Algunos lectores de este blogspot, me han solicitado que relate más historias insólitas y divertidas. En verdad, cuento con muchos episodios de ese tipo y no tengo inconveniente en ir publicándolos más adelante. Reírme de mí mismo, me ha ayudado en gran forma a superar los diversos escollos surgidos a lo largo de mi agitada ruta creativa. Lo que voy a contarles a continuación es absolutamente real, solo que mantendré en el anonimáto al protagonista, ya que actualmente continúa siendo un artista muy exitoso y conocido en toda América Latina. Todo comenzó cuando mi abuela Lucy, mi madre Elcira y yó, fuimos a pasar 15 días de vacaciones a Mar del Plata. Tenía por entonces 23 años y estaba haciendo radio en LU2 Radio Bahía Blanca. Nos habíamos alojado en el hotel Astor y una noche, salimos a cenar a un restaurante donde estaba haciendo su show un cantante que 3 años atrás había alcanzado la cima del éxito y ahora parecía encontrarse en una vertiginosa caída. Me parecía increíble que esa figura que supo batír records en venta de discos, se encontrara actuando en un lugar tan pequeño y acompañado musicalmente por un tecladista.
A Lucy, le encantaba ese artista de voz particular que además de haber grabado una importante cantidad de temas, también había protagonizado algunas películas musicales. El cantante tenía grandes problemas económicos, ninguna compañía lo convocaba y no le había quedado otro remedio que trabajar por "migajas" en la costa Atlántica. Uno de los pocos bienes que aún conservaba era su lujoso automóvil Alemán de color negro que apenas podía mantener.
El tecladista que lo acompañaba, también oficiaba de chofér y secretario, roles que cumplía a la perfección, ya que era un excelente músico, buen conductor, mecánico y muy buena persona. El cantante estaba muy preocupado por la fama de "mufa" que le habían hecho en el ambiente artístico y aseguraba que ésto había provocado la estrepitósa caída de su carrera.
Pocos días antes de irnos de Mar del Plata, me puse de acuerdo con el cantante y su secretario-chofér, para programar a la brevedad un show en Bahía Blanca e intentar conseguir una cierta cantidad de dinero para que el cantante cubra parte de sus muchas deudas.
Pero por suerte, el destino quiso que al enterarse de la eventual presencia en Bahía del popular artista, directivos del Club Independiente de Río Colorado,se contactaran conmigo para pactar una actuación en esa entidad y publicitar con la debida antelación los dos shows. Uno sería un día Viernes y el otro el Sábado. Solo restaba encontrar un club en Bahía, para la primera presentación.
El único lugar que conseguí fué el Club Noroeste. El "negro" Salvatori,un buen amigo mío, me dió una gran mano para que la actuación del cantante tuviera el máximo de promoción. Como nuestros recursos económicos eran ínfimos, nos limitamos a imprimir volantes y alquilar los servicios de un vehículo propalador que con un grabador a cinta, amplificador y parlantes transitaría 15 días antes por el barrio Noroeste y aledaños promocionando la presentación del cantante.
Habíamos elegido una noche de sábado del mes de Abril. Llovía copiosamente y esta situación climática nos hacía temer por el éxito del "Super Baile".
El cantante había llegado un día antes a Bahía en su automóvil. La lluvia no cesaba y crecían los temores de los posibles accidentes o desgracias que podía llegar a provocar la "mufa" del cantante.
A las 23 horas, con lluvia y todo, el club estaba repleto de gente. Habíamos superado los cálculos previstos, al punto que mucha gente tuvo que asistir al show llevando sus sillas propias. El "negro" Salvatori estaba a cargo de la boletería y en un momento ya no cabía un alfiler en el atestado salón.
Eran las 23,30, cuando llegamos al club en el automóvil del cantante. Con gran dificultad, nos abríamos paso entre los asistentes. Todos querían tocar a la "estrella" o pedirle un autógrafo. El ambiente era familiar y mucha gente, principalmente mujeres, se encontraba sentada en torno a mesas de chapa.
El calor dentro del club se tornaba agobiante. Apenas se podía caminar y en un sector cercano a la barra se había instalado un puesto de "choripán", que estaba trabajando con gran ritmo.
El cantante llegó finalmente al escenario. El tecladista-chofer, ya estaba ubicado con su instrumento conectado a un potente equipo de sonido. El cantante saludaba al público tirándo besos y agitándo sus brazos. Yo estaba diciendo unas palabras de presentación y en el momento que exclamo; "Aquíiiiiii estáaaaaa un grande de la canción, les presento a..." El tecladista pone al máximo el efecto de batería del teclado y desde lo alto del techo de chapas del club, sale disparado un enloquecido escuadrón de murciélagos. Los quirópteros habían despertado súbitamente de su letargo posiblemente a causa del fuerte sonido del teclado.
El pánico comenzó a cundir entre el público. Algunas mujeres trataban de pegarles con sus carteras y otras, las más desesperadas gritaban desaforadamente e intentaban esquivar a los murciélagos que se estrellaban violentamente contra las mesas.
Imprevistamente el encargado del puesto de choripanes sacó a relucir una carabina 22 y comenzó a dispararle a los murciélagos. Los tiros ayudaron a incrementar el pánico generalizado y ante el caos imperante opté por salir de allí cuanto antes. En eso estaba cuando siento que el cantante se cuelga sobre mis hombros mientras grita; "No me dejes hermano, sacáme de aquí". Con el cantante a cuestas logro con gran dificultad llegar hasta la calle totalmente embarrada por la fuerte lluvia que seguía cayendo sobre la ciudad. El "negro" Salvatori traía bajo su brazo la caja metálica con la recaudación y yó, totalmente empapado y al límite de mis fuerzas, logré finalmente llegar hasta el auto del cantante y ubicarme en su interior.
Ya estábamos a punto de salir del acceso del club, cuando el cantante grita; "El Súperman, perdí el Súperman. Se me cayó al agua".Ahí recordé que antes de salir hacia el club, al cantante se le ocurrió detenernos en un kiosco para comprar el "Libro de Oro de Súperman" y como lo había guardado en un bolsillo de su impermeable, seguramente se le había caído en medio del desórden. Cuando llegamos al hotel de la calle Belgrano donde se alojaba el cantante, tódos teníamos la sensación de haber vivido una noche de pesadilla. El artista seguía jodiendo con el "Súperman" y decía que si no lo leía, esa noche no iba a poder dormirse. A las 2 de la madrugada, el tecladista-chofér, salió a buscar por los kiocos el bendito "Súperman" que reclamaba su jefe, "el cantante de la mala suerte".
Finalmente les cuento que con "El negro" Salvatori decidímos darle al cantante la mayor parte de lo que habíamos recaudado en esa noche fatídica.
Faltaba aún la presentación en Río colorado. Por precaución, horas antes del show, yo decidí viajar hacia esa ciudad en un colectivo, mientras que el cantante junto a su chofer, músico y representante lo hicieron en su automóvil.
Previamente, había acordado con el "The Hookers", uno de los mejores grupos de música Beat bahienses, quienes además de hacer excelentes Covers, también eran muy buenos amigos para que hicieran de "soporte" del cantante. "The Hookers", abriría el espectáculo del Club Independiente, actuando unos 30 minutos y luego, se presentaría la estrella en un show de hora y media, aproximada de duración.
El Club Independiente, estaba colmado de público, en su mayoría familias, que seguían la trayectoria discográfica y presentaciones televisivas del popular artistas. Esa noche, "The Hookers", debutaba con un flamante equipo "Fender". Lo habían comprado a crédito y con mucho esfuerzo. A modo de protección, yo había llevado un crucifijo y una cinta roja en la muñeca derecha. Pero creo que todo fué en vano, ya que minutos antes de salir al escenario "The Hookers", la estrella nacional, había visto el equipo y les dijo: "Muy buen equipo muchachos, los felicito, mucha suerte".
"The Hookers" arrancó con muchos aplausos y el tema "La Respuesta" que no llegó a su final porque desde el equipo, que creo era a válvulas, comenzó a salir primero un debil olor a quemado, luego humo, chispas y finalmente silencio.
Por suerte, alguien del club que entendía de electrónica, dió una mano y casi 45 minutos después, el mismo equipo semi averiado, sirvió para que la estrella principal pueda actuar, ya que lo utilizó en partes para realizar su show.
El cantante al recibir el dinero de lo obtenido en el club de Bahía e Independiente de Río Colorado, me dijo; "Algún día, Pipo, volveré para devolverte lo tuyo". En 1984y casi 15 años después, el artista regresó a Bahía y me buscó para pagarme aquella vieja deuda. Esto sucedió mientras yo estaba en LU3 Radio del Sur, haciendo en vivo junto a Sandro Romay, Mónica Celave y Gustavo Daich, el programa "Viva la Gente".
En esa oportunidad, "Larry", nuestro fotógrafo, sabiendo que el afamado artista estaría en el programa, se quedó esperando el gran momento para fotografiarlo con una cámara Nikon de última generación, que había adquirido recientemente. Lo curioso sucedió cuando el cantante ingresa al estudio y "Larry" puso su cámara reflex en posición. En ese instante, el flash se "volvió loco", casi imparable. Eran como luces a repetición. Todos nos miramos alarmados, buscamos a "Larry" y lo vimos huir casi despavorido de la radio. Días después, el atemorizado fotógrafo nos confesó que no había salido ninguna de las fotos que había sacado esa tarde.Los probados sucesos de aquella historia y el posterior reencuentro con éste personaje, me convencieron que es probable que la "mufa" exista. Pero, esta historia, continúa.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Una campaña exitosa y descabellada.
Recuerdo que el dueño de una casa de ropa sport unisex llamada Cat Baloo y que marcó una época por su originalidad, me pide que prepare una campaña gráfica y televisiva para "JB" una nueva marca de jeans que había elegido a Bahía Blanca para hacer el lanzamiento del producto.
Jorge, el propietario de Cat Baloo, siempre me había dado absoluta libertad creativa. Esta firma funcionaba en calle O´Higgins al 700 y el amplio local estaba ambientado con una muy cuidada onda western. Las paredes habían sido revestidas con maderas donde se exhibían réplicas de armas del lejano oeste, dibujos de esa época, etc. Para Cat Baloo, había filmado un comercial con sonido que tuvo gran repercusión, porque era diferente a todo lo conocido en televisión. El rodaje se hizo en una localidad llamada Aldea Romana y utilizamos como escenografía el sector de una calle que tenía aún casas de adobe y calles de tierra. Por suerte, había llovido y el barro contribuía a darle más realismo a lo que yo quería lograr en esa filmación cuyos responsables de cámaras eran Miguel Tomé y Abel Sosa. El argumento del comercial se basaba en un tiroteo entre el modelo protagonista que llegaba al pueblo y 3 mexicanos feos y desprolijos que finalmente eran vencidos por el "muchachito" héroe.
El filme cerraba con el pistolero "ganador" junto a las dos hermosas chicas que había venido a rescatar y aparecían exhibiendo jeans y camisas de Cat Baloo. La pieza televisiva tenía mucha fuerza de imágen y sonido, ya que los balazos se oían como en las películas de Franco Leone (el genial creador de los famosos "westerns Spaguetti").La cuidada edición final, hizo que "el duelo", fuera un éxito publicitario.
Los directivos de "JB" habían visto ese comercial y querían algo parecido o superior para imponer su línea.
Para presentar esos nuevos jeans, se me ocurrió armar la escenografía de un cementerio donde aparecían varias lápidas y en ellas se veían claramente las inscripciones de marcas líderes de la competencia que supuestamente "yacían enterradas". La cámara mostraba en primer plano y uno por uno los nombres y logotipos de reconocidos jeans nacionales e importados. El clima tétrico de los primeros segundos estaba acompañado por una música de suspenso y luego la cámara se elevaba hacia el sector alto del "camposanto". En ese momento se producía un estallido, todo se iluminaba y aparecía el logotipo de "JB" por encima de todos los que "habían muerto y estaban sepultados".
