalmente las compañías discográficas, hacían un compilado de los grandes Hits con los temas y artistas de moda. Entre tanta música variada, un grupo llamado los "Pick Ups", se hacía oir en todas las radios con temas de mucho ritmo como "Popotitos" y "Zapatos de Gamuza Azul", fué entonces que a Degoas se le ocurrió convocarlos para que hagan una actuación en Monte Hermoso, una localidad balnearia ubicada a menos de 100 kilómetros de Bahía. Degoas era un improvisado incorregible, todo lo que hacía era desordenado, solía usar sacos o trajes cuyos bolsillos estaban llenos de papelitos que solo él entendía. En medio de esa maraña a la que solía llamar su escritorio u oficina, había trozos de textos publicitarios, órdenes de publicidad, números telefónicos, etc. Era muy difícil, casi improbable ordenar su existencia y esto se manifestó una vez más cuando un día Viernes me llama por teléfono diciéndome: "Pipo, si te gusta y tenés ganas, quiero que me manejes la difusión de los Pick Ups en Monte Hermoso". ¿Cuando querés traerlos? le pregunté. Con mucha naturalidad me respondió: "Mañana. Ya está todo arreglado para que actúen mañana en el Club Social". ¿Mañana, vos estás loco?, no hay tiempo para hacer la publicidad, le dije. "No te calentés, estos tipos son famosos con unas frases en la propaladora más unos afiches llenamos el club, andáte mañana a primera hora y arreglá todo, ellos van a estar instalados cerca del Social", dijo con total seguridad. A primera hora del día siguiente, un Sábado, yo estaba en Monte Hermoso. Ni bien llegué, lo primero que hice fué comenzar a buscar a los miembros de la banda. Era una hermosa y cálida mañana llena de sol, por entonces yo tendría unos 19 años e imaginaba un show repleto de público que me reportaría unos cuantos pesos de ganancia, ya que telefónicamente había acordado con Degoas que deducidos los gastos, nos repartiríamos el cincuenta por ciento cada uno. Había iniciado la búsqueda de los músicos a las 9 horas. Recorrí primero los hoteles, luego las hosterías, pensiones, casas particulares, etc y los Pick Ups no aparecían. Ya cerca del mediodía, cansado de buscar por todas partes, iba caminando por el sector céntrico, muy cerca de donde se encontraba el legendario hotel "Ancla", cuando se me ocurre preguntarle a un hombre con apariencia de pescador si no había visto a un grupo de músicos. El señor que llevaba un sombrero de mimbre y tenía todo su cuerpo bronceado, levanta su mano derecha y con el dedo índice me señala una camioneta estacionada al amparo de la sombra de "Tamariscos". El vehículo se encontraba a unos cincuenta metros y agradeciendo al hombre por el dato, comencé a caminar por la arena caliente hacia la camioneta. A medida que me iba acercando, distinguí que a su lado se había levantado una carpa de lona de grandes dimensiones. Dudé que allí estuvieran los artistas, pero era mi última posibilidad de encontrar a los "Pick" dentro de la carpa. A los pocos segundos de golpear las manos para anunciarme, la lona de acceso se abre y aparece un muchacho con cara de cansado. ¿Ustedes son los Pick Ups? le pregunto. El joven me responde afirmativamente y cuando le digo que venía de parte de Norbert Degoas, espontáneamente me invita a pasar. En el interior, además de cinco o seis personas descansando semi desnudos sobre colchonetas se veían instrumentos y ropa acomodada prolijamente. Ya eran las 13 horas y el calor se hacía sentir con mayor fuerza, acordé con los músicos que desde allí iría directamente a la oficina de la propaladora (radio de circuito cerrado) para anunciar la actuación de la noche en el Club Social. El sistema de Propaladora consistía en difundir música y publicidad utilizando "bocinas" o parlantes de metal, conectados por un cable y distribuídos en el sector céntrico del balneario. Este era el medio más usual a la hora de dar noticias o promocionar eventos locales. Todo se hacía en forma simple y desde un local donde estaba