Mario Goldberg a quién todos conocíamos como "Marito" era un excelente compañero locutor de LU2 Radio Bahía Blanca. Poseía una voz muy particular y amaba su profesión. Por entonces el y yó, teníamos la misma edad; apenas 24 años. Eramos amigos desde la época escolar, solidario, divertido y siempre de buen humor, "Marito", había logrado su mayor anhelo, trabajar en radio, ser cada vez más conocido y disfrutar a pleno de lo que más le gustaba; la noche. Cuatro años después, aquella atrapante y movida noche que habíamos compartido, se había convertido en una horrible pesadilla, porque a diario, los integrantes de la nefasta "Triple A", un grupo de asesinos a sueldo reclutados por el "brujo" Lopez Rega, salía impunemente a beber sangre. Tenían la ciudad a su entera disposición y su tarea era cazar a estudiantes o chicos que militaban en el partido Comunista o eran sospechados de pertenecer a Montoneros, alguna agrupación universitaria o el ERP. Años salvajes de una Argentina de fuego cruzado donde los disparos podían llegar a partir sorpresivamente de cualquier parte y pegarle a cualquiera que estuviera sospechado de "pensar feo". Era la época del gobierno de Isabel Perón, una mujer torpe a quién el poder le quemaba las manos y el alma, asesorada además por un entorno mafioso donde quién realmente lideraba e imponía su maldita voluntad, era el "brujo". En Bahía solía transitar un vehículo Fiat que era conocido como "la fiambrera", ya que sin identificación alguna, se desplazaba libremente por las calles a gran velocidad, generalmente llevando en su interior a alguna víctima recientemente capturada y que dificilmente saliera con vida. "Marito" era asiduo concurrente de un lugar muy cálido y popular llamado "Mi Botica" donde casi siempre solíamos encontrarnos para tomar una copa, escuchar tango y folklore en vivo o conocer alguna chica para pasar si era posible un rato íntimo. En varias ocasiones, nos quedábamos charlando allí hasta que el local cerraba sus puertas y recién salíamos al amanecer. Era habitual que "Marito" estuviera siempre rodeado de chicas en su mayoría atractivas, ya que su innata simpatía le permitía entrar rápidamente en confianza con el sexo opuesto. Posiblemente la inconciencia o el ímpetu de nuestra juventud nos impedía ver claramente los riesgos de la triste y cruda realidad que giraba a nuestro alrededor donde la vida humana, además de no estar garantizada tampoco valía un centavo.
Cuando el habitante común se enteraba que alguna chica o muchacho desaparecía misteriosamente lo primero que solía decir era; "algo habrá hecho" o "en algo raro andaría" y con esto se echaba una liviana palada de indiferencia al delicado tema y se miraba para otro lado. Quienes conformaban la patota local de la "Triple A" eran tipos pesados, los duros que habían sido marginados de la sociedad, ya sea a causa de su pasado turbio o por incapaces y violentos. Una violencia innata que en casi todos ellos era potenciada por el alcohol. Esta temida banda armada operaba de noche y salía a buscar sus presas en base a los datos que muchos confidentes les acercaban. Tanto "Marito" como cualquiera de los jóvenes que salíamos con chicas prácticamente desconocidas, nos limitábamos a compartir un buen momento con ellas sin que se nos ocurriera preguntarles como pensában políticamente y esto, fué lo que le jugó una mala pasada a "Marito", porque una noche trágica, los sicarios de la "Triple A" fueron a buscarlo a su departamento y allí lo encontraron junto a una joven proveniente de Neuquén. A ambos se los llevaron por la fuerza y en las primeras horas del día siguiente, tanto él como la muchacha aparecieron con las manos atadas y acribillados a tiros en un descampado.
Cuando me avisaron que Mario Goldberg había sido asesinado sentí un profundo dolor e impotencia, porque gratuitamente los "monos de la metralleta", en su locura y desenfreno, nos habían quitado porque sí a un buen amigo irremplazable. En el velatorio de "Marito", el clima era de respeto, silencio y tristeza. El estaba en el féretro con su cabeza vendada y me pregunté; "cuanto habrás sufrido en las horas previas a tu fusilamiento sin juicio? e intentando de todas las formas posibles, tratando de explicarles a esos asesinos que no eras un subversivo, sino un inofensivo soñador que amaba intensamente la vida". Fué un inexplicable crímen, uno más de los tantos que en la década del setenta iniciaron la era del odio en un país que 30 años después, no puede olvidar ni reponerse de los daños causados por esa guerra confusa y nunca declarada. Allegados a la familia, nos aseguraron que en un momento de la tarde, llegó a la funeraria un telegrama dirigido a los padres de "Marito", donde se les pedía disculpas porque se habían equivocado. Esta terrible y tardía excusa, aparentemente, la firmaban sus propios verdugos, la "Triple A". En este relato, trato de armar diferentes pensamientos y aún hoy, al recordar a "Marito", trato de imaginarlo con su sonrisa natural o preguntándome; "ché, mirá que buenas que están esas dos minas, ¿las encaramos?". Y yo le respondía; "Nó Mario, hay una de ellas que es horrible". "No importa decía él, yo me quedo con la fea, total, a esta hora, todas las minas son lindas".
sábado, 31 de enero de 2009
1966, filmando con Alberto Freinkel un accidentado comercial para Mueblería Bahía Blanca.
Mueblería Bahía Blanca, durante muchos años, fué una de las firmas más importantes en venta de todo aquello que fuera de calidad y buen gusto para armar los distintos ambientes de un hogar. El comercio ocupaba un local de grandes dimensiones, ubicado en la esquina de San Martín y Las Heras, perteneciendo a la familia Limansky. La empresa además de ser prestigiosa, se había anticipado a los tiempos y contaba con diferentes sectores donde se exhibían una gran cantidad y modelos de todo tipo de muebles para dormitorios y livings. En una oportunidad los propietarios me piden la realización de un comercial para televisión. Por aquellos años, no existían las cámaras de video y éste tipo de producciones se realizaban con filmadoras de 16 milímetros, luego se hacía la edición o montaje de la película utilizándo un aparato con visor llamado "Moviola", donde el fílmico en celuloide, se iba compaginando de acuerdo a las imágenes hasta lograr una hilación con las secuencias de la historia y alcanzar la duración del comercial. Mi propuesta consistía en mostrar a una pareja de novios que venian caminando y tomados de la mano por una playa desierta, hasta que la chica, asombrada, descubre que en el mar está emergiendo un juego de dormitorio. Allí se corta la escena y los jóvenes enamorados corren hacia un sector de la playa, donde el mobiliario mágicamente, aparece posado sobre la arena. A los dueños de la empresa les gustó la idea y dieron el okey para que la filmación se lleve a cabo un día sábado a la mañana. Era el mes de Noviembre y a las ocho en punto de un día sábado, los modelos elegidos, Alberto Freinkel, hoy, un reconocido cineasta premiado por la realización de varios documentales de su autoría, quién era en ese momento el encargado de la filmación, tres empleados de la mueblería y un chofer del camión que transportaría los muebles salimos rumbo al balneario Galván, el lugar elegido para hacer las tomas. La jornada era soleada y felizmente no corría una sola brisa de viento. Todo indicaba que era un día más que propicio para que tengamos una luz natural propicia y lograr un buen trabajo. Lo primero que hicimos al llegar a la playa, que en esa época del año estaba desierta, fué filmar las secuencias en las que aparecían la chica y el jóven que interpretaban a los enamorados. Luego, Alberto pidió que se arme prolijamente el dormitorio sobre la arena y con el mar como fondo. Su idea era hacerlas tomas de los muebles y posteriormente, utilizándo un recurso simple y efectivo que consistía en reboninar esta toma y sobreimprimirla sobre imágenes del agua, así se lograría el efecto visual donde los muebles surgirían del océano. Todo estaba dispuesto para filmar los planos del dormitorio, el juego consistía en un placard de importante tamaño, una cama matrimonial, cómoda con espejo y dos mesas de luz con sus respectivos veladores. Alberto había apoyado la cámara sobre un trípode y al segundo de comenzar a filmar, una inesperada y fuerte brisa hace volar violéntamente a los veladores que comienzan a rodar descontrolados por la playa impulsados por el viento. Los empleados de la mueblería corrieron tras ellos y los acomodaron en su respectivo sitio y cuando parecía que todo estaba normal, surgía otra brisa fuerte y los castigados artefactos de iluminación salían disparados nuevamente. Entonces, para evitar este inconveniente, se me ocurrió disponer que dos de los empleados de la firma, se echaran "cuerpo a tierra" detrás de cada una de las mesas de luz y permaneciendo ocultos, solo sacaran una mano desde abajo y la aferraran fuertemente a base de los veladores para impedir que siguieran volando. En principio, este improvisado recurso prometía dar resultado, ya que en el visor de la cámara y por la distancia de la toma, las gruesas extremidades de quienes sostenían las lámparas no se veían. Alberto, una vez más volvió a apretar el disparador de la filmadora y esta vez, el viento sorpresivo fué tan fuerte que causó la increíble caida del pesado placard. Esto nos dejó atónitos a todos los que estábamos allí, al punto que Alberto sin entender nada, no atinó a detener la filmación y la cámara siguió rodando en automático. Esto se produjo en contados segundos, mirábamos como el mueble caía como en cámara lenta, al ver que se le venía encima, uno de los encargados de sostener el velador, con el propósito de evitar que el placard se estrelle contra la cama, se incorporó rápidamente y extendió su mano derecha en actitud de sostenerlo. Con tan mala fortuna que la mano de este buen hombre atravesó la madera del mueble que finalmente cayó encima del "heroico" empleado que quedó aplastado debajo del placard.
Por suerte, este insólito accidente no causó herida alguna al empleado de la mueblería, aunque una de las puertas del mueble presentaba un orificio del tamaño de un puño. Hartos de tanta mala suerte, decidimos suspender la filmación y regresar a ese escenario natural en otro momento con la esperanza que nos toque una jornada climáticamente más tranquila. El juego de dormitorio se acomodó nuevamente en el camión de la firma. La pareja de modelos, Alberto y yó nos ubicamos en mi pequeño automóvil y nos dispusimos a regresar a la ciudad, pero antes de partir, le recomendámos al chofer del camión que venga detrás nuestro porque ese sector del balneario estaba lleno de cangrejales y corría el riesgo de quedar atrapado en alguno de ellos. El hombre dijo que conocía el sitio y que prefería tomar un camino más corto a fín de ganar tiempo. A las 19 horas, recibo en la casa de mis padres un llamado, era Oscar Limansky, socio propietario de la empresa quién me pregunta por el camión, porque le extrañaba mucho que aún no hubiera llegado al local. De inmediato pensé; "Se quedaron hundidos en el cangrejal". En los años donde ocurrieron estos hechos, no existían los teléfonos celulares y no quedaba otra alternativa que regresar a la playa para averiguar que había sucedido con el camión. Ya era de noche cuando arribamos y efectívamente, allí en medio de la soledad y el cangrejal, estaba el camión sumergido en el barro con sus ocupantes en el interior. Por suerte logramos solicitar el auxilio de una grúa que logró rescatarlos de la difícil situación a las 22 horas. Alberto me prometió en reiteradas ocasiones mostrarme las imágenes de este blooper, pero hasta el día de hoy, a tantos años de aquello nunca lo hizo. Días después la filmación se pudo terminar normalmente y el comercial titulado "Plan Novios" se emitió durante mucho tiempo y con muy buenos resultados en los dos canales de aire de la ciudad.