En ese instante se escuchaba una voz en off diciendo; "Todos los jeans que vos conocías, ya no existen, ahora...nace "JB", el único jean con vida."
El argumento del comercial televisivo se adaptó a un aviso gráfico que publicamos un día domingo. La respuesta fué inmediata, el dueño de Cat Baloo y la gente de "JB" estában eufóricos. En un solo día, habían agotado el stock. El problema surgió cuando 24 horas después de aquella publicación aterrizaron en Bahía los abogados que representaban a las importantes marcas que figuraban en las lápidas y venían dispuestos a iniciarme una querella por publicar ese aviso agresivo.
Felizmente todo se arregló extrajudicialmente y se reparó el "daño" publicando una nueva pieza gráfica, esta vez con los nombres tachados de los "fallecidos".
Obviamente, después de aquel incidente que por suerte no pasó a mayores, el comercial televisivo jamás salió al aire y no tuve otro remedio que hacer una campaña más light.
Jorge, el propietario de Cat Baloo, siempre me había dado absoluta libertad creativa. Esta firma funcionaba en calle O´Higgins al 700 y el amplio local estaba ambientado con una muy cuidada onda western. Las paredes habían sido revestidas con maderas donde se exhibían réplicas de armas del lejano oeste, dibujos de esa época, etc. Para Cat Baloo, había filmado un comercial con sonido que tuvo gran repercusión, porque era diferente a todo lo conocido en televisión. El rodaje se hizo en una localidad llamada Aldea Romana y utilizamos como escenografía el sector de una calle que tenía aún casas de adobe y calles de tierra. Por suerte, había llovido y el barro contribuía a darle más realismo a lo que yo quería lograr en esa filmación cuyos responsables de cámaras eran Miguel Tomé y Abel Sosa. El argumento del comercial se basaba en un tiroteo entre el modelo protagonista que llegaba al pueblo y 3 mexicanos feos y desprolijos que finalmente eran vencidos por el "muchachito" héroe.
El filme cerraba con el pistolero "ganador" junto a las dos hermosas chicas que había venido a rescatar y aparecían exhibiendo jeans y camisas de Cat Baloo. La pieza televisiva tenía mucha fuerza de imágen y sonido, ya que los balazos se oían como en las películas de Franco Leone (el genial creador de los famosos "westerns Spaguetti").La cuidada edición final, hizo que "el duelo", fuera un éxito publicitario.
Los directivos de "JB" habían visto ese comercial y querían algo parecido o superior para imponer su línea.
Para presentar esos nuevos jeans, se me ocurrió armar la escenografía de un cementerio donde aparecían varias lápidas y en ellas se veían claramente las inscripciones de marcas líderes de la competencia que supuestamente "yacían enterradas". La cámara mostraba en primer plano y uno por uno los nombres y logotipos de reconocidos jeans nacionales e importados. El clima tétrico de los primeros segundos estaba acompañado por una música de suspenso y luego la cámara se elevaba hacia el sector alto del "camposanto". En ese momento se producía un estallido, todo se iluminaba y aparecía el logotipo de "JB" por encima de todos los que "habían muerto y estaban sepultados".
En ese instante se escuchaba una voz en off diciendo; "Todos los jeans que vos conocías, ya no existen, ahora...nace "JB", el único jean con vida."
El argumento del comercial televisivo se adaptó a un aviso gráfico que publicamos un día domingo. La respuesta fué inmediata, el dueño de Cat Baloo y la gente de "JB" estában eufóricos. En un solo día, habían agotado el stock. El problema surgió cuando 24 horas después de aquella publicación aterrizaron en Bahía los abogados que representaban a las importantes marcas que figuraban en las lápidas y venían dispuestos a iniciarme una querella por publicar ese aviso agresivo.
Felizmente todo se arregló extrajudicialmente y se reparó el "daño" publicando una nueva pieza gráfica, esta vez con los nombres tachados de los "fallecidos".
Obviamente, después de aquel incidente que por suerte no pasó a mayores, el comercial televisivo jamás salió al aire y no tuve otro remedio que hacer una campaña más light.
lunes, 25 de febrero de 2008
NACE EL SAPO "SAPIENSO"
Ni bién apareció el "Hombre de Chapa" en la pantalla de televisión, me dí cuenta del fuerte impacto que estaba produciendo el superhéroe de metal y la forma en que posicionaba a la empresa de autopartes que había apostado a mi creación.
El mayor desafío de mi carrera estaba por venir y esto ocurrió cuando un día de 1986, el señor Segundo Fernández, quien en ese tiempo era subdirector de Canal 9 Telenueva, me hace saber que la directora de ese medio, la señora Diana Julio de Massot, quería tener una entrevista conmigo. Esta mítica mujer empresaria es protagonista de una rica trayectoria en el ámbito periodístico nacional, ya que desde muy temprana edad, tuvo a su cargo la responsabilidad de conducir los destinos de La Nueva Provincia, uno de los diarios más importantes de la Argentina. Por fin llegó el día de la entrevista con la señora Diana. La conversación fué muy breve. Creo que ella tenía una radiografía casi perfecta de mi personalidad y en pocas palabras me explicó lo que necesitaba con bastante urgencia. Su propósito era levantar al máximo la audiencia de Canal 9-Telenueva, y el motivo de mi presencia frente a la señora, consistía en crear algo que cumpla con este cometido. Le dije que en 48 horas le traería una propuesta. Aparentemente y por alguna extraña razón, la mayor compañía distribuidora de películas y series del país, no estaba abasteciendo a Canal 9 de material atractivo para el televidente. Esto no tenía nada que ver con el tema económico, ya que esa empresa siempre cumplió con todos los compromisos y exigencias legales sin excepción. En la ciudad había y hay 2 canales de aire y quien en aquella época ofrecía la programación más fuerte era canal 7, competencia del 9. Me despedí de la señora Diana y al salir del edificio (antes funcionaba en calle Sarmiento, frente a la Plaza Rivadavia) comencé a pensar en reflotar una interesante interacción gráfico-televisiva que ya había probado un par de años antes, en ese mismo canal y con una gran respuesta. El producto se llamó "TV Juegos". Ahora, y en base a esa experiencia, debía enriquecerla y encontrar una atracción, un personaje original (que no fuera un ser humano) y que oficiara como conductor de la idea.
Horacio "Cacho" Angelo, quien en ese tiempo, era el gerente de producción de Canal 9, me había mostrado en una oportunidad un video de Paul McCartney titulado We all stand together (Permanecemos Juntos), un genial dibujo animado donde aparecen sapos y ranitas que bailan al compás de esa maravillosa y dulce melodía. A partir de esas imágenes, surgió la idea de armar un sapo "títere" para que sea la figura vinculante entre el juego y los televidentes. A las pocas horas, Angelo, Elvira y yó, fuimos a ver a la señora Yolanda Iglesias, una buena amiga de nuestra familia, que tenía experiencia y muy buen gusto para la costura y vivía en Ingeniero White.
Casi una noche entera nos llevó dar con el modelo definitivo de quien no tardaría en convertirse en el "sapito" más popular y querido de la televisión Bahiense.
Habíamos dado con la forma, ahora nos faltaba lo más importante; El nombre. La intención era que este personaje premiara el conocimiento de los participantes y allí se me ocurrió bautizarlo "Sapienso", el "Sapo que sabe y piensa".
La señora Diana Julio de Massot, me dió su consentimiento y sin pérdida de tiempo comenzamos a producir la pieza televisiva. En el equipo de producción además de Angelo a cargo de la producción y dirección de cámaras, también estaba Mario Calderón, un excelente editor de video quien junto a un grupo de sonidistas, camarógrafos e iluminadores, puso su aporte profesional para lograr que "Sapienso", se convierta en un producto diferente a todo lo conocido y realizado con el máximo de calidad. A las pocas horas de aparecer en pantalla la criatura de "peluche" fué inmediatamente aceptada por televidentes de todas las edades, ya que el objetivo era captar la atención de los niños en edad escolar y también a su familia para que los ayuden a encontrar las respuestas.
"Sapienso" aparecía en la pantalla en cualquier momento de la programación. Cada micro duraba unos 2 minutos y en ellos formulaba una pregunta ilustrada o animada de interés general. Cada una de estas preguntas tenía un número y los televidentes participaban desde sus hogares respondiéndolas mediante la utilización de un elemento gráfico llamado "Video Tarjeta". En ella estaban impresos 12 espacios en blanco, debidamente numerados, donde con letra clara, el concursante debía escribir la respuesta correcta. Al pié de esta hoja, había un lugar que debía llenarse con los datos del participante. Cuando la "Video Tarjeta" era completada se depositaba en las grandes urnas habilitadas en el acceso de Canal 9.
Cada ciclo de preguntas y respuestas duraba unos 45 días. Las "Video Tarjetas" se entregaban gratuitamente en el acceso del canal o en distintos puntos de distribución. Durante los dos años que "Sapienso" estuvo en el aire, se recibían más de 100 mil "Video Tarjetas" por concurso.
La figura de "Sapienso" creció rapidamente y se convirtió en el sapito más famoso y querido por las familias de Bahía Blanca y su amplia zona de influencia. La "Sapimanía" imperaba en las denominadas "Casitas de Fiestas", donde las tortas de los cumpleañeros eran decoradas con sapitos de chocolate o azúcar, lo mismo sucedía con las tarjetas de invitación, los souvenirs y tapas de cuadernos o carpetas que exhibían coloridas ilustraciones del sapito y que realizaban los propios niños.
El mayor desafío de mi carrera estaba por venir y esto ocurrió cuando un día de 1986, el señor Segundo Fernández, quien en ese tiempo era subdirector de Canal 9 Telenueva, me hace saber que la directora de ese medio, la señora Diana Julio de Massot, quería tener una entrevista conmigo. Esta mítica mujer empresaria es protagonista de una rica trayectoria en el ámbito periodístico nacional, ya que desde muy temprana edad, tuvo a su cargo la responsabilidad de conducir los destinos de La Nueva Provincia, uno de los diarios más importantes de la Argentina. Por fin llegó el día de la entrevista con la señora Diana. La conversación fué muy breve. Creo que ella tenía una radiografía casi perfecta de mi personalidad y en pocas palabras me explicó lo que necesitaba con bastante urgencia. Su propósito era levantar al máximo la audiencia de Canal 9-Telenueva, y el motivo de mi presencia frente a la señora, consistía en crear algo que cumpla con este cometido. Le dije que en 48 horas le traería una propuesta. Aparentemente y por alguna extraña razón, la mayor compañía distribuidora de películas y series del país, no estaba abasteciendo a Canal 9 de material atractivo para el televidente. Esto no tenía nada que ver con el tema económico, ya que esa empresa siempre cumplió con todos los compromisos y exigencias legales sin excepción. En la ciudad había y hay 2 canales de aire y quien en aquella época ofrecía la programación más fuerte era canal 7, competencia del 9. Me despedí de la señora Diana y al salir del edificio (antes funcionaba en calle Sarmiento, frente a la Plaza Rivadavia) comencé a pensar en reflotar una interesante interacción gráfico-televisiva que ya había probado un par de años antes, en ese mismo canal y con una gran respuesta. El producto se llamó "TV Juegos". Ahora, y en base a esa experiencia, debía enriquecerla y encontrar una atracción, un personaje original (que no fuera un ser humano) y que oficiara como conductor de la idea.
Horacio "Cacho" Angelo, quien en ese tiempo, era el gerente de producción de Canal 9, me había mostrado en una oportunidad un video de Paul McCartney titulado We all stand together (Permanecemos Juntos), un genial dibujo animado donde aparecen sapos y ranitas que bailan al compás de esa maravillosa y dulce melodía. A partir de esas imágenes, surgió la idea de armar un sapo "títere" para que sea la figura vinculante entre el juego y los televidentes. A las pocas horas, Angelo, Elvira y yó, fuimos a ver a la señora Yolanda Iglesias, una buena amiga de nuestra familia, que tenía experiencia y muy buen gusto para la costura y vivía en Ingeniero White.