instalado el estudio de la red. Allí valiéndose de un micrófono, amplificador, un par de bandejas giradiscos y algún grabador de cinta abierta los encargados de la Propaladora realizaban su trabajo en vivo y en directo. Esto aconteció durante los primeros días del mes de Enero, época donde usualmente el balneario ya contaba con una importante cantidad de veraneantes, hecho que supuestamente aseguraba una considerable asistencia de público al evento que se anunciaba para las 22 horas. El tema más conocido del grupo era "Popotitos" y fué el que le indiqué a la gente de la Propaladora para utilizar cada vez que promocionaran la actuación de la banda. Desde un teléfono público me comuniqué con Degoas, haciéndole saber que me había puesto en contacto con los músicos y la publicidad estaba saliendo en forma continuada. Norbert me pidió que me ocupe de elegir a una persona del club para que quede a cargo de la boletería y yó, en tanto controle que todo esté en órden para que la actuación salga perfecta, también me hizo saber que el vendría cerca de la medianoche con su automóvil "Chevrón". A las 21 horas aproximadamente, los Pick Ups ya estaban en el Social probando sus instrumentos y equipos, aunque en las inmediaciones, el movimiento de gente era preocupántemente escaso. Me causó alivio oir al encargado de la cantina del club cuando con mucha convicción me dijo: "No te preocupes, aquí la gente sale a bailar casi a la medianoche, por el calor,¿viste?". Cerca de las 22 horas, solo habían pagado la entrada cuatro personas que se encontraban sentadas en una mesa cerca del pequeño escenario destinado a los músicos. Con el propósito de meter un poco de ruido y animar la noche, le pedí a los "Picks" que empiecen a tocar. Uno de los integrantes me respondió; "¿Te parece que empecemos a tocar, no ves que no hay nadie?". No importa, flaco, le respondí. Ni bien los escuchen ésto se llena. Casi una hora después, conté que apenas habían ingresado al salón unas quince personas entre hombres y mujeres. El desaliento le pegaba a los músicos, ya que comenzaba a notarse su desaliento cada vez que interpretaban un tema. La ansiedad me carcomía, lo único que hacía era entrar y salir del Club, como esperando un milagro, pero el tiempo seguía transcurriendo y ese show prometía ser un verdadero fracaso. Los Pick Ups, con rostros de estar muy cansados y extrañados por la falta de asistentes, dejaron de tocar, se bajaron del escenario y me pidieron que les consiga algo para cenar. Hablé con el encargado de la cantina y con cara de pocos amigos me contestó que lo único que tenía para darles era sopa. "¿Sopa con este calor?", me dijeron con bronca los integrantes del grupo. Es lo único que hay, les respondí con una mezcla de verguenza y resignación. Mientras los "Picks" tomaban la sopa en una parte del salón, salí nuevamente al exterior y veo estacionado el "Chevrón" de Degoas que recién había llegado a Monte Hermoso. Bajé corriendo la escalinata de piedra del Club y fuí hasta el auto que Norbert mantenía en marcha y le conté que ese show había fracasado por completo. Degoas, estaba al volante fumándose tranquilo un cigarrillo. ¿Que hacémos? le pregunté preocupado. Norbert me miró y dijo: "Vayámonos cuanto antes, esto ya está perdido y no lo levanta nadie". Dicho ésto aceleró y se dirigió a gran velocidad hasta el llamado "serpenteado", el clásico camino de tierra rodeado de árboles que antiguamente era la única entrada y salida que conectaba Monte Hermoso con la ruta. Norbert, además de tener siempre buenos autos, era un excelente conductor y le gustaba andar rápido. Llegamos a Bahía en escasísimo tiempo, fuimos directamente a cenar a un restaurante y lejos de preocuparse por aquel fallido intento, a modo de reflexión me dijo: "En la vida, se pierde o se gana, no te preocupes, ya vendrá la revancha".

martes, 5 de enero de 2010

1985, aquel inolvidable encuentro de cinco horas con Sandro en el ex Hotel del Sur.