Por suerte, este insólito accidente no causó herida alguna al empleado de la mueblería, aunque una de las puertas del mueble presentaba un orificio del tamaño de un puño. Hartos de tanta mala suerte, decidimos suspender la filmación y regresar a ese escenario natural en otro momento con la esperanza que nos toque una jornada climáticamente más tranquila. El juego de dormitorio se acomodó nuevamente en el camión de la firma. La pareja de modelos, Alberto y yó nos ubicamos en mi pequeño automóvil y nos dispusimos a regresar a la ciudad, pero antes de partir, le recomendámos al chofer del camión que venga detrás nuestro porque ese sector del balneario estaba lleno de cangrejales y corría el riesgo de quedar atrapado en alguno de ellos. El hombre dijo que conocía el sitio y que prefería tomar un camino más corto a fín de ganar tiempo. A las 19 horas, recibo en la casa de mis padres un llamado, era Oscar Limansky, socio propietario de la empresa quién me pregunta por el camión, porque le extrañaba mucho que aún no hubiera llegado al local. De inmediato pensé; "Se quedaron hundidos en el cangrejal". En los años donde ocurrieron estos hechos, no existían los teléfonos celulares y no quedaba otra alternativa que regresar a la playa para averiguar que había sucedido con el camión. Ya era de noche cuando arribamos y efectívamente, allí en medio de la soledad y el cangrejal, estaba el camión sumergido en el barro con sus ocupantes en el interior. Por suerte logramos solicitar el auxilio de una grúa que logró rescatarlos de la difícil situación a las 22 horas. Alberto me prometió en reiteradas ocasiones mostrarme las imágenes de este blooper, pero hasta el día de hoy, a tantos años de aquello nunca lo hizo. Días después la filmación se pudo terminar normalmente y el comercial titulado "Plan Novios" se emitió durante mucho tiempo y con muy buenos resultados en los dos canales de aire de la ciudad.
viernes, 23 de enero de 2009
Atención colegas Publicistas y Directores de Marketing.
He pensado que muchas de las ideas de marketing directo y publicidad que logré llevar a cabo y fueron exitósamente probadas, principalmente en el ámbito del supermercadismo, bién pueden desarrollarse para empresas del resto del mundo. A lo largo de este blog, he citado cada uno de éstos eventos que desde sus inicios contaron con el apoyo de más de cuatrocientas marcas de primer nivel. Este tipo de promociones diferentes realizadas en forma continuada durante poco más de veinte años para diferentes firmas y ciudades importantes, siempre han tenido óptimos resultados y gran convocatoria. Si entre aquellos que ingresan en éstas páginas se encuentran personas que trabajan en el ámbito del marketing y la publicidad y les interesa incursionar en estas formas de producción, mucho me agradaría que se contacten conmigo. Cada una de éstas creaciones están debidamente protegidas con sus correspondientes registros de Propiedad Intelectual y Obra Publicada, pudiendo significar una novedosa y rentable herramienta para crecer en esta apasionante profesión. De mucho puede servirles mi experiencia de tantos años desarrollándo este tipo de acciones que me permiten disponer de abundante material testimonial, carpetas y powers donde se explica cómo poner en funcionamiento los eventos y paralelamente cual es el beneficio de la empresa supermercadista que auspicie la propuesta y también el de las marcas o productos que participan en la misma. Espero su contacto sin compromiso alguno en fonisnet@yahoo.com.ar ¡Gracias y hasta la próxima!
2007, 2008, "La Góndola del Tesoro", un gran éxito creado para Supermercados Burgos.
Supermercados Burgos, es la única empresa bahiense y de familia que desde hace 30 años, mantiene una posición creciente en la ciudad. Como ya relaté en páginas anteriores, esta firma siempre estuvo dispuesta a encarar nuevas formas y diferentes formas de atracción, pensadas para mantener vigente el estilo de los Super Burgos, competir con buenas ofertas y concursos fidelizadores con muchos premios para los participantes. Ya veníamos con muy buenas experiencias probadas y exitosas como "Arme La Góndola", más un formato de revista útil y novedosa como "Signos y Marcas", sólidamente posicionada tras cuatro años de aparición ininterrumpida. Ya en los finales del 2007, se me ocurrió diseñar un nuevo concurso de resolución mensual al que llamé "La Góndola del Tesoro" que al poco tiempo de ser presentado tuvo una inmediata e importante adhesión de las más importantes marcas nacionales proovedoras del supermercado. Este evento interactivo también funcionaba con figuritas auto adhesivas que el cliente participante debía pegar en hojas donde tenía que completar solo 22 espacios. Esta dinámica simple nos permitió resolver los concursos cada 30 días, hacer los sorteos por extracción, entregar los premios a los ganadores y en menos de cinco días, lanzar uno nuevo. "La Góndola del Tesoro" tenía un movimiento inusual que crecía mes a mes, al punto que ese concurso comenzó en Octubre del 2007 y finalizó en Marzo del 2008 con un verdadero record de concursantes mayores de 18 años. Generalmente, las promociones de éste tipo suelen realizarse a partir de Marzo, nosotros nos jugamos a llevarlo a cabo en pleno verano bahiense, dentro de la ciudad y con temperaturas que en ocasiones alcanzában los 40 grados. Realmente fué un verdadero desafío al que potenciábamos con shows muy divertidos que montábamos en un escenario grande y desarmable instalado en la amplia cochera que el supermercado posee en Maxi Burgos, la boca de ventas más grande de la cadena y que está ubicada entre las calles Brown y Fitz Roy. A estos shows, siempre concurrían más de 600 personas, el lugar quedaba chico y esto provocaba que el público se ubicara en las inmediaciones. Los premios consistían en televisores de pantalla plana, reproductores de DVD, minicomponentes, cajas con productos, motos de 100 cc y un Fiat cero kilómetro para el gran sorteo final. Para ir terminando esta parte dedicada a "La Góndola del Tesoro", es importante destacar que a pesar de las altas e insoportables temperaturas reinantes en la ciudad, en ningún momento decayó el interés de la gran cantidad de gente que colmaba los shows donde se incluían los sorteos de cada mes. Una actuación relevante tuvo un cantante local llamado Rubén Monzón que protagonizó la parte artística de las cinco reuniones ante un público contagiado por la energía y el carisma de este artista muy aplaudido que le imprimió muchísima fuerza a cada una de las presentaciones. La gente de Bahía seguía respondiendo en forma incondicional, probándo que la alegría, premios bien distribuídos y muchos ganadores que a través de testimoniales en los medios, hacen creíbles este tipo de eventos, nos motivan a seguir generando ideas originales y de fácil aplicación que probado está, funcionan.
Giannis Fanariotis, "El Griego", 24 años después.
En 1978, le habíamos comprado a "Bocha" Gasparini, el fondo de comercio de la disquería que había instalado en un local de galería "Paseo del Angel". Elvira se ocupaba de administrar el negocio y Liliana Sieli, quién además de ser prima de Elvira, también era una eficaz e irreemplazable secretaria de nuestra agencia de publicidad, no tuvo otra alternativa que hacerse cargo de la casa de discos, ya que no solo era una chica muy carismática y responsable, sino también muy bonita y la única persona a quién podíamos confiarle el manejo de "Melody", nombre que le habíamos puesto a este pequeño emprendimiento. Una noche, fuimos con Elvira hasta el local que solo quedaba a unos 400 metros de nuestra oficina y encontramos a Liliana dialogándo con un muchacho de nacionalidad Griega. Se llamaba Giannis y solo hablaba en inglés. Castellano cero, o sea que era prácticamente imposible comunicarnos. Solo supimos que era oficial de la Marina Mercante de su país y el barco en el que estaba trabajando había llegado hasta el cercano puerto de Ingeniero White, donde permanecería amarrado un par de días. Notamos que Liliana y Giannis se entendían con gestos y miradas propias de dos jóvenes atractivos que estaban en la misma frecuencia. En aquellos tiempos, la Argentina estaba transitándo por un sangriento período, donde a diario desaparecían intelectuales, estudiantes, militantes de diferentes grupos clandestinos como el ERP, Montoneros, el Partido Comunista y los sindicalistas. Años oscuros donde imperaba el frío silencio que genera el miedo. Era evidente que nuestro visitante no ignoraba lo que aquí estaba ocurriendo, aunque mucho le llamaba la atención que esa misma noche, lo invitáramos a cenar al restaurante "Víctor", un sitio céntrico que era nuestro favorito y al que solíamos ir a comer con frecuencia. Seguíamos sin poder entendernos con Giannis, pero esta "barrera" idiomática no impedía que durante aquella cena, los cuatro nos sintiéramos cómodos y disfrutando de un momento sumamente agradable. Al salir del restaurante fuimos a nuestra casa, donde Giannis tomó una guitarra y entusiasmado, cantó una hermosa canción de su tierra. Volvimos a verlo, siempre con Elvira y Liliana. En pocas horas, aquel muchacho marino, se había convertido para nosotros en alguien muy querido y le brindamos toda nuestra atención y cariño.
Finalmente, Giannis debió partir con su barco y nunca volvimos a saber más nada de él. Casi 24 años después de aquello y estándo en nuestra casa de la ciudad de La Plata, recibimos un llamado telefónico que al principio nos llenó de sorpresa. Era el mismo Giannis hablando en perfecto castellano y diciéndonos que se encontraba en Buenos Aires y estaba ansioso por venir a vernos lo más rápido posible. Casi una hora más tarde, en una noche de lluvia, apareció ante nosotros. Elvira improvisó una cena, donde ninguno de nosotros tres podía ocultar sus emociones. Estábamos felices y agradecidos a Dios por aquella posibilidad de reencontrarnos con un Giannis de cabellos plateados que nos había estado buscando durante casi 20 años sin resultado alguno. Primeramente trató de localizarnos en Bahía, pero en esa época, ya estábamos viviendo en Mar del Plata y nuestro teléfono no figuraba en la guía. En tanto, seguía trabajando en la Marina Mercante Griega, donde había hecho una brillante carrera como oficial y paralelamente hizo un curso para aprender a hablar en castellano, siempre con la esperanza de encontrarnos algún día.
Seguía lloviendo en la ciudad de La Plata, y ya muy entrada la madrugada, Giannis y nosotros, relatábamos detalles de lo que había sido de nuestras respectivas vidas en ese largo período sin vernos. Había pedido un remisse para regresar a Buenos Aires, porque a primera hora de la mañana debía estar presente en las oficinas de la empresa naviera en la que estaba ocupándo un alto cargo. En una parte de aquel inolvidable encuentro, nos confesó que cuando partió del puerto de Bahía en 1978, se había prometido volver a encontrarse con nosotros porque jamás olvidaría el trato y el cariño que había recibido de nuestra parte en una tierra tan lejana a la suya y con la dificultad que significaba por entonces el no poder entendernos. Giannis el Ateniense, había cumplido con su palabra y cuando nos despedimos de él, nuestros corazones se entristecieron. Vimos partir a un hombre que nos había estado amando, extrañándo y buscándo para decirnos Gracias, gracias por tan lindos momentos. Hoy, en esta parte del blog donde relato aspectos de mi insólita existencia viviendo de sueños, yo también, al igual que Elvira, te decimos gracias a vos querido griego. Que bueno fué verte de nuevo y sentir que aún nuestras almas estaban intactas.
