jueves, 6 de agosto de 2009
Historias de Radio; un conflictivo helicóptero que nunca existió.
En 1985, junto a Sandro Romay, estábamos realizando en LU3 Radio del Sur, un exitoso programa que se emitía en vivo, de lunes a viernes de 14 a 16 horas. Creo que en esa época irrepetible, ambos habíamos encontrado la misma frecuencia en la ruta del delirio radial. La audiencia que habíamos logrado obtuvimos en aquellos años era realmente grande. En cada entrega tanto de "Sabor a Vacaciones", emitido en verano como en "Viva la Gente", la cantidad de llamados que recibíamos por parte de los oyentes nos superaba ampliamente, obligándonos a trabajar a diario con dos operadores de teléfonos en simultáneo. Eran tiempos donde no existían las computadoras y Sergio "Piquito" de Cunto, nuestro genial técnico operador hacía verdaderas maravillas con los escasos medios que tenía a su alcance. En una oportunidad se me ocurre promocionar algo totalmente novedoso en materia de móviles y esto era nada más y nada menos que un helicóptero. Obviamente, todo era una mentira inocente que de alguna manera ayudaba a alimentar la imaginación de nuestros seguidores. El helicóptero supuestamente despegaba de la terraza de LU3 Radio del Sur con dos ocupantes a bordo, uno era el supuesto piloto y el otro, un periodista que tenía la misión de relatarnos hechos y reportajes fantásticos que se realizaban preferentemente en lugares alejados de Bahía. Ni bien comenzaba el programa, saludábamos a los virtuales ocupantes y le dábamos autorización de despegue y vuelo a la máquina que describíamos como un modelo Sea King y en medio del ruido de los rotores manteníamos un previo y breve contacto radial entre el estudio y los "tripulantes" quienes ya estában convenientemente ubicados en la cabina del aparato. Valiéndonos de rudimentarios elementos como latas o vasos, Sandro y yó simulábamos ser tanto el tripulante como el cronista y en esta introducción que resultaba bastante creíble, el periodista que volaría a cumplir con su misión de la tarde, anticipaba a quién entrevistaría, hacia donde se dirigía, etc. El sonido de motores lo había logrado yo mismo utilizando un sencillo grabador a cassette donde registré el ruido del lavarropas de nuestra casa. Este audio que duraba unos diez minutos era el "efecto especial", bastante convincente y necesario como para hacer creíble el diálogo entre nosotros, los conductores del programa, el piloto virtual, único responsable de tripular nuestro "móvil volador" y el "movilero". Los itinerarios del Sea King variaban cada tarde. Casi siempre buscándo alguna nota bizarra, entre ellas recuerdo una muy graciosa a la propietaria de una estancia ubicada a casi 100 kilómetros de la ciudad. Se trataba de una humilde señora que removiendo la tierra de su gallinero había encontrado un viejo cofre de madera que en su interior contenía una importante cantidad de monedas de oro. Este tesoro, aparentemente pertenecía a la época de los conquistadores y la mujer que había descubierto esa fortuna enterrada a casi dos metros de profundidad era ahora una feliz multimillonaria. Para estas transmisiones y notas inventadas, montábamos una puesta en escena casi perfecta, ya que los entrevistados eran algunos fieles oyentes del programa que desde su casa y por teléfono, oficiaban de actores. Mucha gente de la audiencia, pensaba que en verdad teníamos un helicóptero, aunque la gran mayoría seguramente sabía o percibía que era una nueva broma nuestra. Durante una semana, esta propuesta funcionó perféctamente y nos divertíamos mucho con esos disparatados libretos conteniendo las respuestas que les tocaba interpretar a los distintos actores participantes que se ofrecían espontáneamente para salir al aire. Todo iba bién, hasta que una tarde cuando el inexistente helicóptero estaba a minutos de partir, "Piquito" De Cunto, con cara de pánico me hace señas desesperadas desde detrás de los vidrios del control central. Rápidamente voy hacia él y me dice; "ché paren con ésta joda del helicóptero, un tipo recaliente que dice ser un alto oficial de la Base Aeronaval Comandante Espora, llamó por teléfono diciendo que quiere hablar con los directivos de la emisora y los responsables del programa porque ningún helicóptero puede volar sin autorización". Pensamos que era otra de las bromas de "Piquito", pero al rato, una de nuestras asistentes de producción nos dice que un Capitán de la Marina está en el teléfono. Evidentemente, habíamos ido demasiado lejos con el asunto del helicóptero ya que en la misma base, las cosas se confundieron y pasaron a mayores, porque allí creyeron que ese invento del Sea King era real. Con éste episodio, se evidenciaba una vez más el mágico poder que tiene la radio a la hora de despertar la imaginación de quienes están del otro lado del receptor. A partir de aquello decidimos retornar al móvil convencional que tenía la emisora.
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