Recuerdo que en esa época, junto a Sandro Romay estaba haciendo por LU3 Radio del Sur, un programa en tira diaria llamado "Viva la Gente", quizás, fué uno de los más convocantes de mi carrera, ya que después de sentir la pacatería y censura a veces absurda e infantil de la dictadura militar, estaba incursionando en un formato liberal, suelto y si se quiere respetuosamente transgresor. Se emitía de 14 a 16 horas y de alguna manera, nos habíamos convertido en los "dueños de la tarde". El envío era totalmente improvisado, teníamos una importante audiencia de familias que se entusiasmaban con la posibilidad de interactuar telefónicamente y ganar diferentes premios si respondían correctamente a las distintas preguntas que formulábamos. Todo esto generaba que cada tarde contáramos con un verdadero record de llamados. Sergio "Piquito" de Cunto era nuestro operador, realmente un fuera de serie tanto en la velocidad con que manejaba simultáneamente grabadores de cinta, bandejas giradiscos, los llamados al aire en vivo y la forma en la que se había conectado con las imprevistas decisiones que se nos iban ocurriendo con el calor de la marcha. En cada entrega siempre se nos ocurría hacer algo nuevo que ayudara a enriquecer el programa. En una oportunidad comencé a imitar a Luis Miguel y muchas chicas lo creyeron. Esto nos impulsó a continuar con ese juego, que en verdad hacía casi 20 años atrás había iniciado Norbert Degoas en "El Desán Show". Tanto Sandro Romay co- conductor del programa como Gustavo Daich, quien formaba parte de nuestro equipo como locutor comercial exclusivo, se integraban al máximo para darle un realismo creíble a la idea que realmente estábamos manteniendo una conexión telefónica en directo con estrellas relevantes del mundo del espectáculo. Estábamos en 1985 y Roberto Sánchez más conocido como Sandro, estaba en lo mejor de su carrera como cantante y el ídolo de América había lanzado su último disco titulado "Vuelvo a Ocupar mi Lugar". esto me dió pié para imitar la voz del "Gitano" y hacer el mismo juego de anunciar que en nuestro programa estaría nada más y nada menos que Sandro, dialogando con sus admiradores, desde su casa y vía telefónica. Cuando salí al aire simulando ser Sandro, las líneas explotaron. La mayoría de los interesados en hablar con él, obviamente eran mujeres. Para no gastar la propuesta, estas conversaciones con el popular y querido cantante las poníamos en el aire dos veces a la semana y la cantidad de llamados continuaban a tope. Todas las "chicas" querían hablar con la estrella. Casi un mes después, nos enteramos que Sandro, vendría a Bahía Blanca a presentar su show en el Club Estudiantes. La promoción anunciando éste evento ya había comenzado en TV, gráfica y radio, algo que nosotros aprovechamos para potenciar las supuestas intervenciones de Sandro en nuestro programa, hasta que en una de las emisiones "Piquito" De Cunto, nos hace saber que el propio Sandro estaba del otro lado de la línea. Al principio pensábamos que era una broma, pero quien se había puesto en contacto con nosotros era su legítimo representante, que enterado de la broma, quería que hicieramos un contrapunto entre el Sandro verdadero y el imitador. Esa propuesta fué para mí un desafío fuerte, ya que tenía que mantenerme firme y sin tentarme de la risa, con la convicción que yo era el auténtico "Gitano" y quien estaba del otro lado un impostor. El "enfrentamiento" fué muy divertido, hasta que finalmente salió a la luz la verdad y el propio Sandro quien había disfrutado mucho de esa parodia, nos agradeció con la humildad propia de los grandes por haber hecho un humor simpático y respetuoso con su persona. Un día antes de la anunciada actuación de Sandro en la ciudad, se acercó a la radio un colaborador del representante del artista diciéndonos que a pedido del mismo Sandro, yo concurriera el Sábado a la tarde a las 16 horas al ex Gran Hotel del Sur, porque el Idolo de América quería conocerme personalmente.