Finalmente, Giannis debió partir con su barco y nunca volvimos a saber más nada de él. Casi 24 años después de aquello y estándo en nuestra casa de la ciudad de La Plata, recibimos un llamado telefónico que al principio nos llenó de sorpresa. Era el mismo Giannis hablando en perfecto castellano y diciéndonos que se encontraba en Buenos Aires y estaba ansioso por venir a vernos lo más rápido posible. Casi una hora más tarde, en una noche de lluvia, apareció ante nosotros. Elvira improvisó una cena, donde ninguno de nosotros tres podía ocultar sus emociones. Estábamos felices y agradecidos a Dios por aquella posibilidad de reencontrarnos con un Giannis de cabellos plateados que nos había estado buscando durante casi 20 años sin resultado alguno. Primeramente trató de localizarnos en Bahía, pero en esa época, ya estábamos viviendo en Mar del Plata y nuestro teléfono no figuraba en la guía. En tanto, seguía trabajando en la Marina Mercante Griega, donde había hecho una brillante carrera como oficial y paralelamente hizo un curso para aprender a hablar en castellano, siempre con la esperanza de encontrarnos algún día.
Seguía lloviendo en la ciudad de La Plata, y ya muy entrada la madrugada, Giannis y nosotros, relatábamos detalles de lo que había sido de nuestras respectivas vidas en ese largo período sin vernos. Había pedido un remisse para regresar a Buenos Aires, porque a primera hora de la mañana debía estar presente en las oficinas de la empresa naviera en la que estaba ocupándo un alto cargo. En una parte de aquel inolvidable encuentro, nos confesó que cuando partió del puerto de Bahía en 1978, se había prometido volver a encontrarse con nosotros porque jamás olvidaría el trato y el cariño que había recibido de nuestra parte en una tierra tan lejana a la suya y con la dificultad que significaba por entonces el no poder entendernos. Giannis el Ateniense, había cumplido con su palabra y cuando nos despedimos de él, nuestros corazones se entristecieron. Vimos partir a un hombre que nos había estado amando, extrañándo y buscándo para decirnos Gracias, gracias por tan lindos momentos. Hoy, en esta parte del blog donde relato aspectos de mi insólita existencia viviendo de sueños, yo también, al igual que Elvira, te decimos gracias a vos querido griego. Que bueno fué verte de nuevo y sentir que aún nuestras almas estaban intactas.
domingo, 18 de enero de 2009
Los 60 años de mi amigo Carlos "Negro" Kairuz, el "gladiador" de la vida.
Uno de los acontecimientos más felices que me tocó vivir durante el pasado 2008, fué la fiesta de cumpleaños de mi amigo y hermano Carlos "Negro" Kairuz, de quién ya hablé en páginas anteriores. El festejo se llevó a cabo en un "quincho" instalado en el Club de Campo Pago Chico, un hermoso predio que él junto a un grupo de amigos había soñado a principio de los años ochenta. Por aquel entonces, la idea de construir un country era algo demasiado alocado, pero a pesar de las muchas tormentas y dificultades que le tocaron vivir, Carlos siguió para adelante con su proyecto y finalmente logró hacerlo realidad. Mucho me emocioné cuando ví las viviendas, parquización, limpieza y estado del lugar donde al igual que los allí habitan, Carlos disfruta a diario de esa "isla" maravillosa y la práctica del golf, su deporte favorito.
Mi obsequio de cumpleaños, fué una caricatura que lo muestra como a un gladiador, posiblemente porque desde que éramos niños de diez años aún con pantalones cortos, lo ví como alguien decidido, con muchas pelotas y lejos de amilanarse ante cualquier problema pequeño o grande. A ese festejo concurrieron muchos de sus amigos de toda una vida, pero lamentáblemente no se me ocurrió llevar mi cámara digital para inmortalizar en imágenes el acontecimiento. Por suerte, el yerno del "Negro" fué previsor y tomó una buena serie de fotos que al igual que el dibujo pintado con témpera del "gladiador" Carlos, pondré en éste blog. Mucho me hubiera gustado tener fotos junto a algunos de los personajes que asistieron a esa linda y emotiva reunión. Allí me encontré después de muchos años con Juan Lucaiolli, un querido y recordado compañero del servicio militar, Raúl Galmarini con quién intentamos a principios del año 2000, reflotar al Sapo Sapienso, con la mala fortuna que en ése momento el país trataba de salir de una nueva crísis, quizás la más seria de todas las vividas en Argentina. También estaba "Bocha" Marra, a quién no veía desde hacía años y en medio de esa cantidad de asistentes, casi sesenta personas, vinieron a mi mente las imágenes de un pasado juvenil colmado de inolvidables recuerdos y vivencias únicas e irrepetibles. Carlos estaba feliz y ese sentimiento lo contagiaba, por sobre todas las cosas a aquellos que como yó, lo conocemos y amamos por su integridad y don de buena persona. Carlos y Graciela son abuelos. La vida no pasó en vano para éste matrimonio que se hizo sólido con los buenos y malos momentos por los que atravesaron firmemente unidos para hoy disfrutar tranquilos de la felicidad que les toca compartir en su hermosa casa de "Pago Chico".
Mi obsequio de cumpleaños, fué una caricatura que lo muestra como a un gladiador, posiblemente porque desde que éramos niños de diez años aún con pantalones cortos, lo ví como alguien decidido, con muchas pelotas y lejos de amilanarse ante cualquier problema pequeño o grande. A ese festejo concurrieron muchos de sus amigos de toda una vida, pero lamentáblemente no se me ocurrió llevar mi cámara digital para inmortalizar en imágenes el acontecimiento. Por suerte, el yerno del "Negro" fué previsor y tomó una buena serie de fotos que al igual que el dibujo pintado con témpera del "gladiador" Carlos, pondré en éste blog. Mucho me hubiera gustado tener fotos junto a algunos de los personajes que asistieron a esa linda y emotiva reunión. Allí me encontré después de muchos años con Juan Lucaiolli, un querido y recordado compañero del servicio militar, Raúl Galmarini con quién intentamos a principios del año 2000, reflotar al Sapo Sapienso, con la mala fortuna que en ése momento el país trataba de salir de una nueva crísis, quizás la más seria de todas las vividas en Argentina. También estaba "Bocha" Marra, a quién no veía desde hacía años y en medio de esa cantidad de asistentes, casi sesenta personas, vinieron a mi mente las imágenes de un pasado juvenil colmado de inolvidables recuerdos y vivencias únicas e irrepetibles. Carlos estaba feliz y ese sentimiento lo contagiaba, por sobre todas las cosas a aquellos que como yó, lo conocemos y amamos por su integridad y don de buena persona. Carlos y Graciela son abuelos. La vida no pasó en vano para éste matrimonio que se hizo sólido con los buenos y malos momentos por los que atravesaron firmemente unidos para hoy disfrutar tranquilos de la felicidad que les toca compartir en su hermosa casa de "Pago Chico".
Omar "Bocha" Gasparini, un entrañable amigo que decidió partir de éste mundo en silencio y sin despedirse.
Me acuerdo de él permanentemente, lo imagino apareciéndo sorpervisamente en nuestra casa o en los cafés a los que solíamos concurrir habitualmente. Se llamaba Omar Gasparini y le decían "Bocha". Era un tipo sumamente simpático, culto en extremo y consecuente a ultranza con sus amigos. Lo conocí gracias a Norbert Degoas, ya que ambos eran compinches inseparables de las correrías nocturnas que ambos protagonizaban noche a noche en la Bahía de los años sesenta. Su sonrisa particular lo diferenciaba del resto, ya que todo lo miraba con ojos de niño y para él, la vida era una cosntante aventura. Proveniente de una conocida familia de relojeros y joyeros, "Bocha" no tenía apremios económicos, vivía junto a su madre en un departamento ubicado en Brown y O´Higgins, pleno centro de la ciudad y estudiaba psiquiatría, una carrera que siempre le había apasionado. Estos estudios, que realizaba en Capital Federal, los llevaba a cabo sin urgencia alguna y de tanto en tanto, viajaba para rendir las materias respectivas. En una oportunidad, decidió irse a recorrer el mundo y no tuvo mejor idea que hablar con una importante empresa naviera y se embarcó en un carguero mercante. Estaba casi amaneciendo cuando lo fuimos a despedir al puerto local. El barco era de mediano porte y desde el muelle, junto a Degoas y otros amigos, lo saludábamos. "Bocha" estaba en la popa, sonreía feliz y agitaba un pañuelo, hasta que el buque se fué haciendo cada vez más pequeño en el horizonte.
Meses después regresó con un bagaje de las muchas anécdotas que había protagonizado en el viejo mundo, ya que había partido con escaso dinero y costeó su tour realizando diferentes trabajos. Las chicas de aquellos años, pugnaban por ser las "novias" de "Bocha", un seductor nato, que además de ser muy bien parecido era uno de los pocos del grupo de amigos, que al igual que Degoas tenía automóvil propio. El de "Bocha" era un imponente Chevrolet 400 y con él, siempre en buena compañía femenina solía recorrer la noche bahiense. Años más tarde, finalmente se recibió de médico psiquiatra, aunque había decidido no ejercer la profesión y sí dedicarse a los negocios, que por diversas razones nunca le salían bién. A principios de los setenta, Elvira y yó estábamos formando una pequeña familia, Virginia había nacido y estábamos abocados a de lleno a impulsar nuestra agencia de publicidad, aunque era una constante, encontrarnos con "Bocha" y quedarnos con él hasta altas horas de la noche riéndonos a carcajadas de las ocurrencias que iban surgiendo espontánemente. En una ocasión, "Bocha" nos comunica que había decidido alquilar un local de grandes dimensiones ubicado en la esquina de Alsina y Soler con la finalidad de instalar allí una heladería donde contaría con el apoyo de la prestigiosa empresa Noel. Mientras estaba decorando el negocio, en el mes de Noviembre, ya se sentía el fuerte calor de otro inminente verano bahiense, donde era casi imposible salir a la calle, principalmente a la hora de la siesta. Las altas temperaturas que reinaban en esos años solían recalentar el asfalto y todo indicaba que el emprendimiento de "Bocha", sería todo un éxito. Pero por alguna inexplicable razón, la imponente heladería aún con record de calor, siempre estaba vacía y eran muy escasos los clientes que allí entraban buscando deleitarse con ese exquisito producto. Tanto nosotros como "Bocha" no podíamos creer que ese negocio no funcionara. Lejos de amilanarse, "Bocha" buscaba refugio en la parte alta del local y se distendía escuchando hasta el cansancio temas de Barry White, su cantante preferido.