Casi una noche entera nos llevó dar con el modelo definitivo de quien no tardaría en convertirse en el "sapito" más popular y querido de la televisión Bahiense.
Habíamos dado con la forma, ahora nos faltaba lo más importante; El nombre. La intención era que este personaje premiara el conocimiento de los participantes y allí se me ocurrió bautizarlo "Sapienso", el "Sapo que sabe y piensa".
La señora Diana Julio de Massot, me dió su consentimiento y sin pérdida de tiempo comenzamos a producir la pieza televisiva. En el equipo de producción además de Angelo a cargo de la producción y dirección de cámaras, también estaba Mario Calderón, un excelente editor de video quien junto a un grupo de sonidistas, camarógrafos e iluminadores, puso su aporte profesional para lograr que "Sapienso", se convierta en un producto diferente a todo lo conocido y realizado con el máximo de calidad. A las pocas horas de aparecer en pantalla la criatura de "peluche" fué inmediatamente aceptada por televidentes de todas las edades, ya que el objetivo era captar la atención de los niños en edad escolar y también a su familia para que los ayuden a encontrar las respuestas.
"Sapienso" aparecía en la pantalla en cualquier momento de la programación. Cada micro duraba unos 2 minutos y en ellos formulaba una pregunta ilustrada o animada de interés general. Cada una de estas preguntas tenía un número y los televidentes participaban desde sus hogares respondiéndolas mediante la utilización de un elemento gráfico llamado "Video Tarjeta". En ella estaban impresos 12 espacios en blanco, debidamente numerados, donde con letra clara, el concursante debía escribir la respuesta correcta. Al pié de esta hoja, había un lugar que debía llenarse con los datos del participante. Cuando la "Video Tarjeta" era completada se depositaba en las grandes urnas habilitadas en el acceso de Canal 9.
Cada ciclo de preguntas y respuestas duraba unos 45 días. Las "Video Tarjetas" se entregaban gratuitamente en el acceso del canal o en distintos puntos de distribución. Durante los dos años que "Sapienso" estuvo en el aire, se recibían más de 100 mil "Video Tarjetas" por concurso.
La figura de "Sapienso" creció rapidamente y se convirtió en el sapito más famoso y querido por las familias de Bahía Blanca y su amplia zona de influencia. La "Sapimanía" imperaba en las denominadas "Casitas de Fiestas", donde las tortas de los cumpleañeros eran decoradas con sapitos de chocolate o azúcar, lo mismo sucedía con las tarjetas de invitación, los souvenirs y tapas de cuadernos o carpetas que exhibían coloridas ilustraciones del sapito y que realizaban los propios niños.
"EL HOMBRE DE CHAPA"
Siempre fuí un amante de los superhéroes, al extremo que poseo una abundante colección de comics nacionales e importados de todos los tiempos y géneros. Una gran parte de éste material gráfico está relacionado con personajes clásicos como Bátman, "El Hombre Araña" y Súperman, entre los más conocidos. Siempre pensé que en publicidad todo es posible si se logra diseñar una figura de fuerza, que se identifique con los beneficios que ofrece la empresa o producto a promocionar. Un dibujo llamativo si está bién logrado logra imponerse entre los consumidores y se transforma en una data gráfica (o logotipo) que se relaciona visualmente con la marca anunciante. Uno de mis mayores logros fué "El Hombre de Chapa", que durante 3 o 4 años y por su originalidad, se hizo muy popular en la televisión abierta de Bahía Blanca. Este superhéroe fué creado para un conocido comercio de autopartes de automóviles. En común acuerdo con los propietarios de esa empresa, decidimos armar una pieza televisiva diferente a las tradicionales. Esta promoción significaba un verdadero desafío ya que debía producir un comercial de bajo presupuesto que sin ser una animación tuviera bastante fuerza y movimiento. Algo similar a un cómic con relato en off y efectos especiales de audio. Cada video duraba unos 25 segundos y en el se mostraba a un hombre común que cuando veía un choque en la vía pública, instantáneamente pasaba de testigo a protagonista transformándose en "El Hombre de Chapa" . Con increíble velocidad, este personaje reparaba los vehículos colisionados dejándolos finalmente en impecable estado. La idea era obviamente un derivado de los superhéroes convencionales, con la diferencia que "El Hombre de Chapa" cuando entraba en acción no tenía un rostro definido. La única expresión estába en su boca y su misión era solucionar los problemas de vehículos que chocaban. A los pocos días de salir al aire, este novedoso comercial logró un éxito rotundo y se convirtió en el favorito de chicos y grandes. Cada pieza televisiva se realizaba con una serie de cartones pintados con acuarelas que eran grabados "cuadro a cuadro" en tomas de 1 a 2 segundos cada una utilizándo dos cámaras e iluminación de estudio. Posteriormente se editaban las secuencias en base al audio original.
El sonido que acompañaba tanto los comerciales de televisión como los de radio fué realizado por Esteban Olivio Quaglia, un excelente operador de LU3 RadioDel Sur, quién logró imprimir el clima y ritmo necesario que requería la propuesta. En nuestra casa de La Plata, guardo en mi estudio los más de 40 cartones originales del "Hombre de Chapa". Varios de estos cuadros los exhibí en distintas muestras de cómics a los que fuí invitado y curiosamente siguen siendo tan atractivos como en su época. Esto lo he comprobado cuando muchachos nostálgicos (Hoy hombres y radicados en otras ciudades) que alguna vez admiraron a esta figura cuando vivían en Bahía Blanca siendo niños, quisieron comprarme alguno de esos dibujos para tenerlos como un recuerdo de su infancia, algo que no haría de ninguna manera. En total se pusieron en el aire 3 comerciales diferentes del superhéroe de las autopartes.
El sonido que acompañaba tanto los comerciales de televisión como los de radio fué realizado por Esteban Olivio Quaglia, un excelente operador de LU3 RadioDel Sur, quién logró imprimir el clima y ritmo necesario que requería la propuesta. En nuestra casa de La Plata, guardo en mi estudio los más de 40 cartones originales del "Hombre de Chapa". Varios de estos cuadros los exhibí en distintas muestras de cómics a los que fuí invitado y curiosamente siguen siendo tan atractivos como en su época. Esto lo he comprobado cuando muchachos nostálgicos (Hoy hombres y radicados en otras ciudades) que alguna vez admiraron a esta figura cuando vivían en Bahía Blanca siendo niños, quisieron comprarme alguno de esos dibujos para tenerlos como un recuerdo de su infancia, algo que no haría de ninguna manera. En total se pusieron en el aire 3 comerciales diferentes del superhéroe de las autopartes.
sábado, 23 de febrero de 2008
El padre de Karina y yó en una tarde de terror.
Karina había sido internada en un centro de rehabilitación muy reconocido que se especializaba en tratamiento y recuperación de drogadictos. El lugar tenía probada fama de eficiencia profesional y funcionaba en una localidad de la Provincia de Buenos Aires. Sus padres iban a visitarla cada 15 días y cuando regresaban, siempre me llamában para hacerme saber como estaba la salud de su hija. En una de las últimas conversaciones teléfónicas, su padre me hizo saber que "Kari" había superado la etapa crítica y evolucionaba favorablemente. Por esta razón y debido a una promesa que había hecho a una vírgen cuyo santuario estaba en el balneario Monte Hermoso me pidió que lo acompañe hasta allí para agradecerle a la vírgen por la mejoría de "Kari". Gracias a Dios y los médicos, la jóven estaba saliendo del infierno de la droga. Quedámos en partir de Bahía a las 13 horas. Era un día de semana y el invierno estaba llegando a su fin, pero esa tarde además de hacer bastante frío, también llovía. El padre de Karina era un alto funcionario de una empresa del Estado y acordámos que pasaría a buscarme por mi casa. Apareció puntualmente con una camioneta del organismo para el cual trabajaba. Ibamos sentados en la parte trasera y quién conducía era un chofer muy simpático. El padre de Karina trataba de ser agradable, pero no le quedaba bien, tenía la típica personalidad del profesional (era ingeniero) directivo que tiene incorporada una máscara de "tipo duro", aunque creo que a esa altura de las circunstancias, se sentía muy mal por haber perdido el control de su jóven hija. Confieso que cuando lo ví por primera vez en aquella noche fatal, me pareció un verdadero tipo de mierda, pero a medida que lo fuí tratando, empecé a verlo como a una buena persona que estaba haciendo todo lo humanamente posible para recuperar a Karina. Estábamos saliendo de la ciudad, ya habíamos dejado atrás el cementerio local y nos disponíamos a ingresar en la ruta, cuando en una curva de la ruta y bajo la lluvia, vemos a una chica vestida con guardapolvo blanco y un portafolios en su mano derecha haciendo "dedo".El chofer nos miró por el espejo retrovisor como preguntando; ¿Que hacemos?. Yo me adelanté y en voz alta dije; "Creo que debemos parar, la pobre chica se está empapando". El padre de Karina estuvo de acuerdo. El vehículo se detuvo y la chica vino corriendo y se sentó en la parte delantera junto al chofer.
La lluvia se estaba intensificando y el cielo se había tornado gris oscuro. No había ninguna señal que indicara que esa tormenta se fuera a detener.
La chica a quien llamaré Alejandra era sumamente simpática y espontánea. Sus cabellos eran rubios y no aparentaba tener más de 25 años. Entusiasmada nos contaba detalles de su actividad como maestra, anécdotas breves, etc. En todo momento no dejaba de agradecer que nos hayamos detenido y la traslademos hacia Monte Hermoso, sitio hacia donde ella también se dirigía.
La charla de ese viaje breve se había hecho amena y en un momento le pregunto; ¿Alejandra vos vivís en Monte?. Nó, me responde, yo vivo y trabajo como maestra en Bahía, pero voy a Monte para "bañarme en el mar". En principio, creo que todos lo tomamos como una broma y seguimos hablando de temas varios, sin darle importancia a esa respuesta.
Cuando llegamos a la ciudad balnearia, el frío parecía haber aumentado debido a la cercanía del mar. Antes de despedirnos de Alejandra, el padre de Karina, nos invita a tomar un café en un bar aledaño a una estación de servicio.
Cuando estábamos en la mesa observo que Alejandra se había puesto tensa y denotaba cierta angustia. Durante el viaje no había parado de hablar y reir, pero ni bien entramos en ese bar, parecía haberse transformado. Sus ojos grandes y celestes parecían estar al borde del llanto. Para romper el "hielo", le dije; ¿Así que venís a bañarte?, linda tarde elegiste para meterte en el agua. La joven maestra apenas me escuchó. Tenía la mirada perdida y con voz débil, me responde; "No importa, igual me voy a bañar, el mar me está esperando".
El padre de Karina y el chofer escucharon esto último con real preocupación y cuando la chica se levantó para dirigirse al baño, tomé su portafolios, lo abrí y ví que entre otras cosas, también llevaba dos cajas con ansiolíticos de una conocida marca. El padre de Karina y su chofer me miraban sin entender nada. "Creo que estamos ante un problema serio, les dije. Esta chica está medicada y no la veo bien, algo le pasa. Si hace falta, dénme una mano para evitar una tragedia".
Quien más se comprometió fué el chofer. El padre de Karina se había quedado en silencio y se limitó a "tamborillear" nerviosamente sus dedos sobre la mesa.
Alejandra salió del baño y se sentó nuevamente con nosotros. La miré y le pregunté; ¿Que te está pasando? Decíme la verdad, vos viniste aquí con una idea rara, nó? La chica comenzó a llorar desconsolada y entre lágrimas, nos comenta que dos días atrás había sepultado a su abuelo, que era la única persona que amaba en esta vida y no podía aceptar que ya no estuviera más a su lado.
