martes, 3 de junio de 2008

Cuando el SAPO SAPIENSO fué rehén de la Codicia.

Muy cerca del 2000, me encontraba en Bahía Blanca y como dije antes, el aire de mi ciudad natal estaba más enrarecido que nunca. Después de faltar tantos años, al regresar muchas cosas habían cambiado y entre ellas, la gente. El trabajo realizado para el shopping "Paseo Del Sol" había resultado un éxito indiscutible, pero no vislumbraba una intención de continuidad por parte de los directivos de esta empresa, contrariamente todo indicaba que no tenían muy en claro cual era el rumbo a seguir con ese importante emprendimiento, ya que los propietarios de la empresa habían confiado el manejo del marketing a jóvenes muy inexpertos que no supieron capitalizar debidamente el suceso provocado por "Armá el arbolito del shopping y ganá". A medida que caminaba por las calles de la ciudad, con gran preocupación me iba enterando que muchas empresas importantes y de reconocida trayectoria habían cerrado sus puertas, lo mismo ocurría con comercios o financieras que ya no estaban funcionando. Algunos empresarios otrora brillantes, habían caído de sus pedestales y se encontraban en pésima situación económica. En una oportunidad, me encuentro por casualidad con uno de los socios de una prestigiosa firma que representaba a una marca internacional de automotores y que por distintas razones había presentado quiebra. Este hombre me invita a cenar a su casa, una vivienda muy amplia me había impactado por el buen gusto de la distribución de sus ambientes, pero algo no andaba bien, era invierno y allí hacía demasiado frío. Por respeto a mis anfitriones no quise tocar el tema ni confesarles que me estaba congelando, pero todo evidenciaba que les habían cortado el suministro de gas y esa noche, cuando estábamos a punto de cenar con comida de microondas, no aguanté más y les pedí permiso para sentarme a la mesa con mi sobretodo puesto. Por otra parte, innegablemente aún estaba latente la huella profunda que el querido sapo Sapienso, había dejado en la memoria colectiva de los Bahienses y fué entonces que se me acercaron dos o tres empresarios conocidos proponiéndome retornar a la televisión con ese personaje. En verdad nunca creí en las segundas partes, salvo que haya una inversión económica considerable y se puedan hacer las cosas bien, pero un prestigioso profesional con quién me unía una amistad desde nuestra adolescencia, me insistió en "reflotar" a Sapienso. Esta idea no me convencía plenamente y busqué varias excusas para que no sigamos hablando del tema, pero su perseverancia pudo más y empezamos a diseñar el retorno que a él tanto le entusiasmaba. lo primero que hicimos fué armar un muñeco nuevo que se realizó con materiales más flexibles que le imprimían al nuevo sapo una hermosa y atractiva textura. El paso posterior fué la creación de una escenografía tridimensional muy bien lograda que simulaba un pantano casi real, incluyendo un pequeño lago conteniendo agua verdadera. Esta propuesta le interesó sobremanera a uno de los canales de aire locales y dejé en manos de mi flamante productor todo lo relacionado con la comercialización del contenido que estábamos preparando. Aquí, debo reconocer que fallé una vez más al permitir que el ansioso inversor tratara el negocio con los directivos del canal, ya que desconocía totalmente todo lo relacionado con este tipo de comercializaciones vinculadas a productos especiales donde generalmente el medio y el productor junto al propietario del copyright firman un acuerdo al cincuenta por ciento de las utilidades que devengan del merchandissing (venta de muñecos, figuritas, funciones de teatro, ingresos publicitarios, etc).
En síntesis, la euforia que había generado el proyecto, provocó que se hicieran varias reuniones con los directivos del medio que estuvieron plagadas de discusiones estériles, lo que provocó que la relación con el canal se desgastara.
Ya habían transcurrido casi dos meses y estábamos en punto cero, ya que el éxito del regreso de Sapienso se basaba en la difusión televisiva y ésta eventualmente generaría la audiencia necesaria como para ir creciendo de a poco, no solo en Bahía, sino también en ciudades como Neuquén y Mar del Plata.
El proyecto se "pinchó" y mi supuestamente pudiente productor, en verdad no contaba con los recursos económicos que hacían falta para impulsar tamaño emprendimiento. (Poco tiempo después me enteré que estaba con graves dificultades económicas). Por suerte terminó confesándome que había procedido torpemente, movido por la necesidad de ganar dinero "grande" con Sapienso algo que no siempre es probable en este tipo de alianzas estratégicas.
Los lamentables sucesos me provocaron un considerable daño anímico y decidí retornar a Mar del Plata, hacia allá fuimos con Elvira y nos quedamos en nuestra casa de calle Italia, tratando de descansar y planificar nuevas acciones. "La Feliz" seguía pasando por un momento económico fatal, las propiedades se vendían a muy bajo precio y los carteles de "se vende", aparecían en grandes cantidades en los frentes de muchas viviendas como una clara señal de "sálvese quien pueda".
Por experiencia, sé que en estos casos de incertidumbre,lo más aconsejable es "enfriar el cerebro", cargarse de energías y preparar alguna nueva estrategia para seguir viviendo de "sueños".
En 1998, habíamos sufrido la pérdida de María, la madre de Elvira que falleció en Comodoro Rivadavia, ciudad a la que viajaba permanentemente para estar junto a su otra hija Elena, hermana de Elvira. La "vieja" María como cariñosamente le decíamos fué una mujer muy amada e importante en nuestra existencia, ya que siempre estuvo presente en los malos momentos, donde ella desde su actitud siempre silenciosa, cauta y eficiente, daba permanentes muestras de su inmenso e incondicional cariño a la hora de apoyarnos con sus palabras y acciones llenas de amor y contención.
El tiempo que permanecimos en Mar del Plata, lo utilicé para reencontrarme con amigos y recorrer empresas y medios con los que había trabajado con bastante continuidad, pero el panorama era bastante pesimista. Algunas firmas habían cerrado sus puertas para siempre y el querido Canal 10, que durante muchos años había sido como mi casa tenía nuevos dueños, lo que implicaba empezar de nuevo.
El siguiente paso fué irnos a la casa de La Plata y allí, en ese entorno casi mágico lleno de plantas y árboles, comencé a generar nuevas ideas y éstas quizás fueron las más originales que surgieron de mi mente en esta larga carrera de creativo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tengo 28 años, hoy vivo en rosario y nunca me olvide de sapienso! hace poco escuche la cancion del programa(la de Paul Mcartney)y llore de emocion, solo me quedo pendiente que mostraran mi dibujito de el entrañable sapo hecho de papel glace. un gracias enorme a la gente que hizo de mi infancia un tiempo feliz. irene