Con aquella heladería había perdido una considerable cantidad de dinero, pagó todas las deudas y la cerró al final de la nefasta temporada. No pasó mucho tiempo de aquello y "Bocha" apareció con la idea de montar una casa de venta de discos que funcionaría en un local de la galería "Paseo del Angel". Allí en pleno suceso de los Bee Gees, se instaló entusiasmado, aunque tampoco en esta nueva empresa, las cosas funcionaron y cansado de los Long Play , casettes y discos simples, "Bocha" nos ofreció en venta la disquería. Tanto yó como Elvira, sabíamos que ser comerciantes no era la nuestro, tampoco teníamos tiempo para atender ese negocio que de alguna manera nos complicaría, pero no podíamos fallarle a "Bocha" y le compramos todo el stock y las instalaciones. Empezamos a notar que durante largos períodos "Bocha" desaparecía de los lugares que solía frecuentar y permanecía encerrado en la habitación del departamento que compartía con su madre. Yo era uno de los pocos a quién le permitía el ingreso y hasta allí fuí a verlo en más de una oportunidad, encontrándome con un "Bocha" desconocido que pasaba horas en la cama, con barba crecida y pacientes en el pasillo reclamándo su atención profesional. Esas crísis respondían a la enfermedad que padecía; esquizofrenia, un mal que él mismo con su amplio conocimiento, se trataba. Conocía al detalle los síntomas, las épocas de los brotes y luchaba estoicamente contra ese padecer que tanto daño le causaba tanto en lo físico como lo mental. Cuando se recuperaba de aquellos "picos", "Bocha" reaparecía con su sonrisa de siempre, aunque no era difícil percibir que detrás de aquella mirada de chico inocente, se ocultaba una tristeza profunda. Cuando nos fuimos a vivir a Mar del Plata, perdimos contacto con él y sabíamos que estaba trabajando en el Hospital Penna, ocupando un cargo en el sector psiquiatría. En uno de los tantos viajes a Bahía, nos enteramos que "Bocha" había fallecido. Era muy jóven cuando decidió quitarse la vida, posiblemente atormentado por su enfermedad y también por la muerte de su madre, la única mujer que lo entendió, contuvo y amó con toda su alma. No pudo resitir esa ausencia y en la soledad del amplio departamento, tomó la iniciativa de ponerle fin a su atormentada existencia. Siempre recordaremos a "Bocha" como a un personaje único que además de su amistad sincera, e incondicional también colmó de alegría muchos momentos de nuestra vida.
Meses después regresó con un bagaje de las muchas anécdotas que había protagonizado en el viejo mundo, ya que había partido con escaso dinero y costeó su tour realizando diferentes trabajos. Las chicas de aquellos años, pugnaban por ser las "novias" de "Bocha", un seductor nato, que además de ser muy bien parecido era uno de los pocos del grupo de amigos, que al igual que Degoas tenía automóvil propio. El de "Bocha" era un imponente Chevrolet 400 y con él, siempre en buena compañía femenina solía recorrer la noche bahiense. Años más tarde, finalmente se recibió de médico psiquiatra, aunque había decidido no ejercer la profesión y sí dedicarse a los negocios, que por diversas razones nunca le salían bién. A principios de los setenta, Elvira y yó estábamos formando una pequeña familia, Virginia había nacido y estábamos abocados a de lleno a impulsar nuestra agencia de publicidad, aunque era una constante, encontrarnos con "Bocha" y quedarnos con él hasta altas horas de la noche riéndonos a carcajadas de las ocurrencias que iban surgiendo espontánemente. En una ocasión, "Bocha" nos comunica que había decidido alquilar un local de grandes dimensiones ubicado en la esquina de Alsina y Soler con la finalidad de instalar allí una heladería donde contaría con el apoyo de la prestigiosa empresa Noel. Mientras estaba decorando el negocio, en el mes de Noviembre, ya se sentía el fuerte calor de otro inminente verano bahiense, donde era casi imposible salir a la calle, principalmente a la hora de la siesta. Las altas temperaturas que reinaban en esos años solían recalentar el asfalto y todo indicaba que el emprendimiento de "Bocha", sería todo un éxito. Pero por alguna inexplicable razón, la imponente heladería aún con record de calor, siempre estaba vacía y eran muy escasos los clientes que allí entraban buscando deleitarse con ese exquisito producto. Tanto nosotros como "Bocha" no podíamos creer que ese negocio no funcionara. Lejos de amilanarse, "Bocha" buscaba refugio en la parte alta del local y se distendía escuchando hasta el cansancio temas de Barry White, su cantante preferido.
Con aquella heladería había perdido una considerable cantidad de dinero, pagó todas las deudas y la cerró al final de la nefasta temporada. No pasó mucho tiempo de aquello y "Bocha" apareció con la idea de montar una casa de venta de discos que funcionaría en un local de la galería "Paseo del Angel". Allí en pleno suceso de los Bee Gees, se instaló entusiasmado, aunque tampoco en esta nueva empresa, las cosas funcionaron y cansado de los Long Play , casettes y discos simples, "Bocha" nos ofreció en venta la disquería. Tanto yó como Elvira, sabíamos que ser comerciantes no era la nuestro, tampoco teníamos tiempo para atender ese negocio que de alguna manera nos complicaría, pero no podíamos fallarle a "Bocha" y le compramos todo el stock y las instalaciones. Empezamos a notar que durante largos períodos "Bocha" desaparecía de los lugares que solía frecuentar y permanecía encerrado en la habitación del departamento que compartía con su madre. Yo era uno de los pocos a quién le permitía el ingreso y hasta allí fuí a verlo en más de una oportunidad, encontrándome con un "Bocha" desconocido que pasaba horas en la cama, con barba crecida y pacientes en el pasillo reclamándo su atención profesional. Esas crísis respondían a la enfermedad que padecía; esquizofrenia, un mal que él mismo con su amplio conocimiento, se trataba. Conocía al detalle los síntomas, las épocas de los brotes y luchaba estoicamente contra ese padecer que tanto daño le causaba tanto en lo físico como lo mental. Cuando se recuperaba de aquellos "picos", "Bocha" reaparecía con su sonrisa de siempre, aunque no era difícil percibir que detrás de aquella mirada de chico inocente, se ocultaba una tristeza profunda. Cuando nos fuimos a vivir a Mar del Plata, perdimos contacto con él y sabíamos que estaba trabajando en el Hospital Penna, ocupando un cargo en el sector psiquiatría. En uno de los tantos viajes a Bahía, nos enteramos que "Bocha" había fallecido. Era muy jóven cuando decidió quitarse la vida, posiblemente atormentado por su enfermedad y también por la muerte de su madre, la única mujer que lo entendió, contuvo y amó con toda su alma. No pudo resitir esa ausencia y en la soledad del amplio departamento, tomó la iniciativa de ponerle fin a su atormentada existencia. Siempre recordaremos a "Bocha" como a un personaje único que además de su amistad sincera, e incondicional también colmó de alegría muchos momentos de nuestra vida.
viernes, 16 de enero de 2009
Animo ciudadanos de Estados Unidos y Europa, no le teman a la crísis, los argentinos somos expertos en sobrevivir a ellas.
Desde que era casi un niño, ya escuchaba en mi casa y en la escuela términos como "Inflación", "Desagio", "Desocupación", "Carestía de la vida", "Desabastecimiento", "Recesión", "Devaluación", etc. Con estas nefastas palabras se bautizaban a las distintas crísis que aparecían de un día para otro prometiéndo lo peor y sembrando el pánico en la ciudadanía. Nunca pude explicarme cómo en un país inmensamente rico como Argentina, que tiene todos los climas, grandes extensiones de tierras, minerales de todo tipo, petróleo, agua y todo aquello que le falta a naciones del primer mundo, puede vivir en constantes crísis que inexorablemente se repiten como viejo un flagelo al que nadie puede ponerle fín. Cuando tenía unos 25 años y estaba trabajando muy bién en los medios publicitarios, los presidentes de los gobiernos militares de entonces nos hacían creer a través de sus mensajes radiales, gráficos, televisivos y discursos emitidos en cadena nacional que éramos los campeones del mundo. Este estado de euforia duraba unos cuatro o cinco años y luego, en minutos, caíamos en depresión extrema porque todo se salía de control, se perdía el rumbo, pasábamos a ser pobres, nos quedábamos sin trabajo y por esos años aquí no se usaba hacer terapia psicológica, ya que encontrar un psicólogo era imposible porque prácticamente no existían, entonces el único recurso que quedaba para salvar la salud física y mental, era tratar por todos los medios de no entrar en pánico y estudiar serenamente como salir del caos. En mis más de 40 años de actividad en la profesión de creativo, me han estallado las peores "crisisbombas", algunas de alto poder destructivo que no lograron quebrarme y felizmente pude recuperarme. Recuerdo que casi en los finales de los años setenta, un ministro de economía llamado Alfredo Martínez de Hoz, hizo trízas a la excelente industria nacional que enorgullecía a la Argentina. Aquí se fabricaban productos de todo tipo como juguetes, electrodomésticos, equipos de audio, calzado, televisores, muebles, artículos de decoración, ropa unisex, etc. Todo de muy buena calidad y reconocido prestigio a nivel mundial, esto, además de mover la economía de la nación, durante años dió trabajo a miles de operarios y empleados de éstas empresas que se habían montado con mucho esfuerzo y constancia. Un buen día, Martínez de Hoz decidió barrerla de un plumazo y promocionó en forma abrumadora la compra de artículos importados. Los bizarros anuncios de TV mostraban a un modelo sentándose en sillas que se iban rompiendo, hasta que se quedaba con el culo puesto en una que era linda, sólida y más económica porque venía del exterior. Así fué atomizándose toda la industria ya que no podía competir con la invasión japonesa, china o brasilera y miles de personas quedaron en la calle y empujados a empezar de cero. En esos años, yo estaba editándo con recursos propios una revista llamada "Bahiana" que se vendía bastante bién y además nos generaba una utilidad interesante y ofrecía oportunidades a redactores, fotógrafos y diseñadores. Martínez de Hoz también recomendába invertir en tecnología de última generación y como un estúpido, le hice caso, entonces decidí sacar un crédito en dólares para comprar un sofisticado equipo Agfa Gevaert que comprendía una cámara para hacer reproducciones de todo tipo (fotolitos), una impresora rápida y una copiadora inmediata de chapas offset que en contados minutos imprimía los originales y los dejaba listos para llevarlos a edición. Creo que éste equipo costó en su momento algo de U$S 70.000. Al poco tiempo, en el año 1982, era imposible conseguir los insumos para hacerlo funcionar y terminé vendiendolo prácticamente por monedas y como "chatarra". Algo parecido ocurría con los autos japoneses que mucha gente compró en aquellos años y terminaron abandonados en los desarmaderos porque no había repuestos para arreglarlos. Y siempre me pregunté; ¿Que habrá sido de la vida de los matriceros, ingenieros, diseñadores, obreros y empleados de las miles de fábricas desaparecidas?, ¿A donde fué a parar toda esa gente y cómo se las arreglaron para sobrevivir a tamaño desastre?. En 1983, tuvimos un gobierno democrático con Raúl Alfonsín a la cabeza quién motivó la reactivación de la industria Argentina y otra vez, con cierto desgano y tibia esperanza, se pusieron en movimiento las fábricas que habían permanecido en silencio y oscuridad absoluta. Esto duró poco, ya que en el 2001, al asumir Carlos Menem, hizo un despiadado remate privatizándo los servicios de transporte, agua, energía, gas y barrió la industria nacional hasta prácticamente hacerla desaparecer por completo. En esta incoherente etapa llovieron nuevamente los artículos importados, principalmente los provenientes de China que al ser muy económicos y originales en su aspecto, se vendían a mares y simultáneamente se abrían locales de grandes dimensiones donde los ofrecían con el método de autoservicios a los que se conoció como "todo por 2 pesos". Estos productos consistían en una gran variedad de porcelanas, marcos para cuadros, destapadores, espejos, objetos de decoración, paraguas, electrónica, juguetes, réplicas de armas de todo tipo, muñecos, etc. Aquel boom chino de los años noventa aún sigue intacto, ya que continúan inaugurarándose nuevos comercios dedicados exclusivamente a la venta de éstos artículos. Paralelamente, muchos empresarios chinos en la época del mandato menemista arribaban a la Argentina con capital suficiente como para comprar propiedades importantes donde inaugurában restaurantes denominados de "tenedor libre", donde el ciudadano de clase media puede almorzar y cenar abundántemente con muy poco dinero. El éxito de éste tipo de establecimientos gastronómicos, sigue vigente y se potencia con las sucesivas crísis, algo que los comerciantes chinos saben perféctamente. Cuando vivía en Mar del Plata, tuve la posibilidad de conocer a un excelénte médico acupunturista llamado Hú Hiang Pin, quién además de tener su consultorio debidamente habilitado, también había instalado un original restaurante con comidas de calidad al que llamó "La Luna" y al que solíamos ir bastante seguido con Elvira a tomar café y charlar con Hú y su familia, donde pasábamos momentos verdaderamente gratos. A medida que fuí conociéndo a Hú, me daba cuenta que era un médico inigualable y una excelente persona que en ese tiempo, estaba desembarcando junto a su familia en una tierra de costumbres totalmente distintas a las de su país e iba descubriendo rápidamente cual era el sentimiento y la actitud de los argentinos. De pocas palabras, inteligente e intuitivo, Hú, estaba habituado a no confiar en nadie, al menos en lo inmediato y a su vez estaba muy seguro de lo quería lograr en un país colmado de oportunidades de progreso para quién quisiera trabajar en serio.