Esta vez mi pregunta fué más directa; ¿Y por eso decidiste suicidarte?. Alejandra no paraba de llorar. Tomé nuevamente su portafolios, saqué una de las pastillas tranquilizantes, le alcancé un vaso con agua y le dije; "Tomála por favor y si intentás ir hacia el mar te lo vamos a impedir por la fuerza. Vos te volvés con nosotros." Después de varios minutos, la chica comenzó a calmarse. Le propuse al padre de Karina dejar la promesa a la vírgen para otro momento y trasladar sin pérdida de tiempo a Alejandra a una clínica de Bahía y avisarle a sus parientes cercanos. En el viaje de regreso, Alejandra se había dormido profundamente. Al parecer, el medicamento había hecho efecto. Yo conocía a los responsables de una clínica siquiátrica que estaba ubicada a unas pocas cuadras del centro de Bahía. Le expusimos la situación al médico de guardia y llamé a una tía que Alejandra había mencionado en dos o tres oportunidades y cuyo teléfono saqué de su agenda personal. La lluvia se había detenido. La tía de la jóven maestra llegó rápidamente y se hizo cargo de la situación. El padre de Karina, su chofer y yó, nos quedamos en la clínica hasta cerca de las 22 horas. Esa tarde habíamos sido protagonistas de un episodio poco común y por alguna razón, Dios y el destino nos habían puesto en el camino de Alejandra para impedir su suicidio, algo similar a lo que me había tocado vivir cuando junto a "Cholo Sárden", Figueroa y la gente del Hospital Municipal pudimos ayudar a Karina.
Alejandra estuvo internada en esa clínica unos dos meses y fué tratada por un cuadro de depresión. Un día a la semana, iba a visitarla. Charlábamos en el patio cubierto sobre dibujo, pintura y poesías. Siempre le llevaba algún libro y guardo una biblia que me regaló con una hermosa dedicatoria. No supe más nada de Alejandra. La última comunicación con ella fué telefónica, estaba viviendo con su tía y gracias a Dios, ya había salido de su crísis.
A Karina la volví a ver años más tarde cuando yo vivía en Mar del Plata. Fué un encuentro casual en la Avenida Colón. Ella iba acompañada por sus padres, me comentó que estaba trabajando en una conocida cadena de hamburguesas. Tenía muy buen aspecto y se sentía muy contenta de vivir en "La Feliz".
Finalmente, confieso que jamás perderé a mi niño interior, porque me ayuda a aguantar las hipocresías y mentiras inconducentes de políticos o dirigentes supuestamente serios. Yo solo les creo a los superhéroes cómo "El HombreAraña", "Bátman","Súperman" y tantos otros que conviven conmigo en sus distintas formas. "Todos tenemos un superhéroe en nuestro interior. eso nos ayuda a ser mejores personas y pasar por la vida dignamente para finalmente morir con honor".
La lluvia se estaba intensificando y el cielo se había tornado gris oscuro. No había ninguna señal que indicara que esa tormenta se fuera a detener.
La chica a quien llamaré Alejandra era sumamente simpática y espontánea. Sus cabellos eran rubios y no aparentaba tener más de 25 años. Entusiasmada nos contaba detalles de su actividad como maestra, anécdotas breves, etc. En todo momento no dejaba de agradecer que nos hayamos detenido y la traslademos hacia Monte Hermoso, sitio hacia donde ella también se dirigía.
La charla de ese viaje breve se había hecho amena y en un momento le pregunto; ¿Alejandra vos vivís en Monte?. Nó, me responde, yo vivo y trabajo como maestra en Bahía, pero voy a Monte para "bañarme en el mar". En principio, creo que todos lo tomamos como una broma y seguimos hablando de temas varios, sin darle importancia a esa respuesta.
Cuando llegamos a la ciudad balnearia, el frío parecía haber aumentado debido a la cercanía del mar. Antes de despedirnos de Alejandra, el padre de Karina, nos invita a tomar un café en un bar aledaño a una estación de servicio.
Cuando estábamos en la mesa observo que Alejandra se había puesto tensa y denotaba cierta angustia. Durante el viaje no había parado de hablar y reir, pero ni bien entramos en ese bar, parecía haberse transformado. Sus ojos grandes y celestes parecían estar al borde del llanto. Para romper el "hielo", le dije; ¿Así que venís a bañarte?, linda tarde elegiste para meterte en el agua. La joven maestra apenas me escuchó. Tenía la mirada perdida y con voz débil, me responde; "No importa, igual me voy a bañar, el mar me está esperando".
El padre de Karina y el chofer escucharon esto último con real preocupación y cuando la chica se levantó para dirigirse al baño, tomé su portafolios, lo abrí y ví que entre otras cosas, también llevaba dos cajas con ansiolíticos de una conocida marca. El padre de Karina y su chofer me miraban sin entender nada. "Creo que estamos ante un problema serio, les dije. Esta chica está medicada y no la veo bien, algo le pasa. Si hace falta, dénme una mano para evitar una tragedia".
Quien más se comprometió fué el chofer. El padre de Karina se había quedado en silencio y se limitó a "tamborillear" nerviosamente sus dedos sobre la mesa.
Alejandra salió del baño y se sentó nuevamente con nosotros. La miré y le pregunté; ¿Que te está pasando? Decíme la verdad, vos viniste aquí con una idea rara, nó? La chica comenzó a llorar desconsolada y entre lágrimas, nos comenta que dos días atrás había sepultado a su abuelo, que era la única persona que amaba en esta vida y no podía aceptar que ya no estuviera más a su lado.
Esta vez mi pregunta fué más directa; ¿Y por eso decidiste suicidarte?. Alejandra no paraba de llorar. Tomé nuevamente su portafolios, saqué una de las pastillas tranquilizantes, le alcancé un vaso con agua y le dije; "Tomála por favor y si intentás ir hacia el mar te lo vamos a impedir por la fuerza. Vos te volvés con nosotros." Después de varios minutos, la chica comenzó a calmarse. Le propuse al padre de Karina dejar la promesa a la vírgen para otro momento y trasladar sin pérdida de tiempo a Alejandra a una clínica de Bahía y avisarle a sus parientes cercanos. En el viaje de regreso, Alejandra se había dormido profundamente. Al parecer, el medicamento había hecho efecto. Yo conocía a los responsables de una clínica siquiátrica que estaba ubicada a unas pocas cuadras del centro de Bahía. Le expusimos la situación al médico de guardia y llamé a una tía que Alejandra había mencionado en dos o tres oportunidades y cuyo teléfono saqué de su agenda personal. La lluvia se había detenido. La tía de la jóven maestra llegó rápidamente y se hizo cargo de la situación. El padre de Karina, su chofer y yó, nos quedamos en la clínica hasta cerca de las 22 horas. Esa tarde habíamos sido protagonistas de un episodio poco común y por alguna razón, Dios y el destino nos habían puesto en el camino de Alejandra para impedir su suicidio, algo similar a lo que me había tocado vivir cuando junto a "Cholo Sárden", Figueroa y la gente del Hospital Municipal pudimos ayudar a Karina.
Alejandra estuvo internada en esa clínica unos dos meses y fué tratada por un cuadro de depresión. Un día a la semana, iba a visitarla. Charlábamos en el patio cubierto sobre dibujo, pintura y poesías. Siempre le llevaba algún libro y guardo una biblia que me regaló con una hermosa dedicatoria. No supe más nada de Alejandra. La última comunicación con ella fué telefónica, estaba viviendo con su tía y gracias a Dios, ya había salido de su crísis.
A Karina la volví a ver años más tarde cuando yo vivía en Mar del Plata. Fué un encuentro casual en la Avenida Colón. Ella iba acompañada por sus padres, me comentó que estaba trabajando en una conocida cadena de hamburguesas. Tenía muy buen aspecto y se sentía muy contenta de vivir en "La Feliz".
Finalmente, confieso que jamás perderé a mi niño interior, porque me ayuda a aguantar las hipocresías y mentiras inconducentes de políticos o dirigentes supuestamente serios. Yo solo les creo a los superhéroes cómo "El HombreAraña", "Bátman","Súperman" y tantos otros que conviven conmigo en sus distintas formas. "Todos tenemos un superhéroe en nuestro interior. eso nos ayuda a ser mejores personas y pasar por la vida dignamente para finalmente morir con honor".
jueves, 21 de febrero de 2008
Karina y una Noche de Tormenta y Terror.
Ya estábamos en democracia. La reciente Guerra de Malvinas, aún permanecía tan fresca y caliente como la sangre allí derramada. Solo se pensaba en la derrota. Y como "habíamos perdido", de eso...No se hablaba.
Los miles que llegaron de las islas fueron obligados a entrar de noche, "por la puerta trasera" y con verguenza, algo propio de un país poco y nada patriota que creyó que aquello fué un partido de fútbol entre Argentina e Inglaterra. Concretamente no hubo desfile ni recepción ni banderas ni bandas tocando para los que habían puesto los "huevos" en el aire, la tierra y el mar. Malvinas es una de las tantas asignaturas pendientes que le debemos a los que murieron, a los mutilados, a los que regresaron con el alma herida y se mordieron los labios hasta hacerlos sangrar cuando una mayoría de comadrejas de retaguardia los llamó "Loquitos de la guerra". Seguí haciendo radio y comencé a crear para pocos y muy buenos anunciantes desde un pequeño estudio que aún hoy y gracias a Dios, sigue impregnado de energía y espíritus de luz que me envían cada noche señales creativas. Un viernes a la noche de frío y lluvia, termino mi programa que iba de 22 a 24 hs y salgo de LU3 Radio del Sur rumbo a mi casa. Frente a "Brancaleone", (Alsina al 300), noto un movimiento extraño. "Cholo" Sárden, el responsable de la seguridad de "Cripy", junto a un muchacho alto y fornido cuyo apellido no recuerdo, estaban corriendo por la calle a una chica vestida con ropa de verano y descalza. Detuve el auto y le pregunté a "Cholo" que pasaba. Creo que se tomó todo, me responde "Cholo" y no la podemos agarrar. La jovencita entra velozmente en "Brancaleone" y se mezcla entre la multitud que colmaba el boliche. "Cholo" me pide que le dé una mano y junto a Ernesto Figueroa, uno de los dueños del lugar y amigo mío, comenzamos a buscarla. La chica se había escondido tras uno de los sillones y al verse descubierta intenta escapar. Gritaba desaforadamente y nos insultaba mientras tiraba puntapiés, puñetazos y lo que sea para evitar ser atrapada. Por aquellos años, los efectos que produce la droga no eran muy difundidos, pero la alteración de la muchacha no parecía indicar que fuera por efecto del alcohol.
Finalmente, entre 4 o 5 personas y con mucho esfuerzo, la pudimos introducir en mi auto y rápidamente la llevamos a la guardia del Hospital Municipal. La doctora que estaba de turno determinó no aplicarle ningún sedante dado el cuadro de excitación que presentaba la chica, ya que esto podría producirle un shock.
El espectáculo daba escalofríos. Los que estábamos allí presentes no podíamos creer lo que le estaba pasando a esa chiquilla que aparentaba unos 15 años de edad.
Con buen criterio, la doctora recomendó atarla a la camilla hasta que se canse de gritar y moverse descontroladamente.
Cuando se vió amarrada, la fuerza de la jóven pareció potenciarse, pero al cabo de una hora comenzó a respirar con normalidad y sus pulsaciones iban bajando.
Me llamó la atención que tuviera sus dos brazos llenos de señales de pinchazos. A eso de las 3 de la madrugada, la chica pidió un cigarrillo. Necesitábamos saber cómo se llamaba y donde vivía para avisarle a sus padres lo que estaba pasando.
