lunes, 5 de octubre de 2009

27 de Agosto de 2009, Virginia, nuestra única hija se casa por Civil.

A medida que vamos creciendo, la vida se convierte en un río rápido, inmanejable, impredecible y en algunas oportunidades solemos repetir la remanida frase; "como pasa el tiempo". Un buen día, atrás quedaron aquellos años de la pequeña Virginia que a temprana edad se vislumbraba como una niña inteligente y con virtudes artísticas que ponía de manifiesto en sus dibujos, relatos de su inspiración o en la actuación. Ella estuvo conmigo en todas mis incursiones en los medios, fué telefonista, productora y animadora de programas de radio y televisión, aunque los medios de comunicación recién la atraparon profesionalmente cuando comenzó a intervenir en la emisora LU2 Radio Bahía Blanca AM 840 en el programa diario "Bienvenidos", hace de ésto nueve años. En el 2005 iniciamos la conducción conjunta de "Palacios en el Aire", que se emite en vivo y con una duración de cinco horas, durante la madrugada del domingo a través de la misma emisora. En éste programa, ambos encontramos una identidad que los oyentes valoran mucho, ya que ella cumple un rol simpático pero serio a la vez y yó hago todo lo contrario, siempre con la premisa de no faltarle el respeto a la audiencia. En otras páginas de éste Blog, relato la causa de mi regreso a Bahía, después de estar ausente muchos años de ésta ciudad. Y la razón principal era el extrañar a Virginia. Cuando volví hace cuatro años, ya estábamos editando la revista "Signos y Marcas" para Supermercados Burgos y que actualmente vá por el número 57, sin lugar a dudas, un logro muy importante. El amor para Virginia llegó por fín. Se había hecho esperar hasta que hace seis años conoció a Gastón Fidalgo, el hombre a quién ella aceptó como marido. Hacía mucho tiempo que ambos estaban conviviendo, posiblemente una decisión saludable que ayuda a conocerse mejor y nó cometer errores de una u otra parte. Virginia creció libre, sin presiones de ninguna especie y esa libertad la alentamos tanto Elvira como yó, apoyándola en todo lo que hiciera falta. Con una personalidad muy particular, siempre supo vivir a su manera. A su manera fué su joven existencia y ese es uno de sus mayores logros, porque hace lo que le gusta y es una mujer que sabe disfrutar de las pequeñas grandes cosas que cosntantemente surgen en su camino. El 27 de Agosto de 2009, en plena huelga de los empleados de ATE (Asociación Trabajadores del Estado), Virginia y Gastón concurrieron al Registro Civil, y con una jueza demasiado apurada, quizás debido al conflicto que manetenía su gremio, obtuvieron sus respectivas libretas y se convirtieron en flamantes marido y mujer. La sala estaba colmada de amigos y familiares de ambos, también habían asistido compañeros de radio de Virginia que hasta le hicieron una nota en vivo minutos antes de casarse. Creo que la situación me superó, ya que llegué a pensar que era el espectador de una película de amor donde por momentos las escenas se veían en cámara lenta. En esa pantalla imaginaria estaba Virginia, hermosa, radiante, feliz, con su sonrisa franca y contagiosa, pero más allá de todo; enamorada. Siempre soñé con verla así, como en ese día en que ella cerraba una etapa y abría una nueva puerta llena de ilusiones y esperanzas. Cuando salimos a la calle para las fotos, había mucho sol en esa cálida mañana luminosa. Mientras Virginia y Gastón posaban dirigidos hábilmente por Héctor Lagonegro, miré hacia el cielo buscando los amados espíritus de mi abuelos Lucy y Próspero, mi suegra, María Peña, mi viejo Víctor, Carlitos Rabanetti mi cuñado que también nos miraba desde lo más alto, abrazado a Sergio y "la Petisa", Lalo Makrillans, Leonardo "Chichín" Bérgamo con "Pinky" y "Sinclair" correteando ágiles y alegres a su alrededor. Ellos estaban allí en ese balcón de nubes del tan soñado Paraíso. Cuantas ausencias físicas y cuantas almas queridas sentí cerca de nuestros corazones en ese día tan brillante. Elvira estaba emocionada y dejó brotar libremente todo lo que dictaba su corazón. Cuantas sensaciones, recuerdos de momentos malos y felices, anécdotas, errores, aciertos y un sinfín de vivencias pasadas me fueron asaltando en tropel hasta llegar a inmovilizarme totalmente durante la mayor parte de ese inolvidable 27 de Agosto, donde una vez más llegué a la conclusión que había sido un imperfecto buen padre que siempre tuvo la posibilidad de ponerle el hombro a su única hija. Agradezco a Dios el haber sido tan generoso para con nosotros y Virginia es una señora que afortunadamente mantiene intacto su espíritu de niña.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Algunas historias reales compartidas con Héctor Lagonegro, un querido personaje y gran fotógrafo bahiense.