Los chinos nos descubrieron, penetraron en las mentes y las necesidades del argentino medio y así, supieron progresar e imponerse con inteligencia y sin estridencias, solo con detectar cuales son los puntos débiles que nos afectan e impiden desarrollarnos. Volviendo a las benditas crísis, la más grosera y despiadada fué la ocurrida en el 2001, cuando los supuestos y confiables bancos internacionales, armaron el tristemente célebre "Corralito", donde en escasas horas se apropiaron salvajemente de millones de dólares pertenecientes a miles de ahorristas que sin alcanzar a darse cuenta que eran víctimas de un saqueo sin precedentes, vieron esfumarse en pocos días el esfuerzo de casi toda una vida. Nunca hubo una estadística seria de la gente que perdió su capital, murió, enfermó fisicamente o cayó en depresión por culpa del "Corralito". Poco tiempo antes de la crísis de Wall Street, mi amigo Rubén Zurlo, quién vivió muchos años en Miami, donde tuvo un hotel y algunas propiedades que aún mantiene en EE.UU, me invitó a tomar un café en un bar céntrico y me dijo; "Vendé lo que puedas y comprá dólares, hay rumores que acá se viene otro "Corralito", hay que sacar la plata del país y depositarla en los Estados Unidos, allá el sistema bancario es sumamente confiable". Semanas más tarde de esta conversación informal, se produce la sorpresiva crísis financiera de EE.UU y Rubén, como tantos otros, también quedó atrapado en ella.
Cuando estaba finalizando el año 2000, me encontré con un viejo compañero del colegio al que hacía muchos años no veía. Me sorprendió verlo trabajando como encargado de un edificio de Bahía. Lo noté muy deprimido y me contó que en su verdadero oficio (artesanías en plata) le había ido muy mal. Me mostró fotos de muy buenos trabajos realizados por él, facones (cuchillos gauchescos), mates labrados, espuelas y estribos que eran verdaderas obras de arte. Por alguna intuición o con la intención de infundirle fé, le dije; "Mantené la calma, pronto esto vá a cambiar y te vas a llenar de dólares y Euros, vendiéndo tus trabajos al exterior, si querés, te hago una página para que muestres tu catálogo por internet. Desde el 2002, este artesano fuera de serie tiene montada una empresa cada vez más exitosa y el noventa por ciento de su producción la vende a Europa y EE.UU.
En un viaje a Bariloche, fuí a tomar un café con Carlos Casalla, un gran dibujante de comics argentino que durante muchos años le dió vida en papel a un legendario personaje de historietas llamado "El Cabo Savino", publicado en las revistas de la desaparecida editorial Columba. Casalla, se fué a vivir frente al majestuoso lago Nahuel Huapí, donde construyó una hermosa y confortable cabaña de troncos y allí en medio un paisaje de ensueño, se dedicó a pintar cuadros con motivos gauchescos. Cuando nos encontrámos me mostró un mural de grandes dimensiones relacionado con la conquista del desierto, un tema que el maestro maneja a la perfección y me comentó que estaba pintando cuadros similares para clientes y galerías europeas. A esto le llamo oportunidades en medio de las crísis, donde mucha gente resurge de las cenizas, agudiza su ingenio y crece.
Los argentinos somos realmente expertos en supervivencia a las crísis además, tenemos una especie de vacuna mental que nos ha hecho inmunes a tanto golpe económico, quizás porque además de desordenados nos hicimos descreídos y desde hace más de 50 años no nos quedó otra alternativa que convivir y movernos entre promesas incumplidas, bancos estafadores, laberintos estatales parasitarios, ferrocarriles decadentes o rutas similares a un campo minado, por los peligros que ofrecen. Para un argentino resultaría casi imposible adaptarse al régimen de un país como Estados Unidos, donde las leyes se respetan y cumplen a rajatabla. Actualmente, aquí las crísis son diversas y se sufren en simultáneo. Una de las más graves es la de la inseguridad y la proliferación de drogas, dos cuestiones muy preocupantes que parecen ser imparables, al menos hasta el momento. Muchos economistas aseguran que pronto, Argentina, también sentirá las consecuencias de lo ocurrido en EE.UU y Europa, aunque es de esperar que una vez más los anticuerpos volverán a protegernos y seguiremos apostándo a un mañana mejor.
Finalmente, pienso en los padecimientos de los Estadounidenses durante la segunda guerra mundial, los cientos de miles de soldados que perdieron la vida en el frente del Pacífico o Europa, el triste regreso de los heridos, mutilados y las incurables secuelas psíquicas de los ex combatientes. Ni hablar del infierno verde del Vietnam, la Guerra del Golfo o las recientes en Irak. Ver que en medio de las peores catástrofes la bandera de "Barras y Estrellas" no deja de ondular en esa nación y también en casi todos los filmes que la gran industria de sueños yanki distribuye hacia el mundo para que imaginemos que existen los superhéroes, los "muertos vivientes", los héroes de la vida real y las comedias inolvidables que nos ayudan a hacer más linda nuestra existencia. Hoy, el realismo del fantasma de la depresión económica asola a norteamericanos y europeos, posiblemente porque el órden se quebró e impera la incertidumbre, pero una nación con tamaños sufrimientos y experiencias como la norteamericana, no puede caer tan facilmente. Con seguridad, esto solo será para los estadounidenses una pesadilla más que al igual que en sus filmes, tendrá un buen final.
Con sus virtudes y defectos, los yankis son patriotas y eso los hace fuertes a la hora de la verdad y el amor a la nación y la bandera son condiciones que emanan del espíritu y forjan la grandeza de un país. En los países que conforman el Euro, la crísis seguramente también será superada en breve. Los europeos también hay tenido lo suyo durante la primera y segunda guerra, terribles experiencias que los curtieron en cuerpo y alma, igual que a España con su guerra Civil. Y probado está que después de aquellos horrores, tanto los españoles como los alemanes lograron resurgir, reconstruirse, ordenarse y crecer, aunque bién saben ellos que en sus largas historias han existido cosas peores. Ojalá aquí en Argentina, con nuestra mezcla de razas y descendencias europeas, aprendamos a mirarnos, querernos y respetarnos de una buena vez a nosotros mismos para vernos capaces, jóvenes aún, generosos, solidarios, sobrevivientes de miles de tormentas, nostálgicos, tangueros, vivos, boludos, tercermundistas, locos, futboleros, improvisados, desprolijos, pero finalmente buena gente de verdad. ¡Animo y adelante, todo lo malo pasará!
Los chinos nos descubrieron, penetraron en las mentes y las necesidades del argentino medio y así, supieron progresar e imponerse con inteligencia y sin estridencias, solo con detectar cuales son los puntos débiles que nos afectan e impiden desarrollarnos. Volviendo a las benditas crísis, la más grosera y despiadada fué la ocurrida en el 2001, cuando los supuestos y confiables bancos internacionales, armaron el tristemente célebre "Corralito", donde en escasas horas se apropiaron salvajemente de millones de dólares pertenecientes a miles de ahorristas que sin alcanzar a darse cuenta que eran víctimas de un saqueo sin precedentes, vieron esfumarse en pocos días el esfuerzo de casi toda una vida. Nunca hubo una estadística seria de la gente que perdió su capital, murió, enfermó fisicamente o cayó en depresión por culpa del "Corralito". Poco tiempo antes de la crísis de Wall Street, mi amigo Rubén Zurlo, quién vivió muchos años en Miami, donde tuvo un hotel y algunas propiedades que aún mantiene en EE.UU, me invitó a tomar un café en un bar céntrico y me dijo; "Vendé lo que puedas y comprá dólares, hay rumores que acá se viene otro "Corralito", hay que sacar la plata del país y depositarla en los Estados Unidos, allá el sistema bancario es sumamente confiable". Semanas más tarde de esta conversación informal, se produce la sorpresiva crísis financiera de EE.UU y Rubén, como tantos otros, también quedó atrapado en ella.
Cuando estaba finalizando el año 2000, me encontré con un viejo compañero del colegio al que hacía muchos años no veía. Me sorprendió verlo trabajando como encargado de un edificio de Bahía. Lo noté muy deprimido y me contó que en su verdadero oficio (artesanías en plata) le había ido muy mal. Me mostró fotos de muy buenos trabajos realizados por él, facones (cuchillos gauchescos), mates labrados, espuelas y estribos que eran verdaderas obras de arte. Por alguna intuición o con la intención de infundirle fé, le dije; "Mantené la calma, pronto esto vá a cambiar y te vas a llenar de dólares y Euros, vendiéndo tus trabajos al exterior, si querés, te hago una página para que muestres tu catálogo por internet. Desde el 2002, este artesano fuera de serie tiene montada una empresa cada vez más exitosa y el noventa por ciento de su producción la vende a Europa y EE.UU.
