sábado, 7 de agosto de 2010

Homenaje a la Resistente y Heroica LU3 Radio del Sur, 68 años en el Aire.

La querida emisora fué inaugurada oficialmente el 27 de Junio de 1942, el mismo día en que cumplo años. Además, como feliz coincidencia, mi madre Elcira, dió a luz en el ex Sanatorio Belgrano, me crié en Dorrego 171 e hice parte de la primaria en la escuela Nº4, todo en la misma manzana, la misma vereda y sin necesidad de cruzar la calle. Cuando era un pibe que comenzaba a amar la radio, solía subir los escalones de mármol de Lamadrid 116 y con la "ñata" contra el vidrio de los estudios, me emocionaba viendo en vivo a los locutores y animadores cuyas voces formaban parte de mi mundo, pero conocerlos personalmente era lo máximo. Siempre había soñado estar ahí, frente a esos micrófonos, formar parte de los que trabajaban en ese medio y gracias a Dios y las personas que creyeron en mí, pocos años después el sueño se hizo realidad. Si bien la primera oportunidad de debutar en radio como conductor me la dió LU2 AM, al tiempo, LU3 Radio del Sur, durante la flamante dirección de Dimas J. Pettinerolli, reconocido y capaz periodista gráfico y televisivo, me abrió sus puertas y pude poner en el aire programas como "Cómplice", "Domingos en Caravana", "Sabor a Vacaciones", "Viva la Gente", "MH Positivos" y muchos más. Allí, junto a "Piquito" De Cunto, el "ruso" Daich, Sandro Romay, Mónica Celave y el "negro" Estéban Olivio Quaglia, probamos las interacciones telefónicas con los oyentes. Adrenalina pura, líneas que reventában y dos pibitas, casi nenas, Sandra Quaglia y Virginia Palacios que eran las encargadas de atender cada tarde los cientos de llamados.
Estudios repletos de gente cuando hacíamos algún sorteo u evento especial. El móvil conducido por el "negro" Alaniz, "Manolo" Belza o Juan Bellizi. Y justamente con Bellizi, nos tocó protagonizar una de las tantas e irrepetibles historias ocurridas en la antológica y querida LU3. Esta es una de ellas.
A principio de los años setenta, la legendaria emisora LU3 Radio del Sur de Bahía Blanca, se encontraba bajo la flamante gestión de Dimas J.Pettinerolli quién como director general estaba intentando rearmar íntegramente la programación. El jóven y entusiasta Dimas, venía del periodismo gráfico y televisivo, aceptándo el desafío de darle nuevo impulso a una radio que por ese tiempo tenía todo lo necesario como para competir cómodamente con el resto de las AM locales. Dimas me había convocado para que me sume al elenco de nuevos animadores y productores que LU3 estaba incorporando. Innegablemente su gerenciamiento le dió un cambio total a la artística de la radio y en muy poco tiempo, con aires renovados y desafiantes se posicionaba exitosamente en sus diferentes horarios, incluso en los nocturnos, ya que el oyente, por primera vez tenía la posibilidad de escuchar algunos programas testimoniales y muy transgresores en los que durante dos horas, por ejemplo, un personaje conocido de la ciudad era "enjuiciado" por periodistas calificados que lo sometían a una serie de preguntas bastante agresivas de las que en ciertas oportunidades resultaban difíciles de evadir. Los que interrogaban eran periodistas que oficiaban el rol de "fiscales" y lo novedoso era que el oyente a través del teléfono podía dar en directo su opinión sobre la persona entrevistada. Dimas fué un anticipado en lo relacionado con las interacciones telefónicas y supo rodearse de eficientes y activos productores de piso que interpretaban lo que el "jefe" quería y llevaban a cabo su tarea con entusiasmo. Incluír productores de piso era algo muy poco común en las radios del interior de Argentina. Entre los "nuevos" que formaban parte de aquella pujante gestión de LU3 estaban Salvador "Pichón" Fernández, Carlos "Tuerca" Simonetti y su hermana Susana, Olga Landhe y Carlos Guardiola entre otros. Dimas, que era un obsesivo del control y seguimiento de los contenidos me había dado libertad de acción en la conducción de mis programas en vivo. Uno de ellos se emitía los días Domingo durante ocho horas. Este envío se llamaba "Domingos en Caravana" y una de las principales piezas para darle movimiento a la propuesta era el móvil de exteriores cuya acción me permitía estar en contacto con los sucesos atractivos de la calle, aunque una de las primeras dificultades que se presentó fué conseguir un "movilero" que además de ser simpático y contar con un léxico dinámico, también fuera intrépido y dispuesto a encarar las notas más inverosímiles.