A Héctor lo conozco de casi toda la vida, siempre sobresalía por su aspecto de galán joven. Hasta hoy, sigue usando la mejor ropa y cuida hasta el mínimo detalle de su aspecto para mantener vigente su estilo tan particular. seductor innato,con una mezcla de niño tierno, ingenuo y desamparado desde hace años tiene la virtud de atraer a bellas e interesantes mujeres que son atrapadas por su carisma y espíritu protector. Tengo innúmerables historias vividas junto a Lagonegro, la mayoría de ellas divertidas, ya que su sentido del humor es otra de sus virtudes. La fotografía comenzó a interesarle cuando era apenas un veinteañero y esa profesión le quedaba bién, ya que además de rendirle frutos económicos, permitía su acceso rápido a un sector de la sociedad donde era muy bien recibido, principalmente por las chicas que requerían sus servicios a la hora de registrar imágenes de fiestas de cumpleaños. Héctor trabajó algún tiempo como fotógrafo del diario La Nueva Provincia y más tarde se independizó dedicándose a eventos de todo tipo. Por aquellos tiempos para un muchacho de clase media, era muy difícil poseer un automóvil propio y un vehículo de cuatro ruedas era fundamental a la hora de una conquista femenina. Héctor, con apenas veinte años ya tenía el suyo; un Mércuri 41. Con mucho esfuerzo había logrado cumplir el sueño del "pibe".
El auto era grande, fuerte, de color negro y los que hacíamos "infantería", envidiábamos sanamente el carruaje de Héctor el "conquistador" a quién siempre veíamos rodeado de chicas atractivas. Recuerdo que yo tenía una noviecita, la primera de mi adolescencia, ella vivía en la calle Corrientes y en algunas ocasiones cuando salía de su casa, solía perder el último colectivo de la noche y no me quedaba otra alternativa que la de irme caminando hacia mi hogar. No eran muchas cuadras las que debía recorrer, pero cuando me tocó hacer el servicio militar obligatorio, en ocasiones iba a ver a esa chica con mi uniforme de soldado, calzando unos pesados borceguíes de cuero y Héctor que vivía a pocos metros de la casa de aquella novia, al verme pasar, infaltáblemente, y con una sonrisa irónica, señalándo mis botas me preguntaba; "¿Pesan nó?".
Esas imágenes quedaron grabadas en mí y cada vez que lo veo me acuerdo de aquello y tocamos el viejo tema de los borceguíes. El Mércuri 41 era una especie de hotel alojamiento móvil, su interior era lo suficientemente amplio como para llevar hasta seis personas cómodamente sentadas, aunque en algunas oportunidades podíamos entrar ocho. Cuando llegaban los esperados fines de semana, Héctor, que ya había reunido a varias de sus fieles seguidoras, nos convocaba para salir a bailar y divertirnos en alguno de los boliches que en esa época funcionaban en el barrio Palihue. Cuando estábamos en la penumbra del lugar y en medio de la música lenta y nos habíamos puesto de acuerdo con nuestra ocasional acompañante, en un momento dado, sin necesidad de intercambiar palabra alguna, solo bastaba una seña para que cada uno de nosotros, en respetuoso turno, nos dirigiéramos hacia el Mércuri 41 con nuestra respectiva pareja. En invierno, ese dormitorio rodante se tornaba insoportable y para superar las bajas temperaturas, el previsor Héctor con el fín de atenuar el frío y hacer más confortables los encuentros íntimos, nos dejaba algunas frazadas al alcance de la mano. Ya teníamos 23 años cuando un importante artista plástico me pregunta si conocía algún fotógrafo de nivel para hacer una sesión de desnudos a una chica que él utilizaba como modelo para sus pinturas. Sin dudar lo convoqué a Héctor y una noche nos reunimos los cuatro en un una paupérrima habitación que yo utilizaba como estudio. En realidad, tanto Héctor como yó, estábamos allí movidos por la curiosidad y la motivación que significaba conocer a una modelo tan aúdaz y llevar a cabo fotos que en esa época eran consideradas pornográficas. El pintor y la modelo concurrieron puntualmente, a poco de llegar, la chica comenzó a quitarse toda su ropa y sin pudor alguno, con absoluta naturalidad, mostró su cuerpo escultural y se paró sobre un sillón cama dispuesta a posar para las fotos. Héctor no había llevado ni un mísero flash o una lámpara, entonces decidió utilizar un rollo fotográfico de alta sensibilidad y tomó casi 70 imágenes de esa mujer valiéndose de una simple lamparita que colgaba del techo como único elemento de iluminación. La modelo era muy jóven, se manejaba como una verdadera profesional y atendía seriamente cada una de las indicaciones que le daban el pintor y Héctor. La escena era sumamente extraña, ya que en ese reducido cuarto, todo se desarrollaba como si estuviéramos trabajando en un estudio fotográfico importante. En un momento dado, la chica que parecía estar ajena a todo y daba el aspecto de una estatua casi perfecta nos despertaba sensaciones de alto voltaje, tanto Héctor como yó, pensábamos que seguramente al finalizar, el artista nos invitaría a tener sexo y disfrutar de esa escultura viviente. Finalmente, nada de ésto sucedió y abandonamos los pensamientos mórbidos resignándonos a asumir que tanto ella como el pintor estaban en otra frecuencia muy diferente a la nuestra. Las fotos que tomó Héctor esa noche salieron más que perfectas, creo que superaron todas las expectativas tanto por su calidad de imágen como lo logrado con la luz de una simple lamparita. Héctor seguía con su trabajo en el diario y con frecuencia casi todas las noches nos reuníamos en el "Gran Grill", un famoso y clásico restaurante que estaba ubicado frente a la Plaza Rivadavia, en pleno centro de la ciudad, lugar donde junto a Norbert Degoas, "Pepe" Masagué, "Bocha" Gasparini, Hugo Pipo y otros queridos personajes del periodismo y la radio solíamos quedarnos hasta casi el amanecer. La trasnochada bohemia bahiense era atrapante, casi un vicio para quienes comenzábamos a compartir la mesa de gente destacada y con anécdotas poco comunes. Héctor se casó muy jóven con Estella Maris, una bailarina hermosa del Ballet del Sur. Esa unión duró un breve tiempo, posteriormente él dejó su empleo en la Nueva Provincia y comenzó a trabajar en forma independiente, volví a encontrarme con Héctor en 1982, cuando yo estaba haciendo un programa en tira diaria por LU3 Radio del Sur y simultáneamente produciendo "Cripy" bailables en el Club Olimpo. Me comentó que había puesto una heladería muy bien montada con una franquicia de la popular marca de helados Vito, un exitoso producto nacido en Bahía Blanca. El negocio estaba ubicado en Calle Alsina y Héctor, que había apostado al mismo con una considerable inversión, necesitaba publicidad. Estábamos en verano y el medio ideal era la radio. Para darle una extensión de posibilidades de venta a su heladería, le propuse instalar una heladera comercial en "Cripy", ya que en ese enorme salón, a cada reunión bailable de los Sábados asistían más de 1500 jóvenes de ambos sexos y era una excelente oportunidad para que Héctor se asegure una buena venta de helados. Mi idea le interesó y a la semana siguiente armó un stand con los productos Vito en un sector de "Cripy". Para que se haga cargo de la venta de helados, trajo a una chica muy bonita y sexy con un físico fuera de serie, una elección propia de Héctor. Un Sábado a la noche, hacía mucho calor en la ciudad y ni hablar dentro del ámbito del bailable, donde la alta temperatura se tornaba insoportable. Había muchos chicos bailando y los equipos de renovación de aire no daban abasto al igual que el masivo consumo de bebidas gaseosas. Desde el lugar en el piso superior donde yo animaba los bailes con un micrófono conectado a las consolas de los disc jockeys veía que en el lugar donde funcionaba el expendio de helados, se había formado una fila de chicas y muchachos interesados en consumir, pero no había nadie que los atendiera. La chica o empleada eventual de Héctor, curiosamente no estaba en su puesto de trabajo y se me ocurrió convocarlo a través de los muchos baffles diseminados por todo el recinto, pero ni Héctor ni la joven aparecían. Una idea me asaltó o quizás un presentimiento, bajé rápidamente de la planta alta y fuí directamente a buscarlo en la zona donde funciona la pileta del club y tal como suponía, allí estaban Héctor y la chica en una acción de pasión desenfrenada. Creo que esa noche, afortunadamente los helados que quedaron en el refrigerador no se derritieron y pudieron sobrevivir a las llamas provocadas por Héctor y la fogosa muchacha. A ese emprendimiento le siguieron otros poco afortunados que evidenciaban claramente que a Héctor le convenía continuar con lo que realmente sabe hacer y es su verdadero oficio; la fotografía. Cuando me fuí a vivir a Mar del Plata, dejé de verlo por muchos años, aunque en ocasiones aisladas cuando volvía a visitar a mi familia y amigos, me encontraba con él para tomar un café y ponerme al día sobre su vida, amores y trabajo. Felizmente centró toda su energía en fotografiar quinceañeras y allí sí pudo demostrar que era un profesional distinto a todo lo conocido, convirtiéndose en el número uno al momento de registrar imágenes de jovencitas que lo reclamaban con mucha anticipación. Actualmente, Héctor Lagonegro entre otras de sus tantas actividades, es el fotógrafo exclusivo de la revista "Signos y Marcas". Me divierte mucho salir a hacer notas con él, el tiempo ha pasado, nos unen muchas historias de épocas de oro y continúo sintiendo el mismo cariño por éste personaje bahiense a quién nada le resultó fácil en su vida y que en más de una oportunidad, supo enfrentar situaciones personales muy adversas con actitud y coraje poco comunes. Padre responsable y atento a las necesidades de sus ex parejas, Héctor mantiene intacta su esencia de incansable buscador de emociones nuevas. Juega al golf y en Agosto del 2009, hizo las fotos del casamiento por civil de nuestra hija Virginia.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Agosto de 2009, regresando a la República de Córdoba, 14 años después.