En un viaje a Bariloche, fuí a tomar un café con Carlos Casalla, un gran dibujante de comics argentino que durante muchos años le dió vida en papel a un legendario personaje de historietas llamado "El Cabo Savino", publicado en las revistas de la desaparecida editorial Columba. Casalla, se fué a vivir frente al majestuoso lago Nahuel Huapí, donde construyó una hermosa y confortable cabaña de troncos y allí en medio un paisaje de ensueño, se dedicó a pintar cuadros con motivos gauchescos. Cuando nos encontrámos me mostró un mural de grandes dimensiones relacionado con la conquista del desierto, un tema que el maestro maneja a la perfección y me comentó que estaba pintando cuadros similares para clientes y galerías europeas. A esto le llamo oportunidades en medio de las crísis, donde mucha gente resurge de las cenizas, agudiza su ingenio y crece.
Los argentinos somos realmente expertos en supervivencia a las crísis además, tenemos una especie de vacuna mental que nos ha hecho inmunes a tanto golpe económico, quizás porque además de desordenados nos hicimos descreídos y desde hace más de 50 años no nos quedó otra alternativa que convivir y movernos entre promesas incumplidas, bancos estafadores, laberintos estatales parasitarios, ferrocarriles decadentes o rutas similares a un campo minado, por los peligros que ofrecen. Para un argentino resultaría casi imposible adaptarse al régimen de un país como Estados Unidos, donde las leyes se respetan y cumplen a rajatabla. Actualmente, aquí las crísis son diversas y se sufren en simultáneo. Una de las más graves es la de la inseguridad y la proliferación de drogas, dos cuestiones muy preocupantes que parecen ser imparables, al menos hasta el momento. Muchos economistas aseguran que pronto, Argentina, también sentirá las consecuencias de lo ocurrido en EE.UU y Europa, aunque es de esperar que una vez más los anticuerpos volverán a protegernos y seguiremos apostándo a un mañana mejor.
Finalmente, pienso en los padecimientos de los Estadounidenses durante la segunda guerra mundial, los cientos de miles de soldados que perdieron la vida en el frente del Pacífico o Europa, el triste regreso de los heridos, mutilados y las incurables secuelas psíquicas de los ex combatientes. Ni hablar del infierno verde del Vietnam, la Guerra del Golfo o las recientes en Irak. Ver que en medio de las peores catástrofes la bandera de "Barras y Estrellas" no deja de ondular en esa nación y también en casi todos los filmes que la gran industria de sueños yanki distribuye hacia el mundo para que imaginemos que existen los superhéroes, los "muertos vivientes", los héroes de la vida real y las comedias inolvidables que nos ayudan a hacer más linda nuestra existencia. Hoy, el realismo del fantasma de la depresión económica asola a norteamericanos y europeos, posiblemente porque el órden se quebró e impera la incertidumbre, pero una nación con tamaños sufrimientos y experiencias como la norteamericana, no puede caer tan facilmente. Con seguridad, esto solo será para los estadounidenses una pesadilla más que al igual que en sus filmes, tendrá un buen final.
Con sus virtudes y defectos, los yankis son patriotas y eso los hace fuertes a la hora de la verdad y el amor a la nación y la bandera son condiciones que emanan del espíritu y forjan la grandeza de un país. En los países que conforman el Euro, la crísis seguramente también será superada en breve. Los europeos también hay tenido lo suyo durante la primera y segunda guerra, terribles experiencias que los curtieron en cuerpo y alma, igual que a España con su guerra Civil. Y probado está que después de aquellos horrores, tanto los españoles como los alemanes lograron resurgir, reconstruirse, ordenarse y crecer, aunque bién saben ellos que en sus largas historias han existido cosas peores. Ojalá aquí en Argentina, con nuestra mezcla de razas y descendencias europeas, aprendamos a mirarnos, querernos y respetarnos de una buena vez a nosotros mismos para vernos capaces, jóvenes aún, generosos, solidarios, sobrevivientes de miles de tormentas, nostálgicos, tangueros, vivos, boludos, tercermundistas, locos, futboleros, improvisados, desprolijos, pero finalmente buena gente de verdad. ¡Animo y adelante, todo lo malo pasará!
domingo, 11 de enero de 2009
Diciembre de 2008, cuando la fé mueve montañas; "Signos y Marcas", cumple 4 años impulsada por supermercados Burgos de Bahía.
Había estado ausente muchos años de Bahía y los viajes que de tanto en tanto hacía a mi ciudad natal no eran muy seguidos. Mar del Plata me había recibido como si me conociera desde siempre y en poco tiempo me abrió las puertas de los medios de par en par, apostándo a mis ideas y brindándome todas las posibilidades para llevarlas a cabo. Nada de todo esto hubiera sido posible sin el valioso apoyo del público oyente y televidente que siempre me respondió, tanto en mis diferentes programas de radio y TV, concursos interactivos, obras teatrales o shows que tuvieron como escenario al teatro Neptuno, Lido y el Superdomo.
Volver a trabajar en Bahía no estaba en mis planes, había faltado demasiado tiempo y realmente no sabía si podría adaptarme a un medio con el que me había distanciado en 1987. Para mi sorpresa, cuando llegué en el 2003 con el fín de poner en marcha el concurso "Arme La Góndola" para Supermercados Burgos, me dí cuenta que había una generación de jóvenes que no se había olvidado de Pipo Palacios y todo lo que había dejado antes de partir. Esos chicos que hoy tienen 30 años recordaban con mucho cariño al "Hombre de Chapa", "El Sapo Sapienso", ambos en televisión abierta y también los distintos programas que hice en la querida LU3 Radio del Sur, entre ellos "Sabor a Vacaciones", "Desde el Jardín" y "Viva la Gente" junto a Sandro Romay y "Piquito" De Cunto. Los mayores de cincuenta tampoco olvidaban los antológicos "MH Positivos" que nacieron en Bahía y al poco tiempo se extendieron hacia todo el país durante poco más de 10 años de éxito ininterrumpido. Increíblemente, esas dos generaciónes tenían intactas las imágenes de mis personajes y el audio frenético y divertido de mis contenidos radiales que evidentemente marcaron una época. En una oportunidad, en una extensa entrevista que me hizo en su programa radial, Andrea Guerras, una excelente, jóven y bonita conductora de radio y televisión, me hizo saber que había tomado la decisión de seguir la carrera de locutora y periodista al escuchar mis programas y entonces dijo; "Yo quiero ser como éste tipo". Lo que Andrea me confesó en esa oportunidad me llenó de orgullo, quizás porque desde siempre, mi apodo de "el Loco" Pipo me llevó por una ruta apasionante, diferente y allí supe que caminar por la vereda de enfrente sería mi destino como creativo, dibujante y animador. Volviendo al tema de mi regreso, acompañado por Virginia y Gisela Burgos, en el 2003 y después de 16 años, volví a los estudios de LU2 Radio Bahía Blanca AM. El envío que iba en vivo,se llamó "Arme la Góndola con los Super Burgos", se emitiá de 15 a 18 horas y en cada llamado de los cientos de oyentes participantes, sentía que nadie me había olvidado y celebraban que estuviera nuevamente en la radio entreteniendo a la gente. Mucho tiempo había transcurrido y reconozco que en el primer programa estaba muy nervioso y también emocionado porque si bien nadie es profeta en su tierra, nuevamente la vida me ponía frente a otro desafío; "Volver por un rato a la emisora que me vió nacer cuando solo tenía 23 años". Felizmente durante el período veraniego que duró el programa, todo resultó satisfactorio y quedó una muy buena relación con la familia Burgos, quienes en todo momento apostaron plenamente a la puesta en marcha de "Arme la Góndola".
Después de cerrar este evento donde participaron miles de clientes, mi plan era regresar a nuestra casa de la Plata y allí, abocarme de lleno a seguir dibujando cómics, publicarlos en Barcelona y cumplir con mi postergado sueño de montar una pequeña editorial de todas mis producciones para distribuírlas en Argentina y Chile.
En ese mismo año, puse en marcha dos ideas que tuvieron gran repercusión; el juego interactivo "Corazones Regalones" y "El Ofercómic". Simultánemanete con el apoyo de Canal 9, realicé un lanzamiento piloto del álbum de figuritas "Econautas", dirigido al público infantil que fué editado por Industria Gráfica Mussini. En corto tiempo, mi retorno a "casa" tuvo muy buena repercusión y no podía quejarme, de alguna manera había vuelto a ocupar mi lugar. Meses después, con Gisela Burgos y Virginia, habíamos planeado la eventual edición de una revista pequeña, cómoda y de distribución gratuita conteniendo exclusivamente ofertas de productos de supermercado, horóscopos y notas.
Lo que más me entusiasmaba de la insólita idea, era lo inédito de la misma, ya que no existe en Argentina una publicación de doble utilidad para quién la recibe y estábamos seguros que si se imprimía con buen contenido y calidad, tendría mayor efectividad que un volante convencional y nadie la arrojaría en la calle o un cesto de residuos. Solo se hizo un boceto de ese proyecto gráfico que en principio solo se ofrecería a los supermercados Burgos. La atracción serían los horóscopos, ya que esa lectura es muy bién recibida e interesa a todo el mundo, también le agregaríamos entrevistas hechas por Gisela a personajes locales y otras de interés general. La distribución sería gratuita y a través de las líneas de cajas, se entregaría en mano a los clientes del supermercado.
Acordamos con Virginia y Gisela en ir avanzando en la propuesta y para ello confiamos la idea a una muy buena vendedora de publicidad que había conocido cuando produjimos "Arme la Góndola". Por alguna extraña razón, el proyecto de revista nunca llegó a manos de Jorge Burgos y Jorge Sierra. Este último era en esa época socio igualitario de la empresa. Al tomar conocimiento de ésto, me empeciné en hacer realidad el sueño de "Signos y Marcas", ya que el proyecto además de ser novedoso, prometía ser medianamente rentable. Como ya relaté antes, en una sola reunión que mantuve con Sierra, Jorge Burgos y su hijo Martín, nos pusimos de acuerdo y en un caluroso Febrero del 2004, la revista dió a "luz" con una importante recepción por parte de los miles de clientes de la firma.
Siempre ha sido una constante en mi carrera que algunos colegas "grisáseos" y poco imaginativos vean mis ideas como "locas" o inconducentes, aunque por suerte, Dios y los hechos probaron siempre lo contrario. Tuve muchos vaticinios adversos respecto al futuro de la publicación, aunque estos pronósticos negativos, solo lograban potenciar mi energía a la hora de pelearla para que la revista no naufrague. El pilar más valioso fué Gisela, quién con sus juveniles 21 años de edad demostró ser una periodista profesional de alma que buscaba la perfección en cada nota, poniéndole pasión y talento a cada uno de los antológicos artículos que aparecían con su firma.
En los inicios, la revista transitó por varios altibajos de producción. No lográbamos dar con diseñadores que se involucraran plenamente con el producto, posiblemente porque no lo entendían y no teníamos otra alternativa que seguir probando sobre la marcha, al punto que en los primeros doce números habíamos cambiado cinco diseñadores. Esta dificultad generaba inconvenientes a la hora de contar con un estilo determinado, lo mismo sucedía con la impresión, muchas veces con entregas fuera de término, errores de fotocromía, ejemplares de menos, etc.