A esa hora en el hospital, solo habíamos quedado el muchacho alto y fornido que nos ayudó a trasladarla (lamentablemente no recuerdo su nombre)y yó. Con permiso de la médico de guardia desatamos a la jóven e intentábamos de todas las formas posibles que nos dé su nombre, apellido y dirección. Nos mentía constantemente dándonos nombres ficticios, se reía, lloraba. Yo le preguntaba quien le suministraba la droga y allí parecía volver a la realidad. Nos miraba fijamente y pronunciaba el nombre de Sergio, "Sí, Sergio el que me dá las bolsitas de residuos para vender".
Finalmente decidí seguir el último dato; "Me llamo Karina, vivo en calle XXX al 700". Hacia allá fuí. Era aproximadamente las 4 de la madrugada y llovía con más intensidad. Como no tenía la dirección exacta, comencé a tocar timbre en todas las casas existentes a la altura del 700.
Después de recibír una andanada de insultos de todo tipo, finalmente dí con la casa de Karina. Era una vivienda importante, y quien me atendió fué su propio padre. Le comuniqué que su hija estaba internada en el Hospital Municipal. El hombre me miró con cierta preocupación y me dijo; Gracias, váyase a descansar, ya hizo demasiado. Para no perder tiempo, insistí en llevarlo con mi auto que estaba en marcha, pero no aceptó y yá algo fastidiado me respondió; "No se haga problemas, yo me encargo". Pensé; ¡Que tipo de mierda, es su propia hija! Con la penosa imágen de la chica y sus brazos sembrados de inequívocas señales de pinchazos de droga inyectable, volví al hospital. Cuando doblo en calle Estomba, veo al muchacho alto y dos enfermeros con sus uniformes blancos persiguiendo bajo la lluvia a Karina, que semi desnuda, intentaba escapar del nosocomio.
Nuevamente fué atrapada y esta vez, la doctora de guardia se aseguró de amarrarla debidamente a la camilla.
A eso de las 5 de la madrugada regresé por fin a mi casa. Ese mismo día a las 17 horas, recibí un llamado del padre de Karina, donde agradecía mi actitud y me invitaba a tomar un café en su casa. Cuando concurrí, charlando con él y su esposa sobre la situación de su hija, me hacen saber que habían decidido internarla en un geriátrico (?). Disculpenmé les dije, pero ese no es el lugar indicado para casos de drogadicción, Karina no va a resistir la abstinencia y puede hacer un desastre.
Fué en vano hacerles tratar de entender la gravedad del caso. Otra vez me fuí con una gran sensación de impotencia y tristeza, pero...Ellos eran sus padres y yó, un comedido o mejor dicho un "pelotudo".
24 horas después de aquella conversación, el padre de Karina me llama nuevamente y me dice; "Usted tenía razón, Pipo. Me acaban de avisar del geriátrico que "Kari" rompió un costoso vitraux y utilizando una botella de alcohol provocó un importante incendio en una de las salas".
¿Y ella está bien?, le pregunté. "Sí, por suerte no le pasó nada, pero los dueños del lugar me pidieron que pague el costo de los daños y la saque de allí cuanto antes".
Gracias a unos contactos con el Municipio, logré que la lleven en una ambulancia a un centro especializado de rehabilitación. El traslado y la larga internación de Karina fueron totalmente gratuitos. El gobierno Provincial se hizo cargo del tratamiento. Con el padre de "Kari", volvería a encontrarme en poco tiempo.
Los miles que llegaron de las islas fueron obligados a entrar de noche, "por la puerta trasera" y con verguenza, algo propio de un país poco y nada patriota que creyó que aquello fué un partido de fútbol entre Argentina e Inglaterra. Concretamente no hubo desfile ni recepción ni banderas ni bandas tocando para los que habían puesto los "huevos" en el aire, la tierra y el mar. Malvinas es una de las tantas asignaturas pendientes que le debemos a los que murieron, a los mutilados, a los que regresaron con el alma herida y se mordieron los labios hasta hacerlos sangrar cuando una mayoría de comadrejas de retaguardia los llamó "Loquitos de la guerra". Seguí haciendo radio y comencé a crear para pocos y muy buenos anunciantes desde un pequeño estudio que aún hoy y gracias a Dios, sigue impregnado de energía y espíritus de luz que me envían cada noche señales creativas. Un viernes a la noche de frío y lluvia, termino mi programa que iba de 22 a 24 hs y salgo de LU3 Radio del Sur rumbo a mi casa. Frente a "Brancaleone", (Alsina al 300), noto un movimiento extraño. "Cholo" Sárden, el responsable de la seguridad de "Cripy", junto a un muchacho alto y fornido cuyo apellido no recuerdo, estaban corriendo por la calle a una chica vestida con ropa de verano y descalza. Detuve el auto y le pregunté a "Cholo" que pasaba. Creo que se tomó todo, me responde "Cholo" y no la podemos agarrar. La jovencita entra velozmente en "Brancaleone" y se mezcla entre la multitud que colmaba el boliche. "Cholo" me pide que le dé una mano y junto a Ernesto Figueroa, uno de los dueños del lugar y amigo mío, comenzamos a buscarla. La chica se había escondido tras uno de los sillones y al verse descubierta intenta escapar. Gritaba desaforadamente y nos insultaba mientras tiraba puntapiés, puñetazos y lo que sea para evitar ser atrapada. Por aquellos años, los efectos que produce la droga no eran muy difundidos, pero la alteración de la muchacha no parecía indicar que fuera por efecto del alcohol.
Finalmente, entre 4 o 5 personas y con mucho esfuerzo, la pudimos introducir en mi auto y rápidamente la llevamos a la guardia del Hospital Municipal. La doctora que estaba de turno determinó no aplicarle ningún sedante dado el cuadro de excitación que presentaba la chica, ya que esto podría producirle un shock.
El espectáculo daba escalofríos. Los que estábamos allí presentes no podíamos creer lo que le estaba pasando a esa chiquilla que aparentaba unos 15 años de edad.
Con buen criterio, la doctora recomendó atarla a la camilla hasta que se canse de gritar y moverse descontroladamente.
Cuando se vió amarrada, la fuerza de la jóven pareció potenciarse, pero al cabo de una hora comenzó a respirar con normalidad y sus pulsaciones iban bajando.
Me llamó la atención que tuviera sus dos brazos llenos de señales de pinchazos. A eso de las 3 de la madrugada, la chica pidió un cigarrillo. Necesitábamos saber cómo se llamaba y donde vivía para avisarle a sus padres lo que estaba pasando.
A esa hora en el hospital, solo habíamos quedado el muchacho alto y fornido que nos ayudó a trasladarla (lamentablemente no recuerdo su nombre)y yó. Con permiso de la médico de guardia desatamos a la jóven e intentábamos de todas las formas posibles que nos dé su nombre, apellido y dirección. Nos mentía constantemente dándonos nombres ficticios, se reía, lloraba. Yo le preguntaba quien le suministraba la droga y allí parecía volver a la realidad. Nos miraba fijamente y pronunciaba el nombre de Sergio, "Sí, Sergio el que me dá las bolsitas de residuos para vender".
Finalmente decidí seguir el último dato; "Me llamo Karina, vivo en calle XXX al 700". Hacia allá fuí. Era aproximadamente las 4 de la madrugada y llovía con más intensidad. Como no tenía la dirección exacta, comencé a tocar timbre en todas las casas existentes a la altura del 700.
Después de recibír una andanada de insultos de todo tipo, finalmente dí con la casa de Karina. Era una vivienda importante, y quien me atendió fué su propio padre. Le comuniqué que su hija estaba internada en el Hospital Municipal. El hombre me miró con cierta preocupación y me dijo; Gracias, váyase a descansar, ya hizo demasiado. Para no perder tiempo, insistí en llevarlo con mi auto que estaba en marcha, pero no aceptó y yá algo fastidiado me respondió; "No se haga problemas, yo me encargo". Pensé; ¡Que tipo de mierda, es su propia hija! Con la penosa imágen de la chica y sus brazos sembrados de inequívocas señales de pinchazos de droga inyectable, volví al hospital. Cuando doblo en calle Estomba, veo al muchacho alto y dos enfermeros con sus uniformes blancos persiguiendo bajo la lluvia a Karina, que semi desnuda, intentaba escapar del nosocomio.
Nuevamente fué atrapada y esta vez, la doctora de guardia se aseguró de amarrarla debidamente a la camilla.
A eso de las 5 de la madrugada regresé por fin a mi casa. Ese mismo día a las 17 horas, recibí un llamado del padre de Karina, donde agradecía mi actitud y me invitaba a tomar un café en su casa. Cuando concurrí, charlando con él y su esposa sobre la situación de su hija, me hacen saber que habían decidido internarla en un geriátrico (?). Disculpenmé les dije, pero ese no es el lugar indicado para casos de drogadicción, Karina no va a resistir la abstinencia y puede hacer un desastre.
Fué en vano hacerles tratar de entender la gravedad del caso. Otra vez me fuí con una gran sensación de impotencia y tristeza, pero...Ellos eran sus padres y yó, un comedido o mejor dicho un "pelotudo".
24 horas después de aquella conversación, el padre de Karina me llama nuevamente y me dice; "Usted tenía razón, Pipo. Me acaban de avisar del geriátrico que "Kari" rompió un costoso vitraux y utilizando una botella de alcohol provocó un importante incendio en una de las salas".
¿Y ella está bien?, le pregunté. "Sí, por suerte no le pasó nada, pero los dueños del lugar me pidieron que pague el costo de los daños y la saque de allí cuanto antes".
Gracias a unos contactos con el Municipio, logré que la lleven en una ambulancia a un centro especializado de rehabilitación. El traslado y la larga internación de Karina fueron totalmente gratuitos. El gobierno Provincial se hizo cargo del tratamiento. Con el padre de "Kari", volvería a encontrarme en poco tiempo.
martes, 19 de febrero de 2008
lunes, 18 de febrero de 2008
"Milagros de Radio" 2
después de la campaña de "Naty" Petrosino a LU3 Radio del Sur, fueron llegando otras. Todas las realizadas fueron de exitosos resultados, hasta que una de las últimas experiencias me obligó a suspender ese tipo de acciones solidarias. Esta vez, los que llegaron a la emisora y pocos minutos antes de comenzar mi programa de los sábados, fueron los integrantes de una familia humilde a los que un incendio les había destruído totalmente su vivienda. Las llamas se propagaron tan rapidamente que no les quedó absolutamente nada. Estaban realmente en la calle. Era un matrimonio y sus 5 hijos. Sin dudarlo, comencé a pedir ayuda al aire para las víctimas de este accidente. Una vez más la audiencia comenzó a responder espontáneamente. A los 30 minutos de iniciado el programa, ya había donaciones de todo tipo. Materiales de construcción, muebles, electrodomésticos usados en buen estado, colchones, sábanas, frazadas, alimentos no peredeceros, etc.
Ya sobre el final, aparece en el estudio un muchacho de unos 35 años, impecablemente vestido que estaba acompañado por una hermosa y elegante chica rubia. Sin decir una palabra, el visitante depositó sobre la mesa de transmisión un manojo de llaves.
Ibamos en vivo y le pregunté que éra eso y con tono muy seguro me responde; Yo dono una casa para esta pobre gente, y estas son las llaves. Que vayan cuando quieran, es una casa grande, muy cómoda. Todos los que estábamos en el estudio enmudecimos. Lo que estábamos presenciando nos había superado, no lo podíamos creer. A los pocos segundos, y más repuesto le digo; ¿Que lo ha llevado a usted a tomar la decisión tan generosa y poco común de donar una casa a esta familia? El jóven me mira y con gran tranquilidad me dice; "Porque tengo muchas casas y nada me cuesta donar una de ellas a este gente que no tiene nada".
Quedámos en ultimar detalles sobre esta donación fuera de serie y acordamos también, que la familia afectada llevara esa misma noche, con un "flete" a cargo de la emisora todo lo que habían recibido a la vivienda que les habían regalado.
El matrimonio y los 5 chicos que hasta hacía menos de 3 horas estában en la indigencia absoluta, ahora lo tenían todo. Incluso una casa propia. No podían contener su emoción. se abrazaban a mí, al joven , a su novia, a la gente de producción y no paraban de llorar y reir de felicidad.