Después del rotundo éxito que había generado "Arme La Góndola", producción que en 1995 realicé en Córdoba Capital para supermercados Cordiez, siempre recordaba pasajes inolvidables de aquellos tiempos. Cada tanto vienen a mi memoria las imágenes y vivencias que tuve con las personas que conocí en ese año, tal como relato en una página de éste blog dedicada a aquel lejano evento en la "Docta". Hace apenas una semana decidí viajar a Córdoba, una vez instalado en pleno centro de la ciudad, lo primero que se me ocurrió fué ir hasta la calle Lima al 200 y tomar fotos del viejo y querido hotel "Cóndor" ,entrañable y cálido lugar donde me instalé desde mi primer día y desde el cual logré motorizar prácticamente solo, una importante campaña multimedia. Pero grande fué primero la sorpresa y luego el pesar cuando ví que en el mismo sitio donde estaba el edificio del hotel y también una empresa de fotocromía, se levantaba ahora una amplia playa de estacionamiento. Recorrí las peatonales y me detuve en cuanto café con mesas al aire libre iba apareciendo en el camino. Córdoba mantiene intacta su energía, el humor de sus habitantes y esa onda tan cordial que no se encuentra fácilmente en las grandes capitales argentinas. Durante mi estadía también tuve tiempo de hacer algunos kilómetros y encontrarme con lugares muy cercanos al paraíso que por sus paisajes parecen haber sido bendecidos por la mano de Dios y bien vale la pena conocer. También me encantó oír en la radio AM al legendario Mario Pereira, a quien no conozco personalmente, pero que junto a su equipo le pone la garra y estilo a la movida mañana de su programa. Una mañana, estándo en la habitación del hotel, ví parte del programa del "Lagarto", otro conocido animador local que lleva adelante un atractivo contenido matutino que se emite hasta el mediodía por Canal 10. Y como si fuera poco, hasta "Piñón Fijo" tiene un espacio exitoso en TV y al igual que la "Mona Jiménez" sigue siendo un profeta en su tierra. Felizmente, Córdoba Capital sigue siendo una verdadera república aparte.

