sábado, 16 de mayo de 2009
Que bueno, el querido sapo Sapienso, tiene un Club de Admiradores en Facebook.
Juan Cruz Fernández, el jóven productor de nuestro programa radial "Palacios en el Aire", me comentó que había descubierto un Facebook del "Club de admiradores de Sapienso". Es increíble cómo aún genera nostalgia y tantos hermosos recuerdos este personaje, del cual mucho hablo en una página que le dedico en mi Blogspot, felizmente hay mucho material que guardo de Sapienso y que muy poca gente conoce. En mis archivos de aquellos años, tengo una importante cantidad de fotos tomadas por Oscar Baleirón que era nuestro fotógrafo exclusivo, en esas imágenes se aprecian los back stage antes de cada salida al aire, el elenco en su talidad y poseo algunos videos máster de los micros con las preguntas para responder en las video tarjetas, grabados en sistema U-Matic. Posiblemente estas secuencias sean únicas, porque por alguna extraña razón, cuando Canal 9-Telenueva fué vendido al grupo Telefé, muchos archivos de programas que pertenecieron a la historia de la televisión bahiense ya no existen, quizás porque esos casettes fueron borrados o utilizados para distintas regrabaciones. Un gran error, porque en esas cintas habitaban los testimonios de valiosos contenidos locales que además de tener gran audiencia, se producían a "pulmón" e iban al aire en directo, ya que en los inicios de la TV bahiense, no existía aún el video tape. Hubo envíos como "Hoy actúa usted" entre otros tantos de la televisión pionera donde tanto en los estudios de Canal 7 o Canal 9-Telenueva, un grupo de talentosos y entusiastas técnicos, animadores, locutores y libretistas, volcaban todo su empeño en lograr puestas en el aire muy bien logradas donde todo se hacía prácticamente a pulmón. Poco o casi nada de toda aquella mágia surgida en los inicios de la pujante televisión bahiense ha quedado registrado, otro de los pecados de olvido que permanentemente cometen los funcionarios responsables de cuidar el patrimonio artístico, cultural y también arquitectónico de una ciudad que poco y nada respeta el pasado edilicio y donde de la noche a la mañana, en el sitio que hasta hace pocas horas se erigía una admirable e indefensa propiedad de principios de siglo, las topadoras la derriban para que en su lugar se levante un gélido y flaco edificio donde se contabilizan cientos de departamentos. Torres de cemento que sirven de lápidas frías para sepultar una historia que supo ser mucho más creativa. Las chicas y muchachos que ayer fueron niños y hoy son jóvenes aún con responsabilidades familiares y profesionales que se hacen un lugar en su mente para volver al ayer y revivir los momentos de "Sapienso", de alguna manera enaltecen aquel evento sin precedentes en la TV local, porque indudablemente no hubo otro igual. Cuando hace cuatro años y después de una larga ausencia, regresé a Bahía me sorprendía que chicos de poco más de treinta años se acordaran y quisieran tanto a la tierna criatura del pantano que premiaba su conocimiento. En una oportunidad, quise alquilar el Teatro Rossini para armar en esa sala mítica un lugar exclusivamente destinado a la recreación infantil llamado "El Club de Sapienso". Mi idea era aprovechar ese maravilloso ámbito teatral, renovar su diseño original, dejándo el amplio escenario que tiene para representar en el mismo obras actuadas por chicos e instalar una pantalla con el fin de proyectar únicamente películas infantiles. Había imaginado una marquesina corpórea con la figura del sapo y en el hall de acceso recrear un pantano armado con elementos tridimensionales. Mi oferta no prosperó, el dinero en dólares que pedía por el fondo de comercio el ex dueño de un malogrado boliche bailable que funcionaba en ese lugar era absolutamente descabellado. En mi interior siempre albergué el sueño de brindarle a los hijos de los miles de chicas y muchachos que vivieron la era del sapo, un centro destinado a eventos infantiles y también a exposiciones con obras de todo tipo realizadas por niños. Posiblemente sea esta una de mis asignaturas pendientes, pero aún albergo la esperanza que algún día, sin tanta dirigencia política mediocre por medio, Sapienso tendrá finalmente su merecido sitial y el tedioso gris se trocará por los colores mágicos, la música, la alegría y el brillo que despierta la ilusión sana y bien intencionada.
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