domingo, 7 de diciembre de 2008

Historias juveniles en la radio: Cuando "Toby" convenció a Roberto para que conozca a una hermosa modelo.

"Toby" continuaba divirtiéndose a expensas de la incredulidad de sus compañeros de la radio. Su humor no decaía en ningún momento y su habilidad para tergiversar la realidad era increíble. En aquellos años juveniles a ninguno de nosotros nos importaba demasiado malgastar una noche de sexo con alguna mujer que, una vez superado el momento de pasión, se convertía en alguien difícil de continuar soportando y menos aún cuando la soprendía la luz natural del día poniendo al descubierto su fealdad desmaquillada o defectos físicos que la oscuridad del boliche se había encargado de camauflar. Esto nos sucedía con frecuencia, ya que en los años sesenta, Bahía, tenía una gran cantidad de locales bailables que permanecían abiertos todas las noches y a ellos asistíamos buscando una compañía ocasional con el solo fín de pasarlo bién por unas horas. En las transmisiones de trasnoche de la radio, además de los operadores técnicos y los locutores también se encontrában los periodistas de turno. La mayoría de los que en aquella época estábamos allí no superábamos los 25 años de edad. Nos sentíamos felices de estar trabajando en un medio de comunicación importante y vivíamos la vida al máximo de velocidad, sin hacer planes a futuro. Roberto era un buen relator y redactor de noticias. Soltero, alto y con muy buena presencia siempre estába impecáblemente vestido. El, al igual que el resto de los que allí convivíamos, permanentemente estaba atento a lo que podía llegar a "cazar" a través de los diversos contactos telefónicos de procedencia femenina que "Toby" manejaba con tanto conocimiento y habilidad. En una oportunidad, Roberto comenzó a entablar charlas bastante seguidas con una señorita llamada Verónica, que como la mayoría de las mujeres de toda edad que solían llamar a la emisora, también estaba dotada de una voz seductora y atrapante, algo que incentivaba muchísimo la fantasía a la hora de imaginar a quién estaba del otro lado de la línea.
"Toby", dijo conocer a Verónica y le aseguró a Roberto que había tenido oportunidad de verla un par de veces y que era una hermosa modelo que trabajaba para una conocida casa de modas de la ciudad. Ante este dato tan positivo, Roberto aceleró su relación virtual con Verónica y quedaron en concretar un encuentro para conocerse personalmente. Esto ocurrió en pleno verano bahiense donde el calor reinante era realmente insoportáble. Ya en ese mes de Enero, más de la mitad de los habitantes buscaba pasar sus vacaciones o fines de semana disfrutándo a pleno la frescura de la playa y el mar del balneario Monte Hermoso,que ya era por entonces un famoso, paradisíaco y natural lugar de veraneo distante a solo cien kilómetros de la agobiante urbe de cemento.
Roberto quedó gratamente sorprendido y feliz cuando Verónica lo invitó a pasar el día sábado en su casa de fin de semana ubicada en el barrio Patagonia y aprovechar juntos de los placeres de su piscina. Patagonia se encuentra a unos pocos minutos de Bahía, en esa época, este bello sector residencial estába comenzando a crecer y eran muy escasas las viviendas allí existentes. Roberto armó un bolso de mano, solo puso en él su malla, un par de medias, una toalla y partió raudamente en su Renault Gordini rumbo a la casa de Verónica, la modelo. Ni bién el periodista llegó al lugar indicado, vé que desde una pileta circular, dos chicas muy jóvenes y bonitas que se mostraban muy divertidas le gritában y hacían señas para que se acercara. Desde el agua, las chicas le insistían para que se desvista completamente y se zambulla junto a ellas, algo que el periodista no dudó en hacer. Tanto Verónica como su amiga tenían cuerpos realmente esculturales y rostros bellos, ambas carecían de ropa y sin inhibición alguna, chapoteaban, buceaban y jugaban alegremente con Roberto, quién no podía creer lo que le estába pasando. Imaginó la lujuria de un fin de semana junto a esas dos mujeres tan jóvenes y hermosas, también pensó que "Toby" no le había exagerado en lo más mínimo cuando le describió los atributos físicos de Verónica.
A eso de las dieciocho horas, los tres entraron a la casa con la intención de tomar café y comer unos sandwiches, Roberto pensaba a gran velocidad en cual sería la forma indicada de manejar la situación con las dos chicas que estában frente a él y ahora solo tenían sus exhuberantes cuerpos apenas cubiertos con una toalla. Los pechos grandes y desafiantes de Verónica comenzaron a excitarlo, sintió que era el momento de actuar e ir directamente al grano, fué entonces que se levantó, desnudo como estaba y dijo; "Chicas, no aguanto más, vayámos a la camita y pasémoslo bien, ¿sí?". Al oír ésto, Verónica pareció transformarse, en un segundo dejó de sonreir y hacer bromas. Tanto ella como su amiga se pusieron de pié y bastante enojada Verónica le espetó; "Pero...¿Sos estúpido o qué, no te diste cuenta que nosotras dos somos pareja?". "Sí, afirmó la otra jóven, Vero es mi novia y no nos gustan los hombres".
El apabullado Roberto quería que la tierra se abra a sus piés y desaparecer de allí lo más rápido posible. Se sintió un verdadero pelotudo ya que había ido hasta el lugar, solo para calentarse en vano mirando a dos lesbianas en pelotas y al parecer totalmente enamoradas entre ellas.
Tenía mucha bronca, aquello le parecía una pesadilla, malhumorado se despidió de las mujeres, puso en marcha su Gordini dando marcha atrás con dirección a un camino de tierra muy cercano a la casa, y tanta era la furia que sentía que no atinó a mirar por el espejo retrovisor, ya que por ese sendero avanzaba una camioneta. El auto de color celeste que tanto cuidaba y quería impactó violentamente contra el otro vehículo. Roberto estuvo a punto de enloquecer cuando vió cómo había quedado destruída la parte trasera del Gordini y la cosa empeoró en el momento en que fuera de sí comenzó a gritarle al conductor de la camioneta, quién había detenido la marcha e inmutable permanecía dentro de ella.
Roberto seguía profiriendo insultos y reclamándo que el hombre le reconociera los daños, hasta que fastidiado, el dueño de la camioneta, una persona fornida, se bajó, caminó hacia él y sin decir palabra le aplicó un fuerte puñetazo en la cara.
El pómulo izquierdo de Roberto estuvo hinchado por varios días y tal como había sucedido oportunamente con Mario, tanto él como el bromista de "Toby" no se dirigieron la palabra durante mucho tiempo.

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