martes, 25 de agosto de 2009

Agosto 2009, desde Palacios en el Aire, comienza por LU2 AM, la nueva miniserie titulada "Petarda Cálvari".

Durante nueve meses, habíamos disfrutado de "La Leyenda de la Llorona" , miniserie radial actuada en vivo por diferentes oyentes que espontáneamente y a través de líneas telefónicas en simultáneo, oficiaban como actores de una novela disparatada que se había extendido más tiempo de lo pensado. Casi tres años habían transcurrido de aquella experiencia y hace poco, creímos que había llegado el momento de intentar con otra propuesta instrumentada de la misma manera que la anterior, solo que en ésta nueva entrega lo realizaremos a través de internet. Los protagonistas de los distintos roles, recibirán los libretos con anticipación y tendrán tiempo suficiente como para estudiar sus intervenciones y al momento de salir al aire, podrán hacerlo cómodamente a través del teléfono y desde sus hogares. El título de la propuesta es "Petarda Cálvari" y en el capítulo de presentación que se llevó a cabo el pasado domingo 27 de Agosto, nuestros oyentes recibieron con mucho agrado la primera emisión de "Petarda", donde como era de esperar hubo errores involuntarios, de interpretación, mucha improvisación y risas que no podían contenerse. Creo que ésto contagió al público que nos sigue desde hace casi cinco años. A modo de adelanto, a continuación, publíco el libreto número uno de ésta bizarra miniserie.

Capitulo 1
Petarda Cálvari


Relator: Estamos en 1945, la segunda guerra mundial ha finalizado y a su término, en distintos países de Europa, el saldo es destrucción, pérdidas irreparables de vidas humanas, desolación, dolor y miseria. Cientos de miles de sobrevivientes del Apocalipsis, acosados por el hambre, el miedo y la desesperanza buscaron nuevos horizontes, entre ellos la ansiada América, donde Argentina se mostraba como la tierra prometida y promisoria.
Cortina-------------------------------------------------------------------------

Relator; Un viejo barco de pasajeros ha partido desde Italia. Cientos de familias desesperadas yacen a bordo. Están hacinados en la tercera clase, donde se acomodan como pueden entre las cientos de literas de madera dispuestas en el reducido y claustrofóbico espacio del navío. Ríspida Severina Cálvari es un mujer de fuerte contextura física y carácter dominante, oriunda de Potenza, que ha vendido todo lo que tenía, incluída su humilde vivienda ubicada en la campiña, junto a sus cerdos, ovejas y algo de dinero que había ahorrado para escapar de la vencida y hambreada Italia Fascista de Musollini. Junto a Doña Ríspida viajan sus tres hijas, ellas son las hermanas Pérfida y Jorobina, dos jóvenes altas, delgadas y bonitas. Pérfida tiene cabellos largos, lacios y oscuros, mientras que Jorobina, además de bella es rubia. La menor, se llama Petarda, Petarda Cálvari. Una chica poco agraciada, tímida y de personalidad débil, y a quién su madre, Doña Ríspida somete con facilidad.
Doña Ríspida: (enojada) porca Miseria, cómo se move este barquette miserábilo. Me mareo con tanto vaiveno, maledeta la hora que decidí ir a la américa. Ahhhh, me discompongo de novo, mi ha hecho male lo poroto Petarda, Petarda, traéme la chata presto. Presto, inútila.
Suspenso------------------------------------------------------------------------

Petarda: Ya se la llevo mamina, soporte, soporte, ya voy. Ya voy.
Doña Ríspida: Ahhhhhhh…gracia Dío. ya estoy más aliviata.
Relator: El trayecto será largo y tedioso, la marcha del vetusto barco es lenta, y la única alegría que tienen los pasajeros es subir durante unas pocas horas de luz diurna a la cubierta, donde pueden respirar aire marítimo, tomar sol, los mayores jugar a las cartas o hacer algunos partidos de voley y tejo, mientras que los chicos se entretienen saltando la cuerda contando historias o buscándo alguna persona que sepa algo sobre la vida y las costumbres de Argentina.
Cortina-------------------------------------------------------------------------