A esta cita me acompañó Gustavo Daich. Cuando llegamos a uno de los últimos pisos del edificio, allí sentado en un sillón de la confitería del hotel, estaba esperándonos Sandro en persona y con una copa de whisky en la mano. Al verme, se incorporó, caminó hacia mí sonriendo y extendiéndome su mano me dijo: "Muy bueno lo tuyo, sinceramente me gustó muchísimo, te lo agradezco. Sentáte, ¿que tomás?". Gustavo por una indicación del asistente del cantante, se había quedado sentado en una mesa a unos metros de distancia. Esto evidenciaba que mi charla con la estrella Latina sería breve y en privado, además no había llevado grabador. En ese momento yo no tenía la mínima idea de lo que íbamos a hablar, solo conocía sus temas y que vivía "amurallado" en una gran casa rodeada de paredes muy altas en el barrio de Banfield. Por alguna extraña razón, a escasos minutos de sentarnos frente a frente, tuve la sensación de estar compartiendo un grato momento junto a un amigo de toda la vida. Era difícil encontrar un tema determinado y creo que ambos decidimos dejarnos llevar por la expontaneidad y allá fuímos. El carisma de Sandro era absolutamente genuino, estaba en lo mejor de su edad (39 años) se lo veía impecable y era poseedor de una gran facilidad de palabras e inteligencia fuera de serie. Estaba ante un grande de verdad, alguien que brillaba con luz propia y cargaba con la pesada responsabilidad de ser un auténtico ídolo, quizás el más grande Argentina y toda latinoamérica. Por propia iniciativa me fué contando distintos aspectos de su vida, su concepto sobre la amistad y cuidado que le prodigaba a su carrera. Todo fué tan natural y fluído que sin darnos cuenta, se nos había pasado el tiempo y llevábamos casi cinco horas hablando sin parar. El en ese entonces fumaba cigarrillos Le Mans suaves largosy yó Benson&Hedges. Llenamos varias veces los grandes ceniceros del bar, que a cada rato eran cambiados por el mozo. Lejos estábamos de suponer que esos malditos cigarrillos a los que considerábamos "compañeros" de soledades o inseguridades terminarían en algún momento perjudicando seriamente la salud de Sandro. Recuerdo que en una parte de aquella extensa conversación, tocamos el tema del vicio de fumar, la Nicotina y los daños que provocaba esta adicción. Yo le manifesté que había empezado a fumar a los 14 años y desde entonces no había parado, ni tampoco estaba en plan de dejar de hacerlo, ya que a la hora de dibujar los comics, estábamos el tablero, la página a completar con la adrenalina que generaba crear una historieta cada noche y en esa soledad; el cigarrillo. Nos despedimos una hora antes del show que debía presentar con un estadio a pleno. Aunque ambos intercambiamos nuestros respectivos teléfonos, solo volví a verlo actuar en un show espectacular que realizó en el teatro Hermitage de Mar del Plata. Esto sucedió cuando ya vivíamos en esa ciudad, fuimos juntos con Elvira. Si mal no recuerdo fué en 1990 y otra vez, conduciendo un programa en FM Stereo Rey, propiedad de Ricardo Pollera, se me ocurrió imitar nuevamente a Sandro, haciendo lo mismo que había iniciado en Bahía. Yo mismo anunciaba que en pocos minutos estaríamos hablando en directo con el "Gitano" y todas las personas que quisieran mantener un diálogo con él, podían hacerlo a través del teléfono. En la "Feliz", esa propuesta pareció potenciarse y llovieron los llamados de los fans, aunque en esta oportunidad me pasé de la raya anunciando que a las 20 horas, Sandro estaría firmando autógrafos en el aeropuerto de Camet. Jamás habría pensado que mucha gente al escuchar ésto, iría con su propio automóvil o en taxi hasta el aeropuerto marplatense con la ilusión de ver a su ídolo, algo que supimos cuando algún empleado de la aeroestación nos llamó para saber si realmente Sandro estaría allí, porque había una gran cantidad de personas esperándolo. Ante la complicada situación opté por decir la verdad, explicar a la audiencia que aquello había sido una broma y pedí disculpas por las molestias ocasionadas. Después de pelearla con alma y vida por salir adelante, Roberto Sánchez y Sandro, partieron de éste plano terrenal el día lunes 4 de Enero. Quizás cansado de tanto sufrir, harto del deterioro físico, uno de lo más grandes mitos dejó la tierra y a partir de su fallecimiento, nace la leyenda. Cuantos temas interpretados por él, quedan en nuestro recuerdo, que maravillosa e inmortal herencia de canciones seguirán oyéndose por quienes vivimos aquella época de oro y también para las nuevas generaciones que descubren al Sandro de las distintas épocas. Termino esta parte de mi blog con ese estribillo donde decía. "No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad...". Gracias por haber sido tan buena persona, gracias por tu mística, gracias por tu talento y hasta pronto querido Sandro de América.