Martín Garmendia, hoy presidente de la Cámara del Comercio de Bahía Blanca, fué el elegido para desempeñar ese rol. Alto, carismático y con un buen humor permanente, el veinteañero Martín estaba ávido por probarse en el mundo de la radiofonía. Cuando me lo presentaron, lo primero que hice fué pedirle que haga un exteriores desafiante y lleno de pasión.
La tarde del Domingo debía tener todos los condimentos necesarios para que esas ocho horas se tornen entretenidas al máximo para nuestros oyentes. Ambos coincidimos en lograr un programa bien caliente y evitar las entrevistas estructuradas o aburridas. Estábamos en el mes de Diciembre y la unidad móvil era para ese programa tan extenso una especie de copiloto que oiría y vería por mí, transmitiendo todo lo que ocurría en los paseos de la ciudad. Un parque de diversiones muy importante había llegado a la ciudad, estaba instalado en el Parque de Mayo y además de los juegos mecánicos convencionales como el "Tren Fantasma", "El Pulpo", "La Rueda Gigante" y "El Gusano" tenía como principal atracción el "Cilindro de la Muerte". "El Cilindro", era una especie de chimenea de gran tamaño hecha de madera con un diámetro aproximado de cuatro metros, donde dos motociclistas habilidosos y precisos hacían acrobacias desplazándose peligrosamente en ese reducido circuito emplazado en un sector del parque de diversiones. El público hacía largas colas para poder acceder a lo alto del cilindro y ubicarse allí tras una pared protectora circular que le permitía al espectador observar con absoluta comodidad el accionar de los dos pilotos que haciendo rugir sus motocicletas llevaban a cabo un show donde abundaba la adrenalina. Martín Garmendia no se inmutó cuando le dije; "tenés que transmitir desde el "Cilindro de la Muerte", contar lo que vas viendo, lo que sentís, etc. Aquella, era en verdad un prueba de fuego para el "movilero" debutante quién junto a Juan Bellizzi como conductor del móvil y técnico de sonido, un Domingo se paró en el fondo del cilindro con micrófono en mano y muy decidido a llevar a cabo la misión.
El sonido era ensordecedor, los dos motociclistas iniciaron su rutina cruzándose dentro de la pista circular en un riesgoso juego de cálculos exáctos donde cualquier descuido podía ser fatal. Martín Garmendia y Juan Bellizi, sabían que no podían moverse ni medio milímetro del pequeño lugar donde estaban parados. Cuando salieron al aire, relataban que estaban prácticamente petrificados, con mucho temor, olor a combustible y las máquinas pasándoles a gran velocidad a escasos centímetros de sus humanidades. La transmisión fué impecáblemente realista y duró unos interminables diez minutos. En ningún momento, Martín dejó de contar lo que allí estaba sucediendo en vivo y en directo. Aquello fué diferente y nos alentó a seguir con las notas de alto riesgo, hasta que un buen día Martín me propuso transmitir las alternativas de un casamiento gitano. Todo fué arreglado anticipadamente con los novios y sus respectivas familias para que el día de la celebración, que justamente sería un día Domingo, asistieran a la fiesta con el móvil. Todo iba marchándo bien. Martín salía cuando creía conveniente y me describía como era la indumentaria de los contrayentes, el ambiente, las comidas, los bailes, etc, hasta que en un momento pide salir al aire. Lo noto nervioso, casi al borde de un ataque de nervios y le pregunto que estaba sucediendo. Como respuesta escucho; "Pipo, esto es increíble, un peligro, estamos tratándo de ponernos a salvo porque los gitanos nos están persiguiendo y nos tiran piedras y botellas".
