lunes, 2 de febrero de 2009

2006; Delirios en la Radio, la historia de Sayenca, la Venezolana.

En toda mi historia como animador de radio, me ha tocado enfrentarme a diversas situaciones al momento de hablar telefónicamente con alguien a quién no conozco personalmente y en ese preciso instante no estoy viendo la cara y solo escucho su voz. Muchas de éstas experiencias, las he relatado en las primeras páginas de este blog, donde hablo de hechos reales protagonizados por gente de la audiencia que llama a la radio y donde en algunos ocasiones, estas conversaciones suelen ser sumamente divertidas y otras trágicas o delirantes. El caso de Sayenca, supera todo lo conocido y esto aconteció haciendo el programa en vivo "Palacios en el Aire". En uno de los envíos, Marcelo Montechiari me avisa en privado que hay en espera una comunicación. Era una mujer cuya voz se oía sensual, con acento venezolano y mucha frescura. Quién estaba saliendo al aire, se presentó con el nombre de Sayenca , nacida en Caracas y decía que se encontraba en Argentina, viviendo ahora en Bahía Blanca por cuestiones de negocios. La muchacha era cordial, hablaba con gran seguridad e iba describiéndome lugares de su país natal y también otros otros que conocía debido a su profesión como administradora de la importante empresa petrolera perteneciente a su padre, a quién ella simpáticamente llamaba "mi papi". A partir de entonces, las conversaciones con Sayenca se sucedían en cada programa, era un personaje muy particular que en cierta forma nos enriquecía por los ingredientes que la venezolana le sumaba a cada una de las extensas entrevistas, donde siempre destacaba que era una fiel escucha del programa y nunca se lo perdía, porque le alegraba la noche. Nuestra producción tenía los números de los dos teléfonos celulares de Sayenca , ambos con características o códigos locales y a modo de gentileza o para evitar que gaste en comunicaciones,comenzamos a llamarla nosotros y pasó a formar parte de la familia de personajes invisibles que de a poco, se iban integrando al envío. En una ocasión, la simpática y particular venezolana inició el diálogo con cierta tristeza, en esta oportunidad comenzó a despedirse de nosotros porque debía partir. Se la oía acongojada y lamentaba alejarse de Argentina, ya que por circunstancias laborales debía irse, esta vez a Irak. Esa parte del Medio Oriente estaba en guerra y era una zona extremadamente peligrosa, algo que parecía no atemorizar a la misteriosa y sugestiva Sayenca que se describía a sí misma como jóven, bonita y poseedora de un cuerpo deseable al que cuidaba en base a comidas sanas y la práctica cotidiana de mucha gimnasia como para mantenerse en forma. Durante un fin de semana, perdimos contacto con Sayenca , quien entre otras cosas, también aseguraba ser la hija de un multimillonario empresario petrolero y entre las tantas propiedades que la empresa de su "papi" tenía en diferentes partes del mundo, en Bahía, también contaban con un semipiso ubicado en calle Dorrego, ubicado frente al Teatro Municipal. Esta vez el llamado fué fuera de micrófono. Nos pidió encarecidamente no salir al aire y la voz quebrada de Sayenca se escuchaba atemorizada, débil y distante. En línea privada nos relató que se encontraba en el epicentro de la guerra y reponiéndose de un episodio que había sufrido a las pocas horas de llegar al sitio del conflicto bélico. Le preguntámos que nos relate lo sucedido y esto fué más o menos lo que nos dijo; "Yo me encontraba en un bunker con soldados norteamericanos, cuando se escucharon fuertes explosiones y disparos. Nos estaba atacándo un grupo de guerrilleros Talibanes que tratában de invadir el refugio, haciéndo fuego contra todos nosotros. Por suerte, un marine se puso delante mío, justo cuando a pocos metros cayó una granada, a punto de estallar, rápidamente, este soldado me tomó entre sus brazos arrojándome al otro lado de una pared. Eso me salvó, porque en el mismo momento en yo caigo en una especie de patio lindero, dentro del bunker se produce la terrible explosión. Me salvé de milagro, chico". Semanas después, la mayoría de las conversaciones con Sayenca parecían aventuras surgidas de las películas de Lara Croft, donde la venezolana se veía involucrada en las peores catástrofes. Entre ellas accidentes de tránsito de los cuales salía ilesa, aunque con algunos magullones. Creo que ella estaba plenamente convencida del rol de heroína rica que había asumido y relataba con total naturalidad, como si todo lo que contaba, hubiera ocurrido en verdad. Su frondosa imaginación nos situaba auditívamente en los más insólitos escenarios del planeta y tenía la habilidad de situarnos tanto en playas paradisíacas como en la Bagdad bombardeada o la guerrilla colombiana. Nos prometió que a todos los integrantes del programa nos llevaría en su avión privado a Venezuela, donde seríamos sus invitados especiales. Pienso que Sayenca es un personaje virtual y es muy posible que se sintió muy feliz narrándo sus fantasías en un espacio donde tuvo la oportunidad de contar con algunos minutos de fama. Yo comencé a sospechar de sus historias cuando inmutable, cuando con su teléfono celular podía llamarnos traquilamente desde grandes distancias, con una señal muy limpia y clara desde el Medio Oriente, China, el Amazonas. el Caribe o los lugares donde afirmaba que viajaba para controlar los poderosos negocios de familia relacionados con el petróleo. Quienes hacemos el programa, extrañamos a Sayenca , la venezolana que dió el puntapié inicial en lo que respetuosamente llamamos "Delirios de Radio", ya que sin ellos, todo sería demasiado plano, monótono, aburrido y realista. Por suerte la venezolana tuvo a a partir de su aparición a varias sucesoras; mujeres de toda edad que al igual que ella comenzaron a contarnos sus increíbles relatos de manera secuenciada, en formato de capítulos que en cada madrugaba transportan a la audiencia hacia un planeta de sueños locos pero inofensivos al fin que no dejan de ser atrapantes por sus contenidos tan poco comunes. Los integrantes del equipo siempre nos formulamos una pregunta; ¿Quién será en verdad Sayenca?, ¿Existiría? ¿Se trataría de una mujer fea o definitívamente no era una mujer, sino un travesti que no quiso dar nunca la cara?. Sea como sea, esta venezolana virtual despertó las fantasías de muchos señores oyentes que deseaban fervientemente conocerla en persona o al menos tener agendado su teléfono.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sayenka la venezolana que tiene un millón de historias, la conocí por chat como la mayoría de la gente y decidí tomar prestado por un tiempo sus cuentas , si te fijas en el perfil de facebook :http://www.facebook.com/profile.php?id=100000220969324 deje algunas pruebas que es falsa la historia de ella, si necesitas mas pruebas puedes llamarla a este celu 54 0929 155711547 y veras que el verdadero nombre de ella es Patricia "Pochi " Aranda, es una señora mayor que vive en Bahía Blanca