Relator; Doña Ríspida se ha sentado en un banco de madera, está fastidiada, ha terminado de tomar la austera merienda de a bordo, consistente en cascarilla, la cáscara del cacao y ha comido un trozo de pan. Ahora mira a sus hijas Pérfida y Jorobina que están apoyadas en la barandilla, mirando el mar. Las dos chicas se han puesto sus únicos vestido ya que para ellas estar en la cubierta es un verdadero festejo. Tanto Jorobina como Pérfida se saben bellas y de tanto en tanto, suelen mirar a los muchachos que recorren animádamente ese sector del navío.
Jorobina:, Pérfida, ¿viste a ese chico de la gorra azul?
Pérfida; Huy, mirá que churro, es muy bien parecido, ¿cómo se llamará?
Jorobina: No perdamos tiempo hermanita. Hagámonos las tontas y acerquémonos a ese budínazo.
Pérfida: Hay que ver si nos dá corte. A lo mejor es un engrupido….
Jorobina: …Probar no cuesta nada Pérfida. Vamos, pero que mamá no se dé cuenta que caminamos hacia un hombre.
Doña Ríspida: (grita) Petarda, Petarda, veni quí pichonne di maledetta, veni presto.
Petarda: Aquí estoy Mamiña, ¿en que puedo servirla?.
Doña Ríspida: Teno famme, Petarda, andá a la cucchina a ver si queda más chocolata caliente y alguno pedazo di panne fresco, blanditto.
Petarda: Sí maminna, voy a ver si quedó chocolate, pero mientras voy, si quiere le doy mi pan para que vaya comiendo algo.
Doña Ríspida: Dame , dame ese mendrugo, y corré a buscar más pane y chocolatta. Y será mejor que lo consigas, porque si nó te voy a reventare a patadas. Inútila.

Relator: La escena se repite una y otra vez. Doña Ríspida está acostumbrada a quitarle el pan de la boca a la pobre Petarda, quien con su natural ingenuidad lleva días dándole su ración de pan y guiso a su madre. Petarda está pálida, a medida que pasan los días, se la nota desnutrida, débil, ojerosa. Mientras la muchacha avanza hacia la cocina del barco, doña Ríspida la sigue celosamente con su mirada de águila. En tanto…Pérfida y Jorobina, se han acercado hacia un sector de proa donde conversan dos jóvenes apuestos.
Oreste: Mirá Giuseppe, parece que dos sirenas nos vienen a visitar….
Jorobina: Bon giorno, nosotras somos Pérfida y Jorobina, somos fratellas.
Oreste: Así que hermanitas, eh? Que bueno, Yo me quiamo Oreste y él es mi caro amichi Giovanni, somos del mismo pueblo y estábamos buscando compañeras para el concurso de Tarantellas que el capitano del barco ha programatto para el Sábato. ¿Ustedes bailan tarantella?.
Pérfida: Por supuesto Oreste, nosotras fuimos reinas de la Tarantella en nuestro pueblo. Nos encantará formar pareja con ustedes y participar en el concurso. ¿es la primera vez que viajan a la Argentina?
Oreste: Sí, primera vez. Nos ha mandado a llamar un amichi de nuestra familia que es dotore. Se quiama Justo Justicia y necesita mano de obra en las minas de carbón que tiene en Río Turbio, el es un hombre rico y hace mucho que vive en la Argentina.
Cortina------------------------------------------------------------------------

Relator: A todo esto, Petarda se ha asomado en la cocina del barco. No vé a nadie en el lugar, solo observa varias ollas de gran tamaño de las que emana un rico olor a chocolate. Petarda tiene hambre, la debilidad la supera, no puede resistir la tentación, avanza hacia una de las ollas humeantes, pero tropieza y cae sobre el gran recipiente, al tiempo que todo su contenido se derrama sobre el piso.
Ruidos--------------------------------------------------------------------------

Relator: La torpe y desdichada Petarda cae al suelo, por fortuna la cascarilla caliente no alcanzó a manchar su único y descosido vestido. Está temblando, está dolorida y vé como el exquisito chocolate se evade por las rejillas de desagote de la cocina. Petarda llora, sabe que su madre la castigará una vez más.
Y en ese momento, un hombre alto, pelo y barba rubia, vestido con impecable uniforme azul entra repentinamente al lugar. Es nada más y nada menos que el mismo capitán del navío, quién sin dudar ayuda a Petarda a levantarse.

Capitán: Tranquilícese signorina, io soy il capitano dil barco, me quiamo Benito Aquaforte, por suerte no se ha quemado. ¿se lastimó, se siente bién?
Relator: Petarda está mareada, ver a ese hombre de gorra y uniforme que la mira con sus intensos ojos azules le parece un sueño.
Petarda: Molte gracie signore capitano, perdóneme , fue sin querer, no quise causar daños, solo quería llevarle una taza de chocolatta y un pedazo de pan a la mía mamma (llora). Perdóneme signore Capitano Aquaforte.

Relator: El capitán Benito Aquaforte, es un marino rudo, lleva años navegando y desafiando los peores temporales, pero el rostro y las lágrimas de Petarda lo han conmovido sobremanera. Suavemente, la toma de los hombros y trata de calmar a la fea italianita que no deja de temblar y llorar.

Capitán: No llores piccola muchacha, má ¿cómo te quiamas? Cual es tu nombre?.
Petarda: Io me quiamo Petarda, Petarda Cálvari, signore Capitano.
Capitán: Bueno, cara Petarda, ya mismo le diré al ayudante de cochina, que te traiga una jarra grande chocolatta caliente y una bandeja de bollitos, ¿te piache Petarda?.
Petarda: ¿ Me vá a regalare una jarra de chocolata y bollitos, todo para mía mamma? Gracie signore capitano, que Dío lo bendiga.
Cortina-------------------------------------------------------------------------

Relator: Rápidamente y a una órden del capitán Aquafortte, un ayudante traé una jarra con dos litros de chocolate caliente y una bandeja de exquisitos bollitos frescos. Petarda que no puede salir de su asombro pide permiso al oficial para comer una de las masas, marino asiente con un gesto leve y Petarda desesperada come uno, dos, tres y hasta cuadro bollitos. El capitán le pide calma y le alcanza una taza de chocolate para que pueda digerir la masa.
Cortina-------------------------------------------------------------------------

