jueves, 19 de febrero de 2009

Bahienses que alcanzaron a trabajar en Hollywood, esa meta tan soñada.

Recuerdo que tenía unos veinte años, cuando un músico y un periodista a los que conocí en Bahía, un buen día partieron y no volví a verlos más. Habían desaparecido, como por arte de magia de los lugares que solían frecuentar y desde ese momento comenzaron a circular los primeros rumores; "estan en los Estados Unidos, hasta allá volaron para probar suerte, parece que les vá muy bién". Era la década de los años sesenta y por lo que yo sabía, pocos o casi escasos, eran los artistas argentinos que lograron trascender en Hollywood. Quizás el argentino más destacado era Lalo Schifrin, después, recuerdo a Fernando Lamas y Carlos Thompson, dos actores de la época de oro del cine nacional que tuvieron la fortuna de ser convocados para trabajar y habitar casi hasta el fin de sus días en la codiciada Hollywood, la meca del cine y la fama. Lamas y Thompson, simbolizaban a los "Latin Lovers" de los dorados años cincuenta y ambos formalizaron distintos matrimonios con populares actrices norteamericanas de entonces. En Bahía, conocí a un jóven pianista llamado Marianito Moreno, un muchacho que tenía todos los atributos físicos como para ser un galán de cine. En las reuniones bailables de los sábados que se llevaban a cabo en los salones del Club Argentino, Sociedad Sportiva, Olimpo, La Central u otros, la presencia de Marianito, despertaba el inmediato interés de las chicas más bonitas que concurrían a esas fiestas juveniles y la forma ideal de acceder a una bella muchacha, era estándo cerca de Marianito o Eduardo de Los Ríos, su inseparable amigo que también contaba con la presencia de un galán fuera de serie. El método jamás fallaba porque ellos se llevaban las mejores chicas y yo también "pescaba" por el simple hecho de quedarse con lo que ellos descartaban. Marianito hizo varias presentaciones en la ciudad, también se lo escuchaba y veía en medios radiales y televisivos, pero eso no alcanzaba, porque aún hoy, la ciudad sigue teniendo grandes limitaciones para aquellos que buscan desarrollarse en ámbitos más amplios que les permitan vivir dignamente de su profesión de artistas. Y un buen día, Marianito no dudó y voló al gran páis del norte en busca de un futuro más prometedor. Las pocas noticias que iban llegando, hablaban de Marianito creciendo como músico, presentándose en Las Vegas y otros escenarios de trascendencia que lo tenían como protagonista o figurando en marquesinas destacadas. Al poco tiempo de estar en USA, regresó a su ciudad natal para hacer una presentación en el Teatro Municipal y en esas funciones que tuvieron un lleno total, los habitantes de Bahía, aplaudían de pié a un pianista que acompañado por la Orquesta Estable, lograba un lucimiento inolvidable, brillante y merecido. Tiempo después, nos llegaban ejemplares de los discos Longplay (larga duración) donde el artista bahiense había grabado con la máxima tecnología temas instrumentales y también cantado algunos temas propios en productoras de Estados Unidos. El tiempo siguió su paso inexorable, la figura de Marianito se fué diluyendo y escasas eran las noticias sobre él. Otro bahiense muy allegado al pianista que partió a edad temprana, fué Enrique Gratas, un periodista talentoso y de muy buena imágen para televisión que trabajó en medios televisivos de la ciudad y también en LU2 Radio Bahía Blanca. Enrique era también uno de los propietarios de un local bailable llamado "Jávega", donde disfruté de momentos inolvidables junto a él y su socio. Recuerdo que yo promocionaba ese negocio en mis programas radiales. Enrique Gratas también partió hacia los Estados Unidos y de acuerdo a comentarios y testimonios de gente conocida que había vivido en Miami y California aseguraban que Gratas, era una figura popular en los noticieros de una importante cadena norteamericana.
También me enteré que Gratas le abrió la ruta a Norbert Degoas, cuando a poco de arribar a Los Angeles, ocupó con éxito en un canal televisivo de gran auiencia, un segmento donde todas las noches hacía en vivo un disparatado y contradictorio informe meteorológico que se impuso de inmediato en la preferencia del público televidente. Degoas, una vez más, había entrado por la puerta grande de Hollywood ciudad donde permaneció varios años.
Pero; ¿que sucede con la nostalgia o el desarraigo de aquellos que por distintas razones, tuvieron que vivir y trabajar durante gran parte de su vida en otros países?. A Degoas no le resultó difícil adaptarse a Mar del Plata, ciudad a la que recaló en la década del setenta para ocupar un espacio en horario central en la LU6 Emisora Atlántica. Pero "la Feliz" está dentro de Argentina y a solo unos 500 kilómetros de Bahía, distancia que Degoas recorría rápidamente dada su preferencia por los vehículos veloces y habilidad de conductor. Supongo que muy distinta sería la situación de Marianito y Gratas que tuvieron que abrirse camino en una tierra lejana, difícil y donde más allá del idioma, todo es diferente, las costumbres, las reglas de vida, etc. No tengo mucha información sobre como fueron los primeros años de Marianito y Gratas en Norteamérica, aunque como comunicador y desde el medio que tenía a mi alcance siempre apoyé a todos aquellos bahienses que trabajaban en el exterior y sentía mucho placer cuando les brindaba un espacio para que relaten sus vivencias cada vez que llegaban a la ciudad, ya sea para pasar las fiestas de fin de año con sus familias o simplemente para visitar su tierra natal. En 1994, a Marianito Moreno, lo encontré en Mar del Plata, ciudad en la que me encontraba viviendo desde 1988. El venía de California con la idea de quedarse e instalar un negocio de espectáculos destinado al público de gente mayor. Para llevar adelante este proyecto, compró una propiedad ubicada en una esquina en la Avenida Constitución, un lugar lo suficientemente amplio como para remodelarlo y cumplir su sueño del local propio. Después de mucho trabajo e inversión, Marianito finalmente inauguró "Baccardi". El sitio estaba montado con muy buen gusto y todo lo necesario como para que desde el escenario de importantes dimensiones que había constrúido, pudiera actuar cómodamente una orquesta compuesta por numerosos integrantes. Lamentáblemente en ese tiempo, el clima venía castigando duramente a Mar del Plata con temporales, tornados e inundaciones que causaron graves daños en viviendas y edificios de todo tipo, incluído "Baccardi" que había quedado prácticamente destruído en su totalidad. Cuando Marianito y su esposa me mostraron cómo había quedado el salón y la vivienda aledaña después de aquel desastre, no había palabras para consolar o alentar a un hombre que había llegado lleno de ilusiones a la ciudad más linda de Argentina, donde apostó una considerable cantidad de dinero, que seguramente era el fruto de muchos años de esfuerzo en la difícil profesión de artista.
A partir de aquel desafortunado siniestro, no supe más nada de Marianito de quien guardo muy buenos recuerdos y un sincero respeto por aquellos años compartidos en una Bahía donde la fuerza de la juventud, las ansias de crecer y destacarnos en las profesiones que habíamos elegido, de alguna manera nos hacía parecidos. Innegablemente estábamos en el mismo barco y en algún momento de la inocencia, juntos navegábamos felices en el luminoso mar de la ilusión, aunque por esos vientos del destino, nuestras vidas se separaron, guardo con mucho cariño los nombres de estos bahienses que alcanzaron a trabajar en Hollywood, esa meta tan soñada y privilegio de muy pocos.

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