Hacía poco tiempo que estaba radicado en Mar del Plata y felizmente tenía mucho trabajo. Estaba haciendo en Canal 10 la campaña televisiva "Pepsi Ring", el concurso interactivo "Arme la Góndola" para supermercados Aragone e incursionaba con un programa de entretenimientos que se emitía en vivo los sábados por la tarde a través LU6 Emisora Atlántica. En ese tiempo, el gobierno democrático del doctor Raúl Alfonsín, comenzaba a mostrar los primeros indicios de un resquebrajamiento provocado por sucesivas huelgas que lo conducirían a una inminente e imparable inflación con graves consecuencias para la economía y derivaría en el final del ciclo gubernamental que después de muchos años de sucesivas dictaduras plantó las bases de la cultura democrática Argentina. En ese lapso, la empresa de transportes Rabbione me solicita una idea para desarrollar un comercial televisivo puntualmente orientado a la promoción de camiones denominados "mosquito". Estos vehículos muy novedosos, están destinados al traslado de automóviles y Rabbione quería ofrecer este servicio a los turistas que podrían tranquilamente evitar el estrés de conducir junto a su familia y en plena temporada por las las rutas que se dirigían hacia los distintos lugares de veraneo, enviando su vehículo hacia los destinos elegidos utilizándo los camiones acondicionados para éste fín, y viajar ellos en medios más rápidos y cómodos. Me habían comentado que en "la Feliz" había dos camarógrafos profesionales destacados, uno de ellos con conocimientos de dirección cinematográfica y la tarea que yo debía emprender necesitaba de gente con experiencia del manejo de cámaras para escenas en movimiento, edición, etc. Los llamaré el "gordo" y el "flaco", porque estos dos personajes singulares eran realmente así. Ambos tenían todo el aspecto de los "bohemios" y pasaban buena parte del día tomando café, comiendo sandwiches y hablando siempre de temas relacionados con directores y sus obras en el llamado cine cultural. Lograr un buen producto en video para Rabbione, me brindaría además de un interesante rédito económico, el reconocimiento profesional de la ciudad y el país. Me presenté ante el "gordo" y el "flaco", les mostré el story board (la idea dibujada con secuencias) de lo que quería grabar, llegámos a un acuerdo de honorarios y elegimos como escenario natural a Sierra de los Padres, un lugar paradisíaco cercano a Mar del Plata que reunía todas las características para el comercial a grabar. Después de una recorrida previa, encontré una zona de canteras que tiene gran cantidad de subidas y bajadas en una ruta lateral y era a mi crierio el sitio ideal para hacer la mayoría de las tomas. Rabbione había aceptado el boceto del guión televisivo que comenzaba mostrando un auto con una familia integrada por marido, mujer y dos hijos a bordo, transitándo por una ruta solitaria en una jornada de calor agobiante. De pronto aparece ante ellos un camión "mosquito", la rampa del transporte desciende y el padre de familia, a cargo del volante quién sin detener la marcha sube al camión. Ya estacionado y asegurado arriba de la plataforma todos los ocupantes del mismo sonríen aliviados y contentos. Por último la cámara se aleja y se vé al "mosquito" llevándo hacia Mar del Plata el automóvil con el matrimonio feliz a bordo.