Por suerte, tanto Martín como Juan salieron ilesos de aquel accidentado casamiento, y para evitar riesgos futuros, a partir de aquellos hechos decidimos que el móvil se ocupara de realizar notas más tranquilas, entre ellas cubrir con nuestros micrófonos todo lo que sucedía en las piscinas y balnearios durante aquel caliente verano.
Gracias a las notas que el intrépido Martín realizaba a las bonitas, bronceadas y esculturales señoritas que se encontraban disfrutando de un domingo bajo el sol y las aguas refrescantes, logramos producir un exitoso evento donde elegimos a "Miss Bahía Blanca", que además de contar con el apoyo de la Municipalidad e importantes firmas comerciales logró una convocatoria de postulantes sin precedentes. Silvia Corbatta, fué finalmente elegida por un jurado calificado como reina de la ciudad. Con Martín Garmendia suelo encontrarme cada tanto y de casualidad, generalmente en el sector céntrico de Bahía e inevitáblemente, volvemos hacia atrás en el tiempo y recordamos con mucho cariño aquellas inolvidables vivencias juveniles.
Lementáblemente, la gestión de Dimas J. Pettinerolli, tuvo un breve ciclo. A mi entender, es factible que fué víctima de alguna conspiración, posiblemente armada por algún siniestro personaje de su entorno, quien no dudó en traicionarlo pensando que con esta bajeza, obtendría algún beneficio. Quienes más perdieron con el alejamiento de Pettinerolli, fueron la audiencia y la propia emisora, ya que las gestiones que vinieron después, fueron rotundos fracasos. Finalmente, para cerrar esta nota dedicada con mucho respeto y amor a LU3 Radio del Sur y los valiosos profesionales del micrófono, operadores y empleados en trabajaron en la querida emisora, hasta le día de hoy, siento indignación al pensar en los siniestros personajes que por distintos contactos políticos o empresariales, ocuparon la gerencia o dirección de la radio. En la gran mayoría de los casos, no tenían la mínima idea de cómo se conduce ese medio. Algunos la saquearon y utilizaron en beneficio propio, Otros como el caso de Oscar "Bibi" Coleffi, aceptaron la gerencia general cuando la emisora transitaba por su peor momento económico. Coleffi, quien amaba la radio, hizo todo lo posible para evitar su naufragio, pero desafortunadamente, el sobrehumano esfuerzo le causó un infarto que terminó con su vida a una edad temprana. Insumergible a pesar de los intentos por hundirla, LU3 sigue heroica en el aire. Una cooperativa de empleados, logró rescatarla de los depredadores carroñeros que en los últimos años, habían comenzado desmantelar el edificio y rapiñar todo aquello que fuera de valor. Algo poderoso e invisible, está instalado en la mansión de los Mallea. Quizás los espíritus de la mucha personas decentes y capaces que en algún momento de gloria estuvieron allí con su voz, cuerpo y alma, aún permanezcan en Lamadrid 116, cumpliendo el rol de protectores o guardianes invisibles de una LU3 que por obra y gracia de Dios, los hombres tenaces y la ciudad misma, en algún momento, volverá a resurgir con el ímpetu de antaño u más aún. Regresará haciéndose oír renovada, escuchada, dándole espacios a gente jóven y hacerse oír con toda la fuerza, el brillo y la alegría tan necesaria para que definitívamente vuelva a ocupar su lugar.
(Además de las personas que menciono en esta parte del Blog, vaya mi sincero recuerdo y reconocimiento para Oscar "Bibi" Coleffi, destacado relator de Basquet, buena persona y amigo, quien fué uno de los primeros en alentarme a incursionar en éste medio como animador y publicista).

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