Ya en el número 12, entendí que habíamos llegado a la altura ideal de cualquier publicación, pero si bién habíamos alcanzado el primer tramo de la meta, ahora vendría lo más complejo; mantenerse, mejorar en cada entrega y en lo posible, crecer.
Con una hermosa y concurrida fiesta, celebramos el primer año de "Signos y Marcas", al que asistieron los integrantes del staff, proovedores anunciantes e invitados especiales. Estábamos felices con el logro obtenido, pero el 22 de Julio del 2005, la vida nos juega una sorpresiva y fatal jugada cuando Gisela pierde la vida en un incomprensible accidente de tránsito. Aquel invierno nos llenó a todos de una incurable tristeza y coincidentemente, ese mismo día yo llegaba de la ciudad de la Plata, después de ver y dejar nuestra casa de allá totalmente en ruinas, a causa de un incendio que el 24 de Junio, la destruyó casi en su totalidad. Gisela había partido con apenas 23 años de edad y un venturoso futuro por delante. Para mí, ya no tenía sentido alguno seguir trabajando en la revista, porque esa "piba" sabía pelear por sus ideales y me generaba la adrenalina necesaria como para cumplir objetivos. Mi experiencia de tipo maduro y experimentado en esta profesión muchas veces chocaba con el ímpetu y las convicciones férreas de Gisela y sin ella, sentía que no existía motivación alguna para seguir. La familia Burgos se fué rearmando como pudo, no es fácil salir de tamaño trance, ya que las heridas del alma, suelen tardar toda una vida en cicatrizar y decidieron que el mejor homenaje que podía hacerse en memoria de Gisela era continuar con "Signos...". Allí fué donde empecé a conocerlos mejor y decidí apoyarlos en lo que hiciera falta. Comenzamos con la construcción de la imágen publiciaria de los negocios, al punto que en varias ocasiones con la ayuda de Martín y Javier Leiva, el encargado de los negocios, inventábamos concursos como "Domingo Bomba" o "La Góndola del Tesoro", aunque aquello, en el fondo, era un pretexto encubierto para generar distracción y motivación al matrimonio formado por Jorge y Angela Burgos. Eramos concientes que nuestros intentos y realizaciones, todas exitosas en sus convocatorias de público interviniente, de poco servirían al momento de penetrar en los sentimientos de tristeza de ambos.
Quién desde los inicios había tenido la misión de oficiar como moderadora y administradora de la revista es Mónica Burgos, ella hasta hoy, es la encargada de ayudar a definir los temas a tratar y por sobre todas las cosas corregir las notas, tarea que lleva a cabo con eficiencia y una gran dosis de compromiso. Martín desde el principio, apoya incondicionalmente en la motorización de los eventos, logística y producción. Jorge Burgos es quién además del manejo del negocio, se ocupa de la venta publicitaria a sus proovedores. A Jorge, lo veo como un verdadero gladiador de la vida, alguien que día a día la pelea infatigablemente para mantener en alto la única cadena supermercadista familiar de la ciudad y ésta tarea titánica, la logra con una mínima estructura administrativa y más de 120 empleados a su cargo, mérito logrado en base a perseverancia, esfuerzo y la intuición que solo brinda la "facultad" de la calle o el hecho de hacerse bién de abajo. En éstos cuatro años que resido casi permanentemente en Bahía, en la misma casa que compramos hace 37 años con Elvira, estoy muy satisfecho con lo logrado en los distintos desafíos de marketing directo que emprendimos con la familia Burgos,a quién siento en verdad, como propia. Hoy, al escribir esta nueva página de mi blog titulado "La Vida es Sueño y de los Sueños Vivo", no puedo dejar pasar este importante capítulo afectivo compartido con ellos y su personal ya que en esta etapa de mi carrera mucho me han apoyado para desarrollar acciones nuevas y generar piezas publicitarias que al ser escuchadas son reconocidas por el público por el inconfundible sello de Pipo Palacios.
Nunca tomé a "Signos y Marcas" como un negocio brillante, ya que conozco perfectamente sus limitaciones, pero esa marca tan impuesta y querida por sus lectores, constituye una real cuestión de honor para la memoria de Gisela, porque hay y habrá mucho de su esencia en el contenido de una revista que la cuenta como entusiasta fundadora y donde habita la brillante luz de su espíritu. Definitivamente, quiso el destino que aquel no tan lejano sueño o ideal, se plasmara en papel y se convirtiera en una tangible realidad que forma parte de la historia editorial de la ciudad y zona, al punto que cada mes, más de veinte mil lectores coleccionan los ejemplares de "Signos y Marcas". A esta altura de mi existencia, solo pretendo proteger al máximo una imágen que ganamos sin liviandades, con mucho esfuerzo y que nos representa, tanto a mí como a supermercados Burgos. Destaco que el equipo de "Signos y Marcas" está integrado por Virginia en astrología, la periodista Melisa Pesado,esposa de Martín, Gretel Olivares y los diseños a cargo de "Ricky" Perez Cigoy con Claudia Torresi en la coordinación.
Volver a trabajar en Bahía no estaba en mis planes, había faltado demasiado tiempo y realmente no sabía si podría adaptarme a un medio con el que me había distanciado en 1987. Para mi sorpresa, cuando llegué en el 2003 con el fín de poner en marcha el concurso "Arme La Góndola" para Supermercados Burgos, me dí cuenta que había una generación de jóvenes que no se había olvidado de Pipo Palacios y todo lo que había dejado antes de partir. Esos chicos que hoy tienen 30 años recordaban con mucho cariño al "Hombre de Chapa", "El Sapo Sapienso", ambos en televisión abierta y también los distintos programas que hice en la querida LU3 Radio del Sur, entre ellos "Sabor a Vacaciones", "Desde el Jardín" y "Viva la Gente" junto a Sandro Romay y "Piquito" De Cunto. Los mayores de cincuenta tampoco olvidaban los antológicos "MH Positivos" que nacieron en Bahía y al poco tiempo se extendieron hacia todo el país durante poco más de 10 años de éxito ininterrumpido. Increíblemente, esas dos generaciónes tenían intactas las imágenes de mis personajes y el audio frenético y divertido de mis contenidos radiales que evidentemente marcaron una época. En una oportunidad, en una extensa entrevista que me hizo en su programa radial, Andrea Guerras, una excelente, jóven y bonita conductora de radio y televisión, me hizo saber que había tomado la decisión de seguir la carrera de locutora y periodista al escuchar mis programas y entonces dijo; "Yo quiero ser como éste tipo". Lo que Andrea me confesó en esa oportunidad me llenó de orgullo, quizás porque desde siempre, mi apodo de "el Loco" Pipo me llevó por una ruta apasionante, diferente y allí supe que caminar por la vereda de enfrente sería mi destino como creativo, dibujante y animador. Volviendo al tema de mi regreso, acompañado por Virginia y Gisela Burgos, en el 2003 y después de 16 años, volví a los estudios de LU2 Radio Bahía Blanca AM. El envío que iba en vivo,se llamó "Arme la Góndola con los Super Burgos", se emitiá de 15 a 18 horas y en cada llamado de los cientos de oyentes participantes, sentía que nadie me había olvidado y celebraban que estuviera nuevamente en la radio entreteniendo a la gente. Mucho tiempo había transcurrido y reconozco que en el primer programa estaba muy nervioso y también emocionado porque si bien nadie es profeta en su tierra, nuevamente la vida me ponía frente a otro desafío; "Volver por un rato a la emisora que me vió nacer cuando solo tenía 23 años". Felizmente durante el período veraniego que duró el programa, todo resultó satisfactorio y quedó una muy buena relación con la familia Burgos, quienes en todo momento apostaron plenamente a la puesta en marcha de "Arme la Góndola".
Después de cerrar este evento donde participaron miles de clientes, mi plan era regresar a nuestra casa de la Plata y allí, abocarme de lleno a seguir dibujando cómics, publicarlos en Barcelona y cumplir con mi postergado sueño de montar una pequeña editorial de todas mis producciones para distribuírlas en Argentina y Chile.
En ese mismo año, puse en marcha dos ideas que tuvieron gran repercusión; el juego interactivo "Corazones Regalones" y "El Ofercómic". Simultánemanete con el apoyo de Canal 9, realicé un lanzamiento piloto del álbum de figuritas "Econautas", dirigido al público infantil que fué editado por Industria Gráfica Mussini. En corto tiempo, mi retorno a "casa" tuvo muy buena repercusión y no podía quejarme, de alguna manera había vuelto a ocupar mi lugar. Meses después, con Gisela Burgos y Virginia, habíamos planeado la eventual edición de una revista pequeña, cómoda y de distribución gratuita conteniendo exclusivamente ofertas de productos de supermercado, horóscopos y notas.
Lo que más me entusiasmaba de la insólita idea, era lo inédito de la misma, ya que no existe en Argentina una publicación de doble utilidad para quién la recibe y estábamos seguros que si se imprimía con buen contenido y calidad, tendría mayor efectividad que un volante convencional y nadie la arrojaría en la calle o un cesto de residuos. Solo se hizo un boceto de ese proyecto gráfico que en principio solo se ofrecería a los supermercados Burgos. La atracción serían los horóscopos, ya que esa lectura es muy bién recibida e interesa a todo el mundo, también le agregaríamos entrevistas hechas por Gisela a personajes locales y otras de interés general. La distribución sería gratuita y a través de las líneas de cajas, se entregaría en mano a los clientes del supermercado.
Acordamos con Virginia y Gisela en ir avanzando en la propuesta y para ello confiamos la idea a una muy buena vendedora de publicidad que había conocido cuando produjimos "Arme la Góndola". Por alguna extraña razón, el proyecto de revista nunca llegó a manos de Jorge Burgos y Jorge Sierra. Este último era en esa época socio igualitario de la empresa. Al tomar conocimiento de ésto, me empeciné en hacer realidad el sueño de "Signos y Marcas", ya que el proyecto además de ser novedoso, prometía ser medianamente rentable. Como ya relaté antes, en una sola reunión que mantuve con Sierra, Jorge Burgos y su hijo Martín, nos pusimos de acuerdo y en un caluroso Febrero del 2004, la revista dió a "luz" con una importante recepción por parte de los miles de clientes de la firma.
Siempre ha sido una constante en mi carrera que algunos colegas "grisáseos" y poco imaginativos vean mis ideas como "locas" o inconducentes, aunque por suerte, Dios y los hechos probaron siempre lo contrario. Tuve muchos vaticinios adversos respecto al futuro de la publicación, aunque estos pronósticos negativos, solo lograban potenciar mi energía a la hora de pelearla para que la revista no naufrague. El pilar más valioso fué Gisela, quién con sus juveniles 21 años de edad demostró ser una periodista profesional de alma que buscaba la perfección en cada nota, poniéndole pasión y talento a cada uno de los antológicos artículos que aparecían con su firma.