Habíamos acordado comenzar el rodaje un sábado a la mañana, era un día cálido, luminoso e ideal para la grabación. El "gordo" y "el flaco" llegaron puntualmente trayendo sus equipos de video y también a los extras elegidos para protagonizar a la familia. El camión de Rabbione ya se econtraba estacionado en el lugar y su chofer, aunque el vehículo de importantes dimensiones era nuevo, el encargado del mismo se había ocupado de lavarlo y dejarlo en estado de impecable presentación. Cuando nos disponíamos a hacer un ensayo previo, surge el primer inconveniente; Quién haría el rol de padre al volante, jamás en su vida había manejado un auto y no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Yo había prometido que ese
video estaría listo para ser emitido en solo cuatro días y ya no tenía tiempo para buscar un reemplazante. Ante esta situación, como solución, se me ocurre dejar al extra al volante y hacer tomas en primer plano del actor remolcándo el automóvil que supuestamente estaba conduciendo. Para éste fín, enganchámos ese vehículo a mi auto y empezamos a desplazarlo por la ruta. Habíamos logrado una creíble sensación de movimiento a través de tomas rápidas con primeros planos de la familia y un seguimiento paralelo desde varios ángulos(travelling)con la cámara. Esto llevó casi dos horas de grabación y cuando nos disponíamos a ver en el monitor las imágenes del complejo y minucioso trabajo realizado, el "gordo" con una irritante tranquilidad dice; "Ché,hay un problema, estuvimos grabando con la batería baja, todo el tiempo y el video se vé verde". Realmente era para putearlo y matarlo, un camarógrafo supuestamente profesional lo primero que hace en chequear la batería y después proceder a grabar, pero lo que se estaba viendo era horrible, ninguna toma podía rescatarse y no quedaba otra alternativa que cambiar las baterías e indefectíblemente hacer todo de nuevo aprovechándo la luz solar. Todo parecía estar dispuesto para iniciar el rodaje cuando el "gordo", con su vozarrón cansino confiesa que se había olvidado las baterías de repuesto en el estudio. Tratando de atenuar mi bronca, les pregunto; "¿Se puede grabar con energía eléctrica?. El "gordo" me responde que sí, pero que tendríamos que conseguir un tomacorriente para enchufar la extensión de cable que conecta a la cámara. "Bueno, busquen yá los cables que le pido al ocupante de la casa que está allí enfrente que nos facilite la corriente", les digo.
A unos cien metros de la ruta donde estábamos haciendo las secuencias había una casa que parecía perdida en medio de las sierras y junto a esa vivienda estaba emplazado un taller mecánico muy modesto. Camino hacia la edificación, hablo con el propietario le comento lo que nos hacía falta y sin objeción alguna, muy amablemente el hombre me dice que no hay problema y que no tiene inconveniente en facilitarnos la energía, solo que no cuenta con suficiente cable como para hacer una extensión transportadora de casi 150 metros. A todo esto, cuando regreso hacia donde estaban el "gordo" y "el flaco", los veo manipulando un manojo de cables de todo tipo y color. "¿Que es eso?", les pregunto. "Estamos uniendo pedazos de cable, también nos olvidamos la extensión", me contesta "el flaco" con una apatía increíble y sin que se le mueva un solo músculo de la cara ante tamaño descuido y falta de previsión. Además de impotencia, sentí que todo estaba a punto de naufragar. Ya era el mediodía, habíamos trabajado inutilmente y para colmo, sin baterías ni suficiente cantidad de metros de cable para poner en marcha la cámara no tenía otra alternativa que suspender la grabación y regresar a la ciudad. Ante el adverso panorama, y casi al borde de un estallido emocional, sugiero que unan todos los tramos disponibles y que por última vez hagamos un intento. Después de varios minutos, con algunos aportes del dueño de la casa de enfrente, se obtienen casi 120 metros de cable. Estábamos extremadamente ajustados a la hora del desplazamiento de cámara y no quedaba otra que movernos en un perímetro reducido con un campo visual muy limitado. Aún con estos tamaños escollos, decidí que probemos. Cuando reiniciamos la grabación y al momento de desplazar la cámara con las tomas del seguimiento, la precaria extensión saltaba permanentemente del tomacorriente de la casa o el bien cable se cortaba violentamente en algún tramo. Consideré que era inútil continuar con esa pesadilla. Para colmo de males, ya estaba atardeciendo por lo que decidí dar por terminado ese rodaje plagado de torpezas e ineficiencia.
Felizmente conocí al equipo de la productora de Ricardo Pollera con "Tito" Cattáneo, a cargo de la cámara y Vitoff, en la edición y dirección y con ellos, al lunes siguiente volvimos a Sierra de los Padres con el camión "mosquito" y los mismos extras de la frustrada grabación anterior y en pocas horas todo salió perfecto, tal como yó esperaba. La gente de Rabbione se mostró muy satisfecha con lo logrado y el comercial que duraba unos treinta segundos, se emitió durante mucho tiempo en importantes canales de televisión con excelentes resultados para esta reconocida empresa marplatense.
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