Cuando cerramos el programa, Oscar Coleffi el director de la radio, que había permanecido en el estudio hasta último momento, nos invitó a tomar un café y me fuí a descansar con la satisfacción de haber cumplido un nuevo y extraordinario "Milagro de Radio" .Cuando llegué a casa, no quise cenar. Me sentía "felizmente" agotado y me dormí en seguida. A eso de las 6 de la mañana suena el teléfono. Esto me sobresaltó y cuando atiendo medio dormido aún, del otro lado una voz parca me dice; ¿Hablo con el señor Pipo Palacios?. Sí,con él está hablando. Mire, yo soy el abogado que representa a la familia xxx y nos hemos enterado que uno de los hijos , el señor xxx, regaló en su programa una casa a gente carenciada.
Sí, así es, le respondo pensando que me hablaría de detalles legales de la donación. El abogado, esta vez con tono más enérgico me dice: Ese muchacho estaba internado en una clinica siquiátrica y escapó hace dos días. Está declarado inimputable y todo lo que ceda no tiene ningún valor legal. Lo que le pido a usted es que haga desalojar la casa a esa familia antes de las 8 de la mañana, caso contrario, señor Palacios, tendré que hacerlo con ayuda de la fuerza policial".
Me cambié rápidamente, tomé mi auto y "volé" hacia la vivienda que ya estaba ocupada por el matrimonio y sus 5 hijos. Cuando llegué los encontré limpiando el jardín del acceso. Se pusieron felices de verme y me invitaron a entrar para mostrarme la propiedad. Dos de los hijos estaban cortando el césped del amplio patio trasero y el resto, acomodaba prolijamente junto a un tío, las cajas de alimentos, la ropa y todo lo que habían recibido en carácter de donativos.
Mate en mano, el jefe de familia me pregunta; ¿que lo trae tan temprano por acá, señor Pipo? Vea,le digo, hay un problema, el muchacho que les dió la casa está enfermo, muy enfermo. El hombre me mira preocupado y me dice; ¿Qué?, ¿le pasó algo malo a ese buen hombre?. "Es difícil de explicar, pero lo cierto es que tiene problemas mentales. Mire, ¿vé esas cajas de medicamentos que están sobre la mesa de luz?" Sí, hay muchos remedios, responde el hombre. Bueno, estos son medicamentos específicos para problemas mentales y el dueño de esta casa, no es el dueño o mejor dicho era, porque su familia y la ley lo han declarado insano. Eso quiere decir que lo que él quiso hacer de muy buena fé al regalarles esta propiedad no tiene valor.
Se produjo un silencio interminable. El hombre, la mujer y algunos de sus hijos me miraban absortos, sin dar crédito a mis palabras.
Con dificultad, seguí explicándoles que había que desalojar la casa antes de las 8, porque a esa hora llegaría el abogado y la policía.
Durante varios minutos se mezcló la confusión con la bronca y la impotencia, pero finalmente accedieron a irse. La condición que pusieron era que se les consiga un terreno en cualquier sector de la ciudad, para construir su nueva casa. Por suerte, a través de una llamada telefónica y mediante un contacto en bienestar social, pude lograr que la Municipalidad, finalmente les entregue un terreno.
Era una mañana luminosa y cálida de primavera. Una empresa de transportes envió desinteresadamente un camión donde la familia cargó la importante cantidad de donativos que tenían y en ese mismo vehículo partieron resignadamente.
Por suerte, todo había sido muy rápido y las cosas no pasaron a mayores. Le comuniqué al abogado del jóven inimputable que la casa estaba desalojada y me sentí mal, muy mal. Creo que ese domingo dormí toda la tarde. Semanas después me enteré que esa familia ya estaba terminando de construir su nueva vivienda propia y que el jóven insano, había retornado a la clínica siquiátrica por sus propios medios.
Me pregunté muchas veces; ¿Que es locura y que és cordura?. Hay mucha gente que se pasa la mayor parte de su vida acopiando bienes materiales en forma compulsiva. Y esto es también una forma de enfermedad, porque definitivamente todo lo que acumularon deberán dejarlo inexorablemente en este mundo y habrán perdido muchos años útiles acopiando lo que jamás disfrutarían o compartirían con nadie.
Y vaya a saber uno, porqué razón sicológica ese muchacho "loco" o insano, tuvo tamaño gesto de generosidad extrema. Años después, me enteré que el resto de la familia, supuestamente normal y muy unida, del joven inimputable se había enemistado, desintegrado y entrado en litigios legales a la hora de repartir bienes cuando fallecieron sus padres.
Ya sobre el final, aparece en el estudio un muchacho de unos 35 años, impecablemente vestido que estaba acompañado por una hermosa y elegante chica rubia. Sin decir una palabra, el visitante depositó sobre la mesa de transmisión un manojo de llaves.
Ibamos en vivo y le pregunté que éra eso y con tono muy seguro me responde; Yo dono una casa para esta pobre gente, y estas son las llaves. Que vayan cuando quieran, es una casa grande, muy cómoda. Todos los que estábamos en el estudio enmudecimos. Lo que estábamos presenciando nos había superado, no lo podíamos creer. A los pocos segundos, y más repuesto le digo; ¿Que lo ha llevado a usted a tomar la decisión tan generosa y poco común de donar una casa a esta familia? El jóven me mira y con gran tranquilidad me dice; "Porque tengo muchas casas y nada me cuesta donar una de ellas a este gente que no tiene nada".
Quedámos en ultimar detalles sobre esta donación fuera de serie y acordamos también, que la familia afectada llevara esa misma noche, con un "flete" a cargo de la emisora todo lo que habían recibido a la vivienda que les habían regalado.
El matrimonio y los 5 chicos que hasta hacía menos de 3 horas estában en la indigencia absoluta, ahora lo tenían todo. Incluso una casa propia. No podían contener su emoción. se abrazaban a mí, al joven , a su novia, a la gente de producción y no paraban de llorar y reir de felicidad.
Cuando cerramos el programa, Oscar Coleffi el director de la radio, que había permanecido en el estudio hasta último momento, nos invitó a tomar un café y me fuí a descansar con la satisfacción de haber cumplido un nuevo y extraordinario "Milagro de Radio" .Cuando llegué a casa, no quise cenar. Me sentía "felizmente" agotado y me dormí en seguida. A eso de las 6 de la mañana suena el teléfono. Esto me sobresaltó y cuando atiendo medio dormido aún, del otro lado una voz parca me dice; ¿Hablo con el señor Pipo Palacios?. Sí,con él está hablando. Mire, yo soy el abogado que representa a la familia xxx y nos hemos enterado que uno de los hijos , el señor xxx, regaló en su programa una casa a gente carenciada.
Sí, así es, le respondo pensando que me hablaría de detalles legales de la donación. El abogado, esta vez con tono más enérgico me dice: Ese muchacho estaba internado en una clinica siquiátrica y escapó hace dos días. Está declarado inimputable y todo lo que ceda no tiene ningún valor legal. Lo que le pido a usted es que haga desalojar la casa a esa familia antes de las 8 de la mañana, caso contrario, señor Palacios, tendré que hacerlo con ayuda de la fuerza policial".
Me cambié rápidamente, tomé mi auto y "volé" hacia la vivienda que ya estaba ocupada por el matrimonio y sus 5 hijos. Cuando llegué los encontré limpiando el jardín del acceso. Se pusieron felices de verme y me invitaron a entrar para mostrarme la propiedad. Dos de los hijos estaban cortando el césped del amplio patio trasero y el resto, acomodaba prolijamente junto a un tío, las cajas de alimentos, la ropa y todo lo que habían recibido en carácter de donativos.
Mate en mano, el jefe de familia me pregunta; ¿que lo trae tan temprano por acá, señor Pipo? Vea,le digo, hay un problema, el muchacho que les dió la casa está enfermo, muy enfermo. El hombre me mira preocupado y me dice; ¿Qué?, ¿le pasó algo malo a ese buen hombre?. "Es difícil de explicar, pero lo cierto es que tiene problemas mentales. Mire, ¿vé esas cajas de medicamentos que están sobre la mesa de luz?" Sí, hay muchos remedios, responde el hombre. Bueno, estos son medicamentos específicos para problemas mentales y el dueño de esta casa, no es el dueño o mejor dicho era, porque su familia y la ley lo han declarado insano. Eso quiere decir que lo que él quiso hacer de muy buena fé al regalarles esta propiedad no tiene valor.
Se produjo un silencio interminable. El hombre, la mujer y algunos de sus hijos me miraban absortos, sin dar crédito a mis palabras.
Con dificultad, seguí explicándoles que había que desalojar la casa antes de las 8, porque a esa hora llegaría el abogado y la policía.
Durante varios minutos se mezcló la confusión con la bronca y la impotencia, pero finalmente accedieron a irse. La condición que pusieron era que se les consiga un terreno en cualquier sector de la ciudad, para construir su nueva casa. Por suerte, a través de una llamada telefónica y mediante un contacto en bienestar social, pude lograr que la Municipalidad, finalmente les entregue un terreno.
Era una mañana luminosa y cálida de primavera. Una empresa de transportes envió desinteresadamente un camión donde la familia cargó la importante cantidad de donativos que tenían y en ese mismo vehículo partieron resignadamente.
Por suerte, todo había sido muy rápido y las cosas no pasaron a mayores. Le comuniqué al abogado del jóven inimputable que la casa estaba desalojada y me sentí mal, muy mal. Creo que ese domingo dormí toda la tarde. Semanas después me enteré que esa familia ya estaba terminando de construir su nueva vivienda propia y que el jóven insano, había retornado a la clínica siquiátrica por sus propios medios.
Me pregunté muchas veces; ¿Que es locura y que és cordura?. Hay mucha gente que se pasa la mayor parte de su vida acopiando bienes materiales en forma compulsiva. Y esto es también una forma de enfermedad, porque definitivamente todo lo que acumularon deberán dejarlo inexorablemente en este mundo y habrán perdido muchos años útiles acopiando lo que jamás disfrutarían o compartirían con nadie.
Y vaya a saber uno, porqué razón sicológica ese muchacho "loco" o insano, tuvo tamaño gesto de generosidad extrema. Años después, me enteré que el resto de la familia, supuestamente normal y muy unida, del joven inimputable se había enemistado, desintegrado y entrado en litigios legales a la hora de repartir bienes cuando fallecieron sus padres.
