domingo, 25 de octubre de 2009

Uno de mis grandes orgullos; figurar en la Historia del Comic en la Argentina.

También en el '85, se realiza, en Barcelona, la "Exposición de Humor Argentino", cuyo catálogo cuenta con una introducción analítica de Juan Sasturain. En 1986 apareció, en Tucumán, la revista “Trix Hemocomics”, dirigida por Félix Bravo, con historietas como “El Quijo-t del espacio” (de Calliera y “Pilo”), “Hasañas bélicas” (de Pipo Palacios), “Ana” (izquierda, de Gabriel y Francisco Solano López), "Sixis y los Trix" (de “Pilo”), “Qalaq” (de Quirós), y colaboraciones de Di Palma, Peiró, Martínez, Vargas, Flores, Fontanarrosa, Crist, Veloso, Jiménez, Beá, Risso, Trillo, Altuna, Lalia, etc. En 1987 llegaría, a través del diario “Página 12”, el suplemento semanal humorístico “Sátira 12”.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

Lejanas historias negras de Bahía; "La bella muchacha de las bombachas sucias".

A medida que transito las calles de Bahía, me encuentro con conocidos de la época de oro con quienes pude disfrutar y compartir plenamente vivir algúnos episodios divertidos e inolvidables como los que relato en páginas anteriores. Estas personas a quienes volví a ver en contadas ocasiones, aún recuerdan claramente esas insólitas y audaces situaciones con lujo de detalles. En una ocasión, recordé con el protagonista de esta historia, el curioso caso que le tocó vivir con una chica escultural a la que llamaré Alejandra, quién por entonces tendría unos veinte años. Trancurría el principio de los años 70 cuando la joven caminaba por Galería Plaza con el andar propio de una pantera. Alta, poseedora de un rostro hermoso, ojos verdes y un físico imponente, casi perfecto. Todos codiciábamos a Alejandra, pero la chica sabía muy bién que atraía poderosamente todas las miradas de los cientos de tipos que principalmente durante los sábados a la mañana, se instalaban cómodamente, tanto en las barras como en las mesas, para ver el desfile de infartantes chicas en los dos cafés de la galería. Alejandra solía detenerse algunos minutos frente a cada uno de los locales que iban apareciendo en su camino simulando mirar las vidrieras, algo que hacía con poses y gestos estudiados como los de una verdadera modelo profesional o vedette Usaba jeans tan ajustados que se pegaban a su cuerpo y destacaban aún más su voluminoso trasero. "Ale" era la supermina de Bahía, la más sexy y también la más inalcanzable, porque se sabía que muchos jóvenes u hombres maduros se tiraban lances con ella y todos, en su mayoría rebotaban contra su gélida indiferencia. Vivía en un departamento céntrico y su costoso vestuario era comparable al de una artista famosa y rica. Tampoco se sabía de qué vivía, ya que no tenía ningún trabajo y solo se dedicaba a mostrarse sola, principalmente en las horas pico del radio céntrico. Carlos, hermano de un gran amigo mío, fué en verdad el único que tuvo acceso a "Ale", posiblemente porque atendía el local bailable que su hermano tenía en calle Chiclana y allí en su propio territorio, pudo acceder a ella con mayor ventaja. Me contó que Viernes a la noche, "Ale", acompañada por una amiga y su novio, habían concurrido a bailar al negocio. Y cerca de las cinco de la madrugada, ya con la discoteca cerrada, Carlos se arrimó amablemente a la mesa con una botella de whisky invitándolos a compartir unos tragos. También tuvo un acercamiento cuando ambos bailaron temas lentos y él quedó en ir al día siguiente a visitar a la muchacha a su departamento. A las 21 horas, estuvo allí con dos botellas de vinos finos y una pizza. Ya en el interior del monoambiente, comieron, bebieron e iniciaron un ardiente intercambio de caricias que iba subiendo en temperatura cuando "Ale", comenzó a quitarse la ropa lentamente iluminada por la luna, ya que había apagado las luces, se había ubicado junto a la única ventana que daba al exterior y ayudada en parte por la euforia del alcohol, inició un movimiento lleno de sensualidad hasta quedar completamente desnuda frente a Carlos que de inmediato comenzó a besar frenéticamente su cuerpo. Cuando estaba a punto de penetrar a "Ale", suena el timbre del portero eléctrico. Lejos de alterarse, la excitada joven se incorpora con naturalidad, camina hacia un armario, saca algo de su interior, lo pone dentro de una caja y se viste rápidamente con un vestido de faldas cortas. Carlos no entendia nada, solo atinó a preguntarle quién era. Ella se limitó a mirarlo y le dijo; "esperáme en la cama, vuelvo enseguida". Efectívamente, "Ale" tardó muy poco tiempo en salir del lugar, caminar hacia el pasillo, tomar el ascensor e ir hasta la planta baja para regresar en escasos minutos. Carlos la esperaba con una mezcla de nerviosismo y desbordante deseo sexual, la muchacha cerró la puerta, se quitó el vestido e hicieron el amor hasta el cansancio. Pero Carlos estaba intrigado, se preguntaba quien había tocado el timbre y que era lo que "Ale" había puesto en esa caja. Los encuentros se repitieron en reiteradas ocasiones, hasta que en una de estas citas, ya sin poder contener la curiosidad, le preguntó sobre lo sucedido aquella noche y el contenido de la caja. "Ale", con su habitual parsimonia gatuna le confesó que todos los viernes antes de la medianoche, la persona que se encargaba de pagar los gastos comunes, el alquiler del departamento, además de darle una considerable suma mensual de dinero, hacía esto a cambio de retirar cada semana una bombacha "sucia" perteneciente a Alejandra. También le contó que éste ritual se venía manteniendo desde hacía unos dos años y jamás había tenido un solo contacto sexual con su extraño mecenas que solo se satisfacía con llevarse una prenda íntima impregnada con el olor del cuerpo de la chica más escultural, bella y sexy que Bahía haya conocido en aquellos años.

sábado, 17 de octubre de 2009

"Las Madres de la Guerra", editorial publicado en el número 58 de la revista "Signos y Marcas". Octubre de 2009.

La Madres de la guerra.

Se despidieron de ellos en algún momento de 1982. Para esas madres que aún no entendían claramente lo que estaba sucediendo, esos muchachos vestidos con uniformes verdes, casco y fusil, aún eran sus “nenes”. Los soldados clase 1964, partieron con pocos años y escasa instrucción militar rumbo a lo que al poco tiempo se convertiría en una cruenta batalla. El país entero seguía a través de los medios las alternativas de la guerra de Malvinas, una lucha que en sus inicios se festejaba a la distancia con espíritu triunfalista. Simultáneamente una ley imponía que las radios difundan solamente música en castellano y tanto el tango, folklore, rock nacional como las banderas argentinas y escarapelas parecieron brotar de un día para otro convirtiéndonos por primera vez en mucho tiempo en eufóricos patriotas, ávidos de una victoria supuestamente fácil. Finalmente aquella inexplicable gesta bélica terminó con un triste saldo de 649 soldados argentinos muertos más un importante número de heridos. Después de veintisiete años del conflicto, muchas madres de la guerra y familiares de los combatientes caídos pisaron el suelo malvinense para honrar las tumbas de sus hijos e inaugurar el cenotafio que bordea el sector del cementerio de Darwin. El llanto y el dolor que contuvieron durante tantos años, despertaron colmados de angustia en medio del frío y el viento imperante en ese peregrinar. Habían esperado durante casi tres décadas ese momento, casi una eternidad y buscaron ansiosamente el nombre del hijo entre las largas hileras de tumbas blancas. Increíblemente estaban allí, en el mismo escenario donde ocurrieron los hechos, desolada geografía que aún conserva trincheras, cañones oxidados, partes de aviones, etc, una escenografía que demuestra que allí se luchó a sangre y fuego. Las lágrimas parecieron congelarse en las cansadas miradas de esas angustiadas mujeres que además de rosarios y flores, aún apretaban contra su pecho las fotos de sus hijos. Añoradas imágenes que sus memorias detuvieron en el tiempo aquel momento en que los despidieron con el beso y abrazo interminable de la última vez. En 1905, Ana Jarvis, una jovencita estadounidense, que había perdido a su madre, decidió escribir a maestros y religiosos para que la apoyen en su proyecto de celebrar “El día de la Madre”, hasta que finalmente en 1914, el congreso de EE.UU aprobó esta anhelada celebración pensada por Ana, quién no tardó en decepcionarse cuando comprobó que los claveles blancos que había elegido como símbolo se utilizaban para despedir a los soldados que partían hacia el frente. Esta fecha tan cara a los sentimientos de la idealista Ana Jarvis, también se iba desvirtuando cuando se convirtió en un creciente pretexto comercial. Bien sabemos que el amor a la madre es de toda la vida, pero hay tiempos de calendario donde muchos festejos como éste remueven heridas y no existen palabras para contener a quienes tanto en la paz como en la guerra tuvieron pérdidas irreparables. Con mucho respeto, dedico este editorial a esas veneradas generadoras de vida, resistencia y esperanza; Todas las Madres del mundo.

lunes, 12 de octubre de 2009

11 de Octubre de 2009, un emotivo e inesperado homenaje que César Liberman me hizo en la fiesta de su cumpleaños número cincuenta.

A César Liberman lo conocí cuando en el 2004, su tradicional empresa llamada Deportes Preti, lanzó dos ediciones del novedoso "Ofercómic", una pieza gráfica que reemplazaba a los tradicionales volantes, poniendo las ofertas de zapatillas de diferentes marcas y prendas deportivas utilizando en formato de comic, ilustraciones de una familia que iba recorriendo las diferentes secciones del amplio local que tiene en el centro de Bahía. Los dibujos se apoyaban sobre fotos reales del negocio, algo que le daba fuerza y credibilidad ambiental a la propuesta. Después de haber realizado estos dos éxitos publicitarios, solíamos comunicarnos a través de llamados o encontrarnos en reuniones que César, infaltáblemente organiza para el día del amigo. Inquieto y desprejuiciado, maneja su negocio con un estilo muy particular, diría que único, porque las cosas le salen naturalmente bien y está rodeado de empleados eficientes y por sobre todas las cosas, fieles y comprometidos con la firma. César posee la virtud de ser considerado con su personal. No hace distinciones y si tienen algún problema, los escucha y les soluciona el inconveniente. Lejos de ser un vulgar "careta", mantiene una abismal distancia con el resto de los estructurados empresarios bahienses ya que su perfil es bajo y ha demostrado ser un tipo brillante a la hora de los negocios. En estos años, las contadas veces que fuí a su oficina a tomar café me divertí como loco con los delirios que armabamos juntos, imaginando escenas y guiones de un bizarro personaje de comic al que bauticé "Capitán Gargajo". Con el tema de "Gargajo" íbamos diseñando mentalmente los virtuales sucesos que se desarrollaban en la vida de un tipo que siendo un niño de solo tres años, mientras cruzaba el riachuelo en un bote, acompañado por su padre y un remero, cae inesperadamente a las fétidas aguas y desaparece en la profundidad de la amarronada y contaminada masa líquida. Vanos son los esfuerzos del progenitor para rescatar a su niño, a quien se le dá por desaparecido. Pero Hugo, alias "Bettina", un prostituído travesti que vive en una villa instalada a orillas de éste brazo de agua, encuentra a la criatura aún con vida y lo adopta. Pasan quince años, el infortunado niño que jamás ha logrado emitir una sola palabra y solo se dedica a preparar escupitajos certeros y de largo alcance, pasa largas horas practicando, al punto que un impacto de un salibazo puede pulverizar a una cucaracha. Una noche, el muchacho concurre a una cantina de la villa, donde el encargado del mísero bar le da cerveza en exceso. Cuando el joven está lo suficientemente alcoholizado, entran al sitio dos hombres vestidos con trajes oscuros a quienes el inescrupuloso dueño del negocio les vende al muchacho por 200 dólares. Los sujetos, aprovechando el estado deplorable del jóven, lo toman de los brazos y lo arrastran hacia un automóvil con el fin de vender los órganos del desdichado a un siniestro médico cirujano que realiza trasplantes clandestinos en un quirófano oculto en el subsuelo de un edificio abandonado. El protagonista logra escapar de sus captores y la historia continúa con una serie de alternativas cuando el servicio secreto argentino, la CIA y Bin Laden descubren que en Argentina, están las armas químicas, ya que han comprobado que existe un "soldado" a quien apodan "Gargajo" y que tiene superpoderes de alta destrucción en la saliva. A partir de allí, comienzan a buscarlo intensamente, ofreciendo importantes recompensas por su captura. César se iba entusiasmando cada vez más con la idea de publicar una saga de historietas con éste bizarro personaje. Con su permanente sonrisa y humor diferente a todo lo conocido, tiene el afán de divertirse y disfrutar de la vida aportándole su cuota imaginativa al planeta de juguete que armó en su mente, y esto lo demostró una vez más durante la calurosa tarde en que nos tocó entregar los premios del "Ofercómic". Para darle el máximo de brillo a éste cierre de campaña, encargó el armado de un gigantesco escenario que hizo emplazar frente a su local en la primera cuadra de calle O´Higgins en Bahía. Moviendo influencias, logró que esa calle céntrica se corte al tránsito vehicular y en menos de una hora, allí se ubicaron más de 1500 personas que asistían al espectáculo musical que ofrecía Rulo Delgado y su banda más la entrega de 100 importantes premios a quienes habían participado del concurso organizado por la firma que dirige César. Yo oficiaba de conductor del evento, el numeroso público reunido soportaba el calor estoicamente y aplaudía constantemente a "Rulo" y también a quienes se animaban a subir al escenario para cantar algún tema de moda. Ya sobre el final, cuando estaba anocheciendo, desde lo alto puedo observar claramente a dos tipos que estaban fumando "porros" y se manifestaban exaltados. Le comenté ésto a "Rulo" y le pedí a un empleado de César que busquen policías para sacar cuanto antes a esos dos sujetos del lugar, ya que podían poner en riesgo la tranquilidad de las familias que estaban presentes. En un momento dado, César con cara de "nene feliz" sube al escenario y comienza a sacar de una caja, un montón de camisetas originales de los clubes Boca y River. Sin parar de reírse y sin decir palabra alguna las arroja sobre la multitud. Cuando se le terminaron las camisetas, empieza a tirar por los aires zapatillas, pantalones de baño, ojotas y todo lo que encontraba a mano. El descontrol fué total y era imposible de manejar a la multitud que pugnaba por llevarse alguno de esos artículos codiciados. El show llegó inesperadamente a su fín, "Rulo", solo quería bajarse del escenario y poner a salvo su integridad, la de los músicos y los instrumentos que allí habían quedado. "Rulo" que sufre de pánico, me pidió que lo ayude a bajarse mientras que varias personas trepaban a la gran tarima intentando apoderarse de partes de la batería, micrófonos, guitarras o lo que sea. Por suerte, con ayuda de varios colaboradores de César pudimos desalojarlos y salvar los equipos. Cuando todo volvió a la calma, lo primero que hice fué buscar a César para recriminarle su insólita actitud, entré al local y allí en la parte de atrás, lo encuentro matándose de risa y festejando su "travesura".
Siguiendo con nuestros alocados guiones, el problema principal residía en ¿como sería la cara del "Capitán Gargajo?. Una noche, después de una reunión informal y con el salón de ventas que dá a calle Donado cerrado, César se queda observando a un tipo que estaba mirando una de las vidrieras y exclama; "ahí está, ese es el "Capitán Gargajo", lo tenemos". Y no se había equivocado, allí afuera, había un muchacho alto, con cara alargada y una expresión de ausencia absoluta con la realidad. César tenía razón, milagrosamente, el rostro de "Gargajo" había aparecido. Lo registré en la memoria y lo dibujé de inmediato.
Infaltables son sus llamados o invitaciones para los festejos que organiza con la concurrencia de amigos y empleados y aunque éstas comunicaciones entre él y yó son aisladas, siento que existe un sincero afecto entre ambos. Esto César lo puso en evidencia el 11 de octubre cuando más de 300 personas fueron invitadas a celebrar su cumpleaños número cincuenta en las instalaciones del tradicional Club Argentino, ubicado en calle Vicente López de Bahía Blanca. Fué una fiesta programada bien a lo César, allí estaba impreso su estilo innovador y para nada convencional, tanto en la recepción a los invitados donde él estuvo al frente, como la música de un excelente disc jockey, el clima alegre que reinó en todo momento, los videos que Rosa, su esposa hizo editar en secreto y se proyectaron simultáneamente en dos pantallas como la abundancia de comidas, postres y bebidas de todo tipo.
En pos de aportar sorpresas, César contrató muy buenos actores para hacer cámaras ocultas a determinados invitados de su fiesta. Uno de ellos actuaba de "colado", otro de mozo y el tercero cumplía el rol de un único responsable de seguridad. El trabajo de éstos artistas fué extraordinario. Confieso que yó fuí una de las víctimas y en ningún momento me dí cuenta que toda esa puesta en escena estaba cuidadósamente preparada.
Pero lo mejor que me pudo suceder en los últimos años, fué cuando en un momento, de éste festejo, César, micrófono en mano se dispone a encender las 50 velas que representan los momentos inolvidables de su vida. Para encenderlas fué llamándo a familiares, amigos de toda la vida y gente que él quiere de verdad. Ya sobre el final de esta ceremonia cargada de sentimiento, "Rulo" Delgado que junto a su banda estaba animando la reunión, comienza a tocar "La Conga de los Sapitos", un tema que aún se baila en fiestas de todo tipo y le dí en mi casa, durante una noche del año 1986 cuando estábamos en pleno éxito con el Sapo Sapienso. Habían transcurrido más de 20 años de aquel suceso e inesperadamente, mientras la pegadiza música de "la Conga" se hacía oír en el salón, César me llama para que encienda una de las velas. Maravilloso momento que me dejó sin palabras, ya que en mi mente se sucedieron muchas emociones inolvidables. Todo programado por César quién en ese instante que jamás podré borrar de la memoria, me regaló un reconocimiento largamente postergado, brindándome también el honor, el privilegio invalorable de considerarme su amigo. Gracias César, gracias Rosa, gracias "Rulo".

lunes, 5 de octubre de 2009

27 de Agosto de 2009, Virginia, nuestra única hija se casa por Civil.

A medida que vamos creciendo, la vida se convierte en un río rápido, inmanejable, impredecible y en algunas oportunidades solemos repetir la remanida frase; "como pasa el tiempo". Un buen día, atrás quedaron aquellos años de la pequeña Virginia que a temprana edad se vislumbraba como una niña inteligente y con virtudes artísticas que ponía de manifiesto en sus dibujos, relatos de su inspiración o en la actuación. Ella estuvo conmigo en todas mis incursiones en los medios, fué telefonista, productora y animadora de programas de radio y televisión, aunque los medios de comunicación recién la atraparon profesionalmente cuando comenzó a intervenir en la emisora LU2 Radio Bahía Blanca AM 840 en el programa diario "Bienvenidos", hace de ésto nueve años. En el 2005 iniciamos la conducción conjunta de "Palacios en el Aire", que se emite en vivo y con una duración de cinco horas, durante la madrugada del domingo a través de la misma emisora. En éste programa, ambos encontramos una identidad que los oyentes valoran mucho, ya que ella cumple un rol simpático pero serio a la vez y yó hago todo lo contrario, siempre con la premisa de no faltarle el respeto a la audiencia. En otras páginas de éste Blog, relato la causa de mi regreso a Bahía, después de estar ausente muchos años de ésta ciudad. Y la razón principal era el extrañar a Virginia. Cuando volví hace cuatro años, ya estábamos editando la revista "Signos y Marcas" para Supermercados Burgos y que actualmente vá por el número 57, sin lugar a dudas, un logro muy importante. El amor para Virginia llegó por fín. Se había hecho esperar hasta que hace seis años conoció a Gastón Fidalgo, el hombre a quién ella aceptó como marido. Hacía mucho tiempo que ambos estaban conviviendo, posiblemente una decisión saludable que ayuda a conocerse mejor y nó cometer errores de una u otra parte. Virginia creció libre, sin presiones de ninguna especie y esa libertad la alentamos tanto Elvira como yó, apoyándola en todo lo que hiciera falta. Con una personalidad muy particular, siempre supo vivir a su manera. A su manera fué su joven existencia y ese es uno de sus mayores logros, porque hace lo que le gusta y es una mujer que sabe disfrutar de las pequeñas grandes cosas que cosntantemente surgen en su camino. El 27 de Agosto de 2009, en plena huelga de los empleados de ATE (Asociación Trabajadores del Estado), Virginia y Gastón concurrieron al Registro Civil, y con una jueza demasiado apurada, quizás debido al conflicto que manetenía su gremio, obtuvieron sus respectivas libretas y se convirtieron en flamantes marido y mujer. La sala estaba colmada de amigos y familiares de ambos, también habían asistido compañeros de radio de Virginia que hasta le hicieron una nota en vivo minutos antes de casarse. Creo que la situación me superó, ya que llegué a pensar que era el espectador de una película de amor donde por momentos las escenas se veían en cámara lenta. En esa pantalla imaginaria estaba Virginia, hermosa, radiante, feliz, con su sonrisa franca y contagiosa, pero más allá de todo; enamorada. Siempre soñé con verla así, como en ese día en que ella cerraba una etapa y abría una nueva puerta llena de ilusiones y esperanzas. Cuando salimos a la calle para las fotos, había mucho sol en esa cálida mañana luminosa. Mientras Virginia y Gastón posaban dirigidos hábilmente por Héctor Lagonegro, miré hacia el cielo buscando los amados espíritus de mi abuelos Lucy y Próspero, mi suegra, María Peña, mi viejo Víctor, Carlitos Rabanetti mi cuñado que también nos miraba desde lo más alto, abrazado a Sergio y "la Petisa", Lalo Makrillans, Leonardo "Chichín" Bérgamo con "Pinky" y "Sinclair" correteando ágiles y alegres a su alrededor. Ellos estaban allí en ese balcón de nubes del tan soñado Paraíso. Cuantas ausencias físicas y cuantas almas queridas sentí cerca de nuestros corazones en ese día tan brillante. Elvira estaba emocionada y dejó brotar libremente todo lo que dictaba su corazón. Cuantas sensaciones, recuerdos de momentos malos y felices, anécdotas, errores, aciertos y un sinfín de vivencias pasadas me fueron asaltando en tropel hasta llegar a inmovilizarme totalmente durante la mayor parte de ese inolvidable 27 de Agosto, donde una vez más llegué a la conclusión que había sido un imperfecto buen padre que siempre tuvo la posibilidad de ponerle el hombro a su única hija. Agradezco a Dios el haber sido tan generoso para con nosotros y Virginia es una señora que afortunadamente mantiene intacto su espíritu de niña.