En los inicios, la revista transitó por varios altibajos de producción. No lográbamos dar con diseñadores que se involucraran plenamente con el producto, posiblemente porque no lo entendían y no teníamos otra alternativa que seguir probando sobre la marcha, al punto que en los primeros doce números habíamos cambiado cinco diseñadores. Esta dificultad generaba inconvenientes a la hora de contar con un estilo determinado, lo mismo sucedía con la impresión, muchas veces con entregas fuera de término, errores de fotocromía, ejemplares de menos, etc.
Ya en el número 12, entendí que habíamos llegado a la altura ideal de cualquier publicación, pero si bién habíamos alcanzado el primer tramo de la meta, ahora vendría lo más complejo; mantenerse, mejorar en cada entrega y en lo posible, crecer.
Con una hermosa y concurrida fiesta, celebramos el primer año de "Signos y Marcas", al que asistieron los integrantes del staff, proovedores anunciantes e invitados especiales. Estábamos felices con el logro obtenido, pero el 22 de Julio del 2005, la vida nos juega una sorpresiva y fatal jugada cuando Gisela pierde la vida en un incomprensible accidente de tránsito. Aquel invierno nos llenó a todos de una incurable tristeza y coincidentemente, ese mismo día yo llegaba de la ciudad de la Plata, después de ver y dejar nuestra casa de allá totalmente en ruinas, a causa de un incendio que el 24 de Junio, la destruyó casi en su totalidad. Gisela había partido con apenas 23 años de edad y un venturoso futuro por delante. Para mí, ya no tenía sentido alguno seguir trabajando en la revista, porque esa "piba" sabía pelear por sus ideales y me generaba la adrenalina necesaria como para cumplir objetivos. Mi experiencia de tipo maduro y experimentado en esta profesión muchas veces chocaba con el ímpetu y las convicciones férreas de Gisela y sin ella, sentía que no existía motivación alguna para seguir. La familia Burgos se fué rearmando como pudo, no es fácil salir de tamaño trance, ya que las heridas del alma, suelen tardar toda una vida en cicatrizar y decidieron que el mejor homenaje que podía hacerse en memoria de Gisela era continuar con "Signos...". Allí fué donde empecé a conocerlos mejor y decidí apoyarlos en lo que hiciera falta. Comenzamos con la construcción de la imágen publiciaria de los negocios, al punto que en varias ocasiones con la ayuda de Martín y Javier Leiva, el encargado de los negocios, inventábamos concursos como "Domingo Bomba" o "La Góndola del Tesoro", aunque aquello, en el fondo, era un pretexto encubierto para generar distracción y motivación al matrimonio formado por Jorge y Angela Burgos. Eramos concientes que nuestros intentos y realizaciones, todas exitosas en sus convocatorias de público interviniente, de poco servirían al momento de penetrar en los sentimientos de tristeza de ambos.
Quién desde los inicios había tenido la misión de oficiar como moderadora y administradora de la revista es Mónica Burgos, ella hasta hoy, es la encargada de ayudar a definir los temas a tratar y por sobre todas las cosas corregir las notas, tarea que lleva a cabo con eficiencia y una gran dosis de compromiso. Martín desde el principio, apoya incondicionalmente en la motorización de los eventos, logística y producción. Jorge Burgos es quién además del manejo del negocio, se ocupa de la venta publicitaria a sus proovedores. A Jorge, lo veo como un verdadero gladiador de la vida, alguien que día a día la pelea infatigablemente para mantener en alto la única cadena supermercadista familiar de la ciudad y ésta tarea titánica, la logra con una mínima estructura administrativa y más de 120 empleados a su cargo, mérito logrado en base a perseverancia, esfuerzo y la intuición que solo brinda la "facultad" de la calle o el hecho de hacerse bién de abajo. En éstos cuatro años que resido casi permanentemente en Bahía, en la misma casa que compramos hace 37 años con Elvira, estoy muy satisfecho con lo logrado en los distintos desafíos de marketing directo que emprendimos con la familia Burgos,a quién siento en verdad, como propia. Hoy, al escribir esta nueva página de mi blog titulado "La Vida es Sueño y de los Sueños Vivo", no puedo dejar pasar este importante capítulo afectivo compartido con ellos y su personal ya que en esta etapa de mi carrera mucho me han apoyado para desarrollar acciones nuevas y generar piezas publicitarias que al ser escuchadas son reconocidas por el público por el inconfundible sello de Pipo Palacios.
Nunca tomé a "Signos y Marcas" como un negocio brillante, ya que conozco perfectamente sus limitaciones, pero esa marca tan impuesta y querida por sus lectores, constituye una real cuestión de honor para la memoria de Gisela, porque hay y habrá mucho de su esencia en el contenido de una revista que la cuenta como entusiasta fundadora y donde habita la brillante luz de su espíritu. Definitivamente, quiso el destino que aquel no tan lejano sueño o ideal, se plasmara en papel y se convirtiera en una tangible realidad que forma parte de la historia editorial de la ciudad y zona, al punto que cada mes, más de veinte mil lectores coleccionan los ejemplares de "Signos y Marcas". A esta altura de mi existencia, solo pretendo proteger al máximo una imágen que ganamos sin liviandades, con mucho esfuerzo y que nos representa, tanto a mí como a supermercados Burgos. Destaco que el equipo de "Signos y Marcas" está integrado por Virginia en astrología, la periodista Melisa Pesado,esposa de Martín, Gretel Olivares y los diseños a cargo de "Ricky" Perez Cigoy con Claudia Torresi en la coordinación.
viernes, 9 de enero de 2009
l971, produciendo los comerciales de Barrita de Oro con la participación protagónica de una modelo es ascenso; Susana Giménez.
Había cumplido 24 años y estába trabajando activamente como director creativo de la desaparecida agencia Idea Publicidad en Bahía Blanca. Una de las principales cuentas de entonces, era la firma "Barrita de Oro" una empresa pujante y acreditada que elaboraba fideos de reconocida calidad que lograron imponerse en toda la Argentina a través de una recordada campaña creada por Oscar Marcovechio donde las promociones gráficas y televisivas mostraban un alargado paquete del producto con un simpático "bigotito" aplicado al mismo. Cuando quedé con toda la creatividad a mi cargo, los comerciales comenzaron a filmarse en la ciudad y una de las particularidades era realizar las piezas televisivas con la participación de figuras femeninas destacadas. Anteriormente, y con mucho acierto se había convocado a la legendaria Petrona C. De Gandulfo, una exitosa "cheff" mediática de la década del cincuenta que fué el indiscutido referente gastronómico de millones de amas de casas que adaptaban sus recetas vistas y oídas en la TV o compraban sus libros para después aplicarlas en sus hogares. Por aquellos años, la idea de los directivos de "Barrita de Oro" y también de la agencia, era cambiar la imágen de Doña Petrona por la de una mujer jóven y bonita. Fué entonces que se pensó en una modelo en ascenso que había logrado gran notoriedad a través de un audaz y muy bien logrado comercial televisivo realizado para jabones "Cadum" donde ella aparecía duchándose y remataba el mensaje con un simpático mohín y la palabra "Shock". La chica del "Shock", era nada menos que Susana Giménez, quién en ese momento tambíén había actuado como figura principal en la película de Leonardo Favio titulada "Fuiste mía un Verano".
La señora Giménez llegó a Bahía contratada para filmar una serie de comerciales que se realizarían en el interior de la fábrica "Barrita de Oro" El camarógrafo fué Miguel Thomé y los doblajes se llevaron a cabo en los estudios de Canal 9-Telenueva. El rodaje fílmico se llevó a cabo durante una jornada casi completa y al día siguiente, Susana Giménez fué agasajada con una cena en las instalaciones del Club de Golf Palihue, a la que asistieron los propietarios de la empresa auspiciante y los directivos de la agencia Idea.
Los guiones y story boards que se utilizaron para esta producción local eran de mi autoría y recuerdo el paso de aquella joven modelo es ascenso como una hermosa e inolvidable experiencia, ya que durante una charla informal que mantuvimos en esa cena, ella daba claras señales de ser una mujer objetiva que tenía muy en claro lo que quería para su carrera artística. Inteligente, sobria y dúctil, años después, el destino, su fuerza de voluntad y carisma la ubicarían merecidamente en el podio de las grandes estrellas nacionales, sitial donde supo mantenerse hasta la actualidad.
La señora Giménez llegó a Bahía contratada para filmar una serie de comerciales que se realizarían en el interior de la fábrica "Barrita de Oro" El camarógrafo fué Miguel Thomé y los doblajes se llevaron a cabo en los estudios de Canal 9-Telenueva. El rodaje fílmico se llevó a cabo durante una jornada casi completa y al día siguiente, Susana Giménez fué agasajada con una cena en las instalaciones del Club de Golf Palihue, a la que asistieron los propietarios de la empresa auspiciante y los directivos de la agencia Idea.
Los guiones y story boards que se utilizaron para esta producción local eran de mi autoría y recuerdo el paso de aquella joven modelo es ascenso como una hermosa e inolvidable experiencia, ya que durante una charla informal que mantuvimos en esa cena, ella daba claras señales de ser una mujer objetiva que tenía muy en claro lo que quería para su carrera artística. Inteligente, sobria y dúctil, años después, el destino, su fuerza de voluntad y carisma la ubicarían merecidamente en el podio de las grandes estrellas nacionales, sitial donde supo mantenerse hasta la actualidad.
domingo, 4 de enero de 2009
"Lucho", no estuvo solo en Año Nuevo.
Se llama Luciano Ortíz, le dicen “Lucho”, tiene 21 años y es uno de los tantos ciudadanos a quienes le tocó trabajar durante la noche del 31 de Diciembre del año pasado. Desde hace dos meses y medio, cumple tareas en la estación de servicio Petroeste, ubicada en Avenida Alem y Alsina de Bahía Blanca. Segundos después de la medianoche, en todos los hogares del país, comenzaron los tradicionales festejos en familia, por lo tanto, a esa hora, las calles de la ciudad estaban casi desiertas y en el cielo estallaban cientos de cohetes, bengalas y luces multicolores de todo tipo. “Lucho” había quedado solo en la playa esperando el relevo de la una. Entonces se puso a observar el luminoso espectáculo que producían los fuegos artificiales y en eso estaba, cuando de pronto se percata que varias personas, hombres y mujeres de diferentes edades habían bajado de los edificios que están frente al Teatro Municipal acercándose al sorprendido joven portando botellas de sidra, champagne y pan dulce. Hubo abrazos, apretones de manos, buenos deseos, sonrisas y un brindis que surgió espontáneo en el escenario de la estación que hasta hacía un rato aparecía desolada. Esta acción hermosa de las personas que esa noche fueron al encuentro de “Lucho” para compartir con él la despedida del año, nos alienta a tener esperanzas, porque gracias a Dios, en estos tiempos donde todo el mundo parece mirar hacia otro lado, esa gente maravillosa que no quiso dejar solo a “Lucho”, nos prueba que estamos vivos, enteros y que aún somos capaces de reemplazar el frío de la indiferencia por la intensa virtud de amar al prójimo. Finalmente queridos amigos, les hago saber que con el permiso del protagonista, quería compartir esta historia real con ustedes porque me pareció sumamente enriquecedora.
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