viernes, 15 de febrero de 2008
"Milagros de Radio" 1
Siempre consideré a la radio como a uno de esos amores a los que uno puede volver una y otra vez sin dar explicaciones porqué se fué alguna vez. Por alguna razón inexplicable, siempre sentí que ese medio mágico siempre estuvo allí esperándome para iniciar algo nuevo. Con el tiempo, me daría cuenta que no existen emisoras buenas y malas, grandes o pequeñas. El oyente que es quien definitivamente acepta o nó lo que le estás entregando en tu espacio. Si el contenido que le das es sincero y le ponés toda tu pasión, con seguridad se convertirá en un seguidor incondicional. Presentar música, era algo que me había cansado. Ser la voz eufórica de los "MH Positivos" era una tarea que venía haciendo sistemáticamente desde hacía muchos años y que a mi entender ya había cumplido su ciclo. Quería hacer algo distinto, más jugado, menos estructurado y por sobre todas, ser yó mismo e interactuar con el público. Por la misma época de "Cripy", Oscar Coleffi, un destacado relator deportivo y buen amigo mío, me ofrece integrarme a LU3 Radio del Sur, ya que había sido designado gerente general de ese medio. Coleffi tenía mucha experiencia en comercialización publicitaria y además de ser una gran persona, también tenía la virtud de innovar. Nos pusimos de acuerdo y me confió la conducción de un programa sabatino con una duración de 3 horas. En ese espacio contaría con apoyo de producción en piso y esto significaba una gran ayuda a la hora de ofrecer diversas motivaciones o temas que pudieran provocar la ansiada comunicación en directo utilizando la vía telefónica. Una tarde,antes de comenzar el programa, la señora "Naty" Petrosino, que por entonces comenzaba a poner los primeros cimientos de una extraordinaria obra llamada "Hogar del Peregrino",se presentó imprevistamente en el estudio. Estaba vestida de blanco y me comentó que necesitaba materiales de construcción, algún lavarropas usado y cocinas para el hogar que se estaba iniciando. Le dije que podíamos hacer una campaña improvisada y pedir esos elementos al aire. Yo conocía a "Naty" quien hasta hacía poco tiempo, además de ser una de las mujeres más hermosas de Bahía, también disfrutaba de un buen pasar económico y vivía rodeada de comodidades junto a su familia en una amplia casa del Barrio Palihue. Un sector residencial donde habita gente de buen pasar económico. "Naty",aseguró que había tenido una señal de Cristo y a partir de ese llamado, cambió totalmente su vida de mujer burguesa , dejó su casa de Palihue y se dedicó decididamente a ayudar a la gente humilde de la ciudad y alrededores. "Naty" Estaba construyendo el hogar con sus propias manos, escasos recursos y la ayuda de unos pocos y fieles colaboradores. En verdad, la mayoría de los ciudadanos de Bahía, no creían en esa repentina transformación de aquella mujer a la que consideraban una mística o simuladora que buscaba llamar la atención a toda costa. Recuerdo que ella estaba sola y se había sentado frente a mí. Antes de ir al aire, le dije; "Naty", ¿te parece que tendremos respuesta?, mirá que yo hace años que no hago una campaña por radio. Me miró con sus ojos bellos ojos celestes llenos de paz y con voz muy calma me respondió; "Quedáte tranquilo Pipo, el señor vá a hacer el milagro". A partir de estas palabras de "Naty", los teléfonos comenzaron a sonar sin cesar. "Naty" sonreía, luego cerraba los ojos y movía los labios. Supuse que estaba rezando en silencio. Ante la avalancha de donaciones, tuve que extender más tiempo el programa y gracias a Dios, aquel sueño de "Naty", comenzaba a hacerse realidad. El "Hogar del Peregrino", recibió todo lo que en ese momento necesitaba y mucho más. Tiempo después aquella mujer duramente criticada en sus comienzos, con gran sacrificio y constancia logró edificar un gran predio donde llegaría a darle de comer a más de 5000 personas por día. A los pocos días de aquella exitosa campaña, la fuí a visitar. La encontré arrodillada, manchada con restos de materiales y haciendo ella misma un piso de cemento alisado. Sus manos que alguna vez, al igual que su piel habían conocido los cuidados de los mejores salones de cosmética integral, ahora exhibían las crudas huellas del trabajo duro. Su rostro sin maquillaje no denotaba cansancio alguno. La ví feliz y entusiasmada. Me mostraba los sectores que estaba edificando para albergar, alimentar y atender a los desvalidos y con alegría me iba comentando sobre las futuras ampliaciones que tenía proyectadas.
Después de aquel "Milagro de Radio", no volví a ver a "Naty". Ya estando fuera de Bahía y viviendo en Mar del Plata, me iba enterando que "El Hogar del Peregrino" crecía cada vez más y contaba con ayuda de empresas, el municipio y con muchos ciudadanos voluntarios que destinaban parte de su tiempo a colaborar con la noble causa de "Naty". Luego de aquella edificante experiencia, vinieron hacia mí nuevos "Milagros radiales" que además de infundirme fuerza espiritual, me posibilitaban una nueva actitud ante la vida. Comencé entonces a tratar de ser más solidario, desprenderme de mis egoísmos y luchar para dejar una huella de hechos edificantes y saludables en mi tránsito breve e incierto por este plano terrenal. Recién a finales del 2007 y por pura casualidad, volvímos a encontrarnos con "Naty". Habían pasado casi 25 años de aquello, y fué una gran alegría para ambos recordar ese momento maravilloso e inolvidable que alguna vez habíamos protagonizado. Actualmente "Naty" Petrosino está llevando a cabo su misión en el norte Argentino.
Después de aquel "Milagro de Radio", no volví a ver a "Naty". Ya estando fuera de Bahía y viviendo en Mar del Plata, me iba enterando que "El Hogar del Peregrino" crecía cada vez más y contaba con ayuda de empresas, el municipio y con muchos ciudadanos voluntarios que destinaban parte de su tiempo a colaborar con la noble causa de "Naty". Luego de aquella edificante experiencia, vinieron hacia mí nuevos "Milagros radiales" que además de infundirme fuerza espiritual, me posibilitaban una nueva actitud ante la vida. Comencé entonces a tratar de ser más solidario, desprenderme de mis egoísmos y luchar para dejar una huella de hechos edificantes y saludables en mi tránsito breve e incierto por este plano terrenal. Recién a finales del 2007 y por pura casualidad, volvímos a encontrarnos con "Naty". Habían pasado casi 25 años de aquello, y fué una gran alegría para ambos recordar ese momento maravilloso e inolvidable que alguna vez habíamos protagonizado. Actualmente "Naty" Petrosino está llevando a cabo su misión en el norte Argentino.
Empezando de Nuevo con "Cripy"
Con la ayuda invalorable del pequeño grupo de colaboradores y amigos que habían quedado conmigo para ayudarme a cerrar definitivamente la agencia, pude al fin ordenar mi mente, y estudiar donde estaba parado entonces. Lo primero que debía encontrar era una manera de generar recursos en lo inmediato. Una mañana, paso por el acceso del Club Olimpo, en Sarmiento al 100. Se me ocurrió hacer bailes de carnaval, algo que desde hacía tiempo no se realizaba en la ciudad. Hablé con el presidente del club;("Pipa" Migliorini) a quien le presenté la idea. La propuesta le gustó y acordamos en probar durante dos sábados de Febrero. Ya tenía luz verde para utilizar el salón, pero me faltaba lo más importante; Potentes equipos de audio e iluminación necesarios para alimentar un salón con capacidad para más de 1500 personas. También precisaba el respaldo de una fuerte batería publicitaria para atraer al público. Y esa campaña, además de fundamental, resultaría muy costosa.
La intención de llenar Olimpo se convertía en un verdadero desafío. En una inolvidable entrevista con los respectivos subgerentes de Canal 9-Telenueva, LU2 y La Nueva Provincia,les propuse sumarse al insólito proyecto. Los directivos no vacilaron en brindarme su apoyo incondicional y no escatimaron segundos de radio, televisión y centímetros de diario para que no falte publicidad del evento en los tres medios. Gracias a esa intensa promoción pudo concretarse cabo tamaño intento. En ese invalorable acuerdo de palabra, no me pusieron condiciones en cuanto a lo económico y acordamos en hablar de porcentajes en caso que los bailes funcionen.
A ese bailable lo bauticé "CRIPY", en homenaje a una exitosa revista norteamericana de comics del género de terror del mismo nombre y cuyo director propietario era James Warren. Hecho el lanzamiento publicitario integral, en la noche inaugural entraron más de 1800 personas, cifra que superaba todo lo previsto.
Con una parte de lo recaudado en esa apertura, pudimos comprar todo el sistema de audio y luces. El slógan de "Cripy", fué "Chicas Nó Pagan". La decisión de no cobrarle entrada a las mujeres, nos aseguró una asistencia casi perfecta de 500 chicas en cada uno de los bailes sabatinos que hicimos durante poco más de 3 años consecutivos. "Cripy", tenía algunas particularidades dignas de destacar. En principio no había expendio de alcohol, solo bebidas gaseosas. En todo ese tiempo, nunca tuvimos disturbios ni problemas entre el público, habíamos generado una energía muy especial y esto era gracias a la ausencia de la agresividad que despierta y potencia el alcohol.
El ritmo bailable era sostenido, jamás decaía porque "Cripy" tenía tres disc jockeys fijos que iban presentando su música con estilo propio cada 30 minutos. Con este método no "quemaban" temas, competían entre ellos y mantenían la pista siempre "caliente".
También programábamos fiestas temáticas con premios, elecciones de reinas y todo lo que generara atracción constante a ese super bailable, siempre con alegría sana, sin necesidad de estimulantes. Solo dos policías de civil, eran únicos responsables de la seguridad (Sarden y Leiva), que supieron manejar el ambiente con profesionalismo y sicología sin llegar a extremos indeseados.
También se instalaron rampas para los chicos lisiados que venían a bailar en sus sillas de ruedas y paralelamente se creó un espacio para que se integren a la pista los no videntes.
Otra de las premisas era que ningún chico sin dinero para la entrada quedara afuera e infaltablemente, al sábado siguiente, esos muchachos que ingresaban sin problemas buscaban espontáneamente a los encargados de la boletería y pagaban sus entradas adeudadas.
Durante la Guerra de Malvinas, hubo un hecho digno de aquél público maravilloso. Recuerdo que subí al escenario y pedí colaboración para ayudar a un chico, que era un asiduo concurrente del bailable y que había tenido un accidente en una de sus piernas. Lamentablemente había perdido ese miembro y no contaba con los recursos necesarios para acceder a una prótesis.
Todos contribuímos y el 80% de los concurrentes, esa madrugada tuvo que regresar hasta su casa caminando porque habían dejado hasta las monedas del colectivo para ayudar al amigo que gracias a "los Cripylines" pudo obtener su pierna ortopédica.
La puesta en marcha de "Cripy" , hizo posible que pagara en poco tiempo, las deudas que me habían quedado de la época de la agencia. También contaba con efectivo suficiente durante la semana como para vivir tranquilo y terminar con la terrible pesadilla de los bancos.
Jamás volví a usar una chequera. Me sentía libre y dedicaba 5 días a la semana a dibujar y escribir guiones para la editorial Española que publicaba mis comics y en ese momento ya me había asignado 6 páginas fijas en cada edición mensual de la importante revista Catalana, También comencé a hacer radio nuevamente.
Los "MH Positivos", al igual que el resto de las empresas grabadoras, estaban siendo afectados por la crisis económica que venía anticipando el fin del gobierno militar. Mucha gente perceptiva comenzó a comprar dólares y al ministro de economía de esa época, se le ocurrió frenar aquella avalancha utilizando un slógan desesperado que decía; "El que apuesta al dólar pierde". La historia de las catástrofes financieras de Argentina, indica claramente que siempre hay que hacer todo lo contrario a lo que sugiera el gobierno de turno. Como era de esperar, en un breve tiempo el dólar "estalló" y trepó velozmente. Mis billetes Norteamericanos seguían haciendo de "soporte" en mi amplio tablero de dibujo. Como expliqué antes, estaban desparramados debajo del cartón que había montado sobre la madera. Una tarde, se me cae el frasco de tinta china sobre ese viejo cartón y cuando saco las "chinches" para cambiarlo por otro nuevo, el cartón fué expulsado hacia arriba a causa de la presión que provocaban los muchos dólares que durante casi 3 años había "apretujado" allí.
Eran todos billetes de 100 y sinceramente no tenía la menor idea de la cantidad que sin querer, había acumulado en ese insólito lugar.
Ese pequeño gran "tesoro" fué un regalo del cielo, que me ayudó muchísimo a mejorar notoriamente mi situación económica.
"Cripy" seguiría funcionando sin altibajos, se venía la inesperada Guerra de Malvinas y con ella las graves consecuencias que provoca cualquier conflicto bélico, donde la única que siempre sale victoriosa es la muerte.
La intención de llenar Olimpo se convertía en un verdadero desafío. En una inolvidable entrevista con los respectivos subgerentes de Canal 9-Telenueva, LU2 y La Nueva Provincia,les propuse sumarse al insólito proyecto. Los directivos no vacilaron en brindarme su apoyo incondicional y no escatimaron segundos de radio, televisión y centímetros de diario para que no falte publicidad del evento en los tres medios. Gracias a esa intensa promoción pudo concretarse cabo tamaño intento. En ese invalorable acuerdo de palabra, no me pusieron condiciones en cuanto a lo económico y acordamos en hablar de porcentajes en caso que los bailes funcionen.