Relator: Mientras esto está sucediendo en la cocina del barco, doña Ríspida se ha puesto nerviosa e impaciente. A su alrededor el resto de los pasajeros sigue disfrutando del tibio sol que invade la cubierta, la maligna mujer busca desesperada a Jorobina y Ríspida sus dos hijas preferidas. No las vé, esto la exaspera, pero lo que más le preocupa es que Petarda no llegue con lo que le pidió.
Doña Ríspida: Esa Petarda es una inútila, la voy a reventare. Maledetta la hora en que tuve como hija a semejante CHANGALONA. La voy a reventare.
¿Pero que veo, es Petarda que viene con un mozo y el capitano dil barco. Y traen chocolatta y bollitos. MILAGRO, ESA INUTILA SE HA DISPERTATTO.
Relator: Doña Ríspida, la malvada, la insaciable sonríe feliz no puede creer que Petarda haya logrado traer una merienda rica y abundante para saciar su gula. ¿Qué pasará en el próximo capítulo?.

viernes, 21 de agosto de 2009

El "Fantasma" que durante años apareció en los pisos superiores del edificio de LU3 Radio del Sur.

La histórica casona donde aún funciona la legendaria LU3 Radio del Sur, además de ser un patrimonio ciudadano porque allí nació el escritor Eduardo Mallea, alguna vez y durante varios años tuvo su propio "fantasma". Varios empleados de la época de oro de la querida emisora, entre ellos algunos destacados periodistas, siempre contaban la historia del misterioso caballero que todas las mañanas cerca del amanecer, impecablemente vestido ingresaba al edificio por la puerta principal de calle Lamadrid, saludaba cortesmente a quien iba encontrándo a su paso y subía con absoluta naturalidad la amplia escalera de madera que conducía a la parte superior de la radio, allí, en el tercer piso funcionaba el departamento de noticias, un ámbito que tuvo como protagonistas a grandes de la información como Estéban Dobal, Eduardo Cenci, Carlos Almirón, Segundo Fernández, Alberto Mc Dougall, Stamatti y otros que pusieron su voz y estilo propio e inconfundible a las noticias cotidianas.
El "fantasma" ingresaba naturalmente, su recorrido era siempre el mismo, casi una rutina que se repetía a diario y ninguno de los que lo veían desplazarse por el interior de la radio se preocupó por saber quién era o que hacía allí en los primeros minutos de la mañana ese señor educado y bien vestido que se esfumaba extrañamente a pocos segundos de ingresar. Años después, alguien se preocupó al fín en observar al "fantasma". Fué entonces que movido por la curiosidad, un empleado de la emisora siguió los pasos del elegante hombre de traje y corbata. Oculto en algún sector de los pisos superiores, el inquieto observador lo vió pasar junto a la vieja máquina teletipo, abrir la ventana que daba a la terraza, pasar a través de ella, y una vez en la azotea caminar hacia una ventana de un edificio de departamentos ubicado aún en Lamadrid y Alsina donde se introducía sigilosamente. Con estos datos precisos, el testigo de la inusual maniobra, junto a otros compañeros de trabajo, esperaron al día siguiente y cuando "el fantasma" entró a la emisora, lo saludaron y sin rodeos le preguntaron el porqué de su insólita actitud. El hombre, que durante muchas madrugadas repetía el mismo trayecto, les confesó que le gustaba salir de noche y aprovechándo que su esposa tomaba una pastilla para dormir, simulaba acostarse en un cuarto contiguo, luego se vestía y se iba a disfrutar de las atractivas ofertas que en los años setenta brindaba la movida noche bahiense, entre ellas los cabarets. Para no hacer ruido ni ser descubierto por su mujer, dejaba abierta la ventana de su cuarto y en ella ingresaba tranquilamente por la terraza de la radio. La revelación del intrépido "fantasma" causó gracia a quienes escucharon el relato, al punto que durante algún tiempo más, se convirtieron en cómplices de aquel "señor de la noche" que de alguna manera se convirtió en parte de la historia de LU3 Radio del Sur.

jueves, 6 de agosto de 2009

Historias de Radio; un conflictivo helicóptero que nunca existió.

En 1985, junto a Sandro Romay, estábamos realizando en LU3 Radio del Sur, un exitoso programa que se emitía en vivo, de lunes a viernes de 14 a 16 horas. Creo que en esa época irrepetible, ambos habíamos encontrado la misma frecuencia en la ruta del delirio radial. La audiencia que habíamos logrado obtuvimos en aquellos años era realmente grande. En cada entrega tanto de "Sabor a Vacaciones", emitido en verano como en "Viva la Gente", la cantidad de llamados que recibíamos por parte de los oyentes nos superaba ampliamente, obligándonos a trabajar a diario con dos operadores de teléfonos en simultáneo. Eran tiempos donde no existían las computadoras y Sergio "Piquito" de Cunto, nuestro genial técnico operador hacía verdaderas maravillas con los escasos medios que tenía a su alcance. En una oportunidad se me ocurre promocionar algo totalmente novedoso en materia de móviles y esto era nada más y nada menos que un helicóptero. Obviamente, todo era una mentira inocente que de alguna manera ayudaba a alimentar la imaginación de nuestros seguidores. El helicóptero supuestamente despegaba de la terraza de LU3 Radio del Sur con dos ocupantes a bordo, uno era el supuesto piloto y el otro, un periodista que tenía la misión de relatarnos hechos y reportajes fantásticos que se realizaban preferentemente en lugares alejados de Bahía. Ni bien comenzaba el programa, saludábamos a los virtuales ocupantes y le dábamos autorización de despegue y vuelo a la máquina que describíamos como un modelo Sea King y en medio del ruido de los rotores manteníamos un previo y breve contacto radial entre el estudio y los "tripulantes" quienes ya estában convenientemente ubicados en la cabina del aparato. Valiéndonos de rudimentarios elementos como latas o vasos, Sandro y yó simulábamos ser tanto el tripulante como el cronista y en esta introducción que resultaba bastante creíble, el periodista que volaría a cumplir con su misión de la tarde, anticipaba a quién entrevistaría, hacia donde se dirigía, etc. El sonido de motores lo había logrado yo mismo utilizando un sencillo grabador a cassette donde registré el ruido del lavarropas de nuestra casa. Este audio que duraba unos diez minutos era el "efecto especial", bastante convincente y necesario como para hacer creíble el diálogo entre nosotros, los conductores del programa, el piloto virtual, único responsable de tripular nuestro "móvil volador" y el "movilero". Los itinerarios del Sea King variaban cada tarde. Casi siempre buscándo alguna nota bizarra, entre ellas recuerdo una muy graciosa a la propietaria de una estancia ubicada a casi 100 kilómetros de la ciudad. Se trataba de una humilde señora que removiendo la tierra de su gallinero había encontrado un viejo cofre de madera que en su interior contenía una importante cantidad de monedas de oro. Este tesoro, aparentemente pertenecía a la época de los conquistadores y la mujer que había descubierto esa fortuna enterrada a casi dos metros de profundidad era ahora una feliz multimillonaria. Para estas transmisiones y notas inventadas, montábamos una puesta en escena casi perfecta, ya que los entrevistados eran algunos fieles oyentes del programa que desde su casa y por teléfono, oficiaban de actores. Mucha gente de la audiencia, pensaba que en verdad teníamos un helicóptero, aunque la gran mayoría seguramente sabía o percibía que era una nueva broma nuestra. Durante una semana, esta propuesta funcionó perféctamente y nos divertíamos mucho con esos disparatados libretos conteniendo las respuestas que les tocaba interpretar a los distintos actores participantes que se ofrecían espontáneamente para salir al aire. Todo iba bién, hasta que una tarde cuando el inexistente helicóptero estaba a minutos de partir, "Piquito" De Cunto, con cara de pánico me hace señas desesperadas desde detrás de los vidrios del control central. Rápidamente voy hacia él y me dice; "ché paren con ésta joda del helicóptero, un tipo recaliente que dice ser un alto oficial de la Base Aeronaval Comandante Espora, llamó por teléfono diciendo que quiere hablar con los directivos de la emisora y los responsables del programa porque ningún helicóptero puede volar sin autorización". Pensamos que era otra de las bromas de "Piquito", pero al rato, una de nuestras asistentes de producción nos dice que un Capitán de la Marina está en el teléfono. Evidentemente, habíamos ido demasiado lejos con el asunto del helicóptero ya que en la misma base, las cosas se confundieron y pasaron a mayores, porque allí creyeron que ese invento del Sea King era real. Con éste episodio, se evidenciaba una vez más el mágico poder que tiene la radio a la hora de despertar la imaginación de quienes están del otro lado del receptor. A partir de aquello decidimos retornar al móvil convencional que tenía la emisora.

lunes, 3 de agosto de 2009

Cuando Martín Garmendia debutó como "Movilero" en LU3, transmitiendo en directo desde el "Cilindro de la Muerte".

A principio de los años setenta, la legendaria emisora LU3 Radio del Sur de Bahía Blanca, estaba bajo la flamante gestión de Dimas J.Pettinerolli quién como director general estaba intentando rearmar íntegramente la programación. El jóven y entusiasta Dimas venía del periodismo gráfico y televisivo, aceptándo el desafío de darle nuevo impulso a una radio que por ese tiempo tenía todo lo necesario como para competir cómodamente con el resto de las AM locales. Dimas me había convocado para que me sume al elenco de nuevos animadores y productores que LU3 estaba incorporando. Innegablemente su gerenciamiento le dió un cambio total a la artística de la radio, que en muy poco tiempo con aires renovados y desafiantes se posicionaba exitosamente en sus diferentes horarios, incluso en los nocturnos, ya que el oyente, por primera vez tenía la posibilidad de escuchar algunos programas testimoniales y muy transgresores en los que durante dos horas, por ejemplo, un personaje conocido de la ciudad era "enjuiciado" por periodistas calificados que lo sometían a una serie de preguntas bastante agresivas de las que en ciertas oportunidades resultaban difíciles de evadir. Los que interrogaban eran periodistas que oficiaban el rol de "fiscales" y lo novedoso era que el oyente a través del teléfono podía dar en directo su opinión sobre la persona entrevistada. Si bien en muchas cuestiones, no lograba ponerme de acuerdo con él, innegablemente Dimas fué un anticipado en lo relacionado con las interacciones telefónicas y supo rodearse de activos productores de piso que interpretaban lo que el "jefe" quería y llevaban a cabo su tarea con entusiasmo. Incluír productores de piso era algo muy poco común en las radios del interior de Argentina. Entre los "nuevos" que formaban parte de aquella pujante gestión de LU3 estaban Salvador "Pichón" Fernández, Carlos "Tuerca" Simonetti y su hermana Susana, Olga Landhe y Carlos Guardiola entre otros. Dimas, que era un obsesivo del control y seguimiento de los contenidos me había dado libertad de acción en la conducción de mis programas en vivo. Uno de ellos se emitía los días Domingo durante ocho horas. Este envío se llamaba "Domingos en Caravana" y una de las principales piezas para darle movimiento a la propuesta era el móvil de exteriores cuya acción me permitía estar en contacto con los sucesos atractivos de la calle, aunque una de las primeras dificultades que se presentó fué conseguir un "movilero" que además de ser simpático y contar con un léxico dinámico, también fuera intrépido y dispuesto a encarar las notas más inverosímiles.
Martín Garmendia, hoy presidente de la Cámara del Comercio de Bahía Blanca, fué el elegido para desempeñar ese rol. Alto, carismático y con un buen humor permanente, el veinteañero Martín estaba ávido por probarse en el mundo de la radiofonía. Cuando me lo presentaron, lo primero que hice fué pedirle que haga un exteriores lleno de pasión, la tarde del Domingo tebía que tener todos los condimentos necesarios para que esas ocho horas se tornen entretenidas al máximo para nuestros oyentes. Ambos coincidimos en lograr un programa bien caliente y evitar las entrevistas estructuradas o aburridas. Estábamos en el mes de Diciembre y la unidad móvil era para ese programa tan extenso una especie de copiloto que oiría y vería por mí, transmitiendo todo lo que ocurría en los paseos de la ciudad. Un parque de diversiones muy importante había llegado a la ciudad, estaba instalado en el Parque de Mayo y además de los juegos mecánicos convencionales como el "Tren Fantasma", "El Pulpo", "La Rueda Gigante" y "El Gusano" tenía como principal atracción el "Cilindro de la Muerte". "El Cilindro", era una especie de chimenea de gran tamaño hecha de madera con un diámetro aproximado de cuatro metros, donde dos motociclistas habilidosos y precisos hacían acrobacias desplazándose peligrosamente en ese reducido circuito emplazado en un sector del parque de diversiones. El público hacía largas colas para poder acceder a lo alto del cilindro y ubicarse allí tras una pared protectora circular que le permitía al espectador observar con absoluta comodidad el accionar de los dos pilotos que haciendo rugir sus motocicletas llevaban a cabo un show donde abundaba la adrenalina. Martín Garmendia no se inmutó cuando le dije; "tenés que transmitir desde el "Cilindro de la Muerte", contar lo que vas viendo, lo que sentís, etc. Aquella, era en verdad un prueba de fuego para el "movilero" debutante quién junto a Juan Bellizzi como conductor del móvil y técnico de sonido, un Domingo se paró en el fondo del cilindro con micrófono en mano y muy decidido a llevar a cabo la misión.
El sonido era ensordecedor, los dos motociclistas iniciaron su rutina cruzándose dentro de la pista circular en un riesgoso juego de cálculos exáctos donde cualquier descuido podía ser fatal. Martín Garmendia y Juan Bellizi, sabían que no podían moverse ni medio milímetro del pequeño lugar donde estaban parados. Cuando salieron al aire, relataban que estaban prácticamente petrificados, con mucho temor, olor a combustible y las máquinas pasándoles a gran velocidad a escasos centímetros de sus humanidades. La transmisión fué impecáblemente realista y duró unos interminables diez minutos. En ningún momento, Martín dejó de contar lo que allí estaba sucediendo en vivo y en directo. Aquello fué diferente y nos alentó a seguir con las notas de alto riesgo, hasta que un buen día Martín me propuso transmitir las alternativas de un casamiento gitano. Todo fué arreglado anticipadamente con los novios y sus respectivas familias para que el día de la celebración, que justamente sería un día Domingo, asistieran a la fiesta con el móvil. Todo iba marchándo bien. Martín salía cuando creía conveniente y me describía como era la indumentaria de los contrayentes, el ambiente, los bailes, etc, hasta que en un momento pide salir al aire. Lo noto nervioso, casi al borde de un ataque de nervios y le pregunto que estaba sucediendo. Como respuesta escucho; "Pipo, esto es increíble, un peligro, estamos tratándo de ponernos a salvo porque los gitanos nos están persiguiendo y nos tiran piedras y botellas".
Por suerte, tanto Martín como Juan salieron ilesos de aquel accidentado casamiento, y para evitar riesgos futuros, a partir de aquellos hechos decidimos que el móvil se ocupara de realizar notas más tranquilas, entre ellas cubrir con nuestros micrófonos todo lo que sucedía en las piscinas y balnearios durante aquel caliente verano.
Gracias a las notas que el intrépido Martín realizaba a las bonitas, bronceadas y esculturales señoritas que se encontraban disfrutando de un domingo bajo el sol y las aguas refrescantes, logramos producir un exitoso evento donde elegimos a "Miss Bahía Blanca", que además de contar con el apoyo de la Municipalidad e importantes firmas comerciales logró una convocatoria de postulantes sin precedentes. Silvia Corbatta, fué finalmente elegida por un jurado calificado como reina de la ciudad. Con Martín Garmendia suelo encontrarme cada tanto y de casualidad, generalmente en el sector céntrico de Bahía e inevitáblemente, volvemos hacia atrás en el tiempo y recordamos con mucho cariño aquellas inolvidables vivencias juveniles.