A ese bailable lo bauticé "CRIPY", en homenaje a una exitosa revista norteamericana de comics del género de terror del mismo nombre y cuyo director propietario era James Warren. Hecho el lanzamiento publicitario integral, en la noche inaugural entraron más de 1800 personas, cifra que superaba todo lo previsto.
Con una parte de lo recaudado en esa apertura, pudimos comprar todo el sistema de audio y luces. El slógan de "Cripy", fué "Chicas Nó Pagan". La decisión de no cobrarle entrada a las mujeres, nos aseguró una asistencia casi perfecta de 500 chicas en cada uno de los bailes sabatinos que hicimos durante poco más de 3 años consecutivos. "Cripy", tenía algunas particularidades dignas de destacar. En principio no había expendio de alcohol, solo bebidas gaseosas. En todo ese tiempo, nunca tuvimos disturbios ni problemas entre el público, habíamos generado una energía muy especial y esto era gracias a la ausencia de la agresividad que despierta y potencia el alcohol.
El ritmo bailable era sostenido, jamás decaía porque "Cripy" tenía tres disc jockeys fijos que iban presentando su música con estilo propio cada 30 minutos. Con este método no "quemaban" temas, competían entre ellos y mantenían la pista siempre "caliente".
También programábamos fiestas temáticas con premios, elecciones de reinas y todo lo que generara atracción constante a ese super bailable, siempre con alegría sana, sin necesidad de estimulantes. Solo dos policías de civil, eran únicos responsables de la seguridad (Sarden y Leiva), que supieron manejar el ambiente con profesionalismo y sicología sin llegar a extremos indeseados.
También se instalaron rampas para los chicos lisiados que venían a bailar en sus sillas de ruedas y paralelamente se creó un espacio para que se integren a la pista los no videntes.
Otra de las premisas era que ningún chico sin dinero para la entrada quedara afuera e infaltablemente, al sábado siguiente, esos muchachos que ingresaban sin problemas buscaban espontáneamente a los encargados de la boletería y pagaban sus entradas adeudadas.
Durante la Guerra de Malvinas, hubo un hecho digno de aquél público maravilloso. Recuerdo que subí al escenario y pedí colaboración para ayudar a un chico, que era un asiduo concurrente del bailable y que había tenido un accidente en una de sus piernas. Lamentablemente había perdido ese miembro y no contaba con los recursos necesarios para acceder a una prótesis.
Todos contribuímos y el 80% de los concurrentes, esa madrugada tuvo que regresar hasta su casa caminando porque habían dejado hasta las monedas del colectivo para ayudar al amigo que gracias a "los Cripylines" pudo obtener su pierna ortopédica.
La puesta en marcha de "Cripy" , hizo posible que pagara en poco tiempo, las deudas que me habían quedado de la época de la agencia. También contaba con efectivo suficiente durante la semana como para vivir tranquilo y terminar con la terrible pesadilla de los bancos.
Jamás volví a usar una chequera. Me sentía libre y dedicaba 5 días a la semana a dibujar y escribir guiones para la editorial Española que publicaba mis comics y en ese momento ya me había asignado 6 páginas fijas en cada edición mensual de la importante revista Catalana, También comencé a hacer radio nuevamente.
Los "MH Positivos", al igual que el resto de las empresas grabadoras, estaban siendo afectados por la crisis económica que venía anticipando el fin del gobierno militar. Mucha gente perceptiva comenzó a comprar dólares y al ministro de economía de esa época, se le ocurrió frenar aquella avalancha utilizando un slógan desesperado que decía; "El que apuesta al dólar pierde". La historia de las catástrofes financieras de Argentina, indica claramente que siempre hay que hacer todo lo contrario a lo que sugiera el gobierno de turno. Como era de esperar, en un breve tiempo el dólar "estalló" y trepó velozmente. Mis billetes Norteamericanos seguían haciendo de "soporte" en mi amplio tablero de dibujo. Como expliqué antes, estaban desparramados debajo del cartón que había montado sobre la madera. Una tarde, se me cae el frasco de tinta china sobre ese viejo cartón y cuando saco las "chinches" para cambiarlo por otro nuevo, el cartón fué expulsado hacia arriba a causa de la presión que provocaban los muchos dólares que durante casi 3 años había "apretujado" allí.
Eran todos billetes de 100 y sinceramente no tenía la menor idea de la cantidad que sin querer, había acumulado en ese insólito lugar.
Ese pequeño gran "tesoro" fué un regalo del cielo, que me ayudó muchísimo a mejorar notoriamente mi situación económica.
"Cripy" seguiría funcionando sin altibajos, se venía la inesperada Guerra de Malvinas y con ella las graves consecuencias que provoca cualquier conflicto bélico, donde la única que siempre sale victoriosa es la muerte.
jueves, 14 de febrero de 2008
En memoria de Iván Navarrete.
Antes de continuar con mi nueva etapa titulada "Empezando de Nuevo", quiero dedicar una parte de este blogspot a Iván Navarrete , un muchacho chileno que Dios y el destino pusieron una mañana en "la puerta de nuestra casa". A partir del gobierno militar del 76, los Argentinos recibíamos una información muy exitista y controlada sobre los acontecimientos relacionados con la llamada guerra contra la subversión. Personalmente creo que la guerrilla nunca contó con el apoyo de la ciudadanía. Anteriormente, todos estábamos esperando que Isabel Perón, López Rega y toda su banda de impresentables fueran retirados definitivamente de la escena nacional. Decididamente había que poner órden a un gran caos y esa acción de golpe estado, no solo puso fin al descontrol imperante, sino que también surgió como algo esperanzador. Lo que vino después, es también gran culpa de los civiles obsecuentes que se acercaban a los militares para asesorarlos o de alguna manera sacar un rédito propio y aprovecharse del "río revuelto". Si bien jamás me gustaron los comunistas y mi pensamiento siempre fué opuesto, un buen día suena el timbre de nuestra casa y me encuentro con dos chicos jóvenes. Me preguntan si necesitaba hacer algún tipo de trabajo de albañilería, porque se dedicaban a esos menesteres. Casualmente habían llegado en el momento indicado, ya que desde hacía tiempo, queríamos cambiar los viejos pisos de mosaico de nuestra casa por cerámicos. Los hicimos pasar y les comentamos lo que necesitábamos hacer. Quedaron en traernos un presupuesto de mano de obra por el contrapiso y la colocación de los pisos nuevos. Al día siguiente, los dos chicos volvieron con el presupuesto prometido. Nos pusimos de acuerdo y les pedimos que se pongan a trabajar de inmediato. A las pocas horas de iniciada la tarea de preparar la carpeta, me dí cuenta que uno de ellos no tenía la mínima idea de lo que estaba haciendo y el otro, hacía lo posible para demostrar que tenía cierta experiencia. Este último era un muchacho extremadamente delgado, muy callado, morocho y utilizaba unos gruesos anteojos de aumento. Los supuestos "trabajadores" tampoco contaban con los elementos esenciales de albañilería. No tenían un mísero nivel, mezcladora o una pala en buen estado. Fué entonces que les pedí que me muestren sus manos. Ambos exhiben sus manos con bastante verguenza y al instante les digo; ¿Porqué me mintieron?, ustedes jamás agarraron una pala. ¡Lo que están haciendo no es un contrapiso, es la Cordillera de los Andes! ¿Y por esta basura me querían cobrar? Los dos muchachos no sabían donde meterse, fué entonces que uno de ellos me reconoció que su amigo, el de los anteojos y que era quien alguna vez había trabajado en albañilería, estaba en serias dificultades y quería ayudarlo consiguiendo algo de dinero. Me pidieron disculpas muy respetuosamente y ya se disponían a retirarse, cuando un poco más tranquilo, le dije al "chico de los anteojos", que le daría la oportunidad de hacer la carpeta y que si no lo lograba en un par de días, llamaría a un profesional.
El chico de los anteojos se llamaba Iván. Iván Navarrete y era un estudiante chileno de 20 años de edad. Su padre trabajaba como director de un periódico en Puerto Montt e Iván había escapado de su país, porque a causa de su militancia en el partido comunista era buscado por el ejército de Pinochet.
Cuando Iván trabajaba tratando de hacer la base sobre la cual irían los cerámicos, no podía dismular su desconfianza y el miedo que parecía dominarlo permanentemente. Entre mate y mate con medialunas me iba contando sobre sus ideas políticas, la persecución de los estudiantes en su país y el sentirse acorralado en Argentina, donde había llegado con la esperanza de encontrar refugio. Iván era un muchacho de gran cultura. Con él podía tocarse cualquier tema y para todo tenía una inteligente respuesta.
Su amigo se "esfumó" y lo dejó solo en casa. La situación de Iván, además de comprometida, también era desesperante porque si salía a la calle, inevitablemente sería atrapado.
Decidí que se quede en casa hasta que las cosas aclaren, pero en verdad, era un chico tan simpático y respetuoso que temí por su vida y no pensé en las consecuencias graves que esta decisión de "asilarlo" podrían provocarle a mi familia.
Iván no era un terrorista, simplemente pensaba distinto, era uno de los tantos idealistas de aquella época y este era su único "delito". Los cerámicos que puso en el living y la cocina de nuestra casa estuvieron instalados hasta el 2005. Los había colocado pésimamente y recuerdo que además de hermosos, eran muy caros y hasta que logró acomodarlos, tuve que comprar varias cajas de más. Iván era un huesped que en poco tiempo se convirtió en un integrante más de nuestra pequeña familia. Jamás se animó a asomarse a la puerta de calle y aunque jamás le hicimos faltar nada, en más de una oportunidad sus ojos se llenaban de lágrimas cuando recordaba a sus padres y hermanos mirando las fotografías que guardaba en su billetera.
En una ocasión decidió probar de salir por la frontera con Brasil. Le pedí que no lo hiciera, pero lo intentó y falló. Al poco tiempo, con signos de fatiga y hambre apareció nuevamente en casa.
Para que no piense y se deprima, le hice levantar una pared en el patio. Cuando llegaba a una altura de tres metros se la hacía demoler y volver a empezar. En total debe haber estado unos ocho meses con nosotros, hasta que en vísperas de una navidad me comenta que había encontrado un paso medianamente seguro cerca de Bariloche por el que intentaría pasar a Chile. No pude hacerlo entrar en razones, estaba empecinado en pasar Navidad con su familia. Era casi la medianoche y llovía desde la mañana. Le regalé una campera impermeable con abrigo y le pedí que si lograba su objetivo me lo hiciera saber de cualquier forma. El abrazo de Iván fué interminable. Lo ví irse bajo la lluvia llevando un bolso con sus pertenencias. Al llegar a la esquina me saludó por última vez agitando su mano derecha. Y minutos antes de su partida, ni él ni yó pudimos evitar las lágrimas. Hasta hoy, nunca supe nada de Iván Navarrete. Al tiempo de partir, su madre se comunicó en dos oportunidades con nosotros preguntando por él, una clara señal que indicaba que no había conseguido pasar la frontera. Jamás lo volvimos a ver.
Una de mis asignaturas pendientes es viajar alguna vez a Chile y encontrar a la familia de Iván, entregarles las fotos que conservo de su tiempo en casa y si llegara a tener una tumba, visitarla. No me arrepiento de haber protegido a Iván. Lo volvería a hacer, no soy un héroe y aunque pensáramos distinto, compartí mi miedo con él y en ese momento simplemente hice lo que me decían el corazón y mi conciencia.
El chico de los anteojos se llamaba Iván. Iván Navarrete y era un estudiante chileno de 20 años de edad. Su padre trabajaba como director de un periódico en Puerto Montt e Iván había escapado de su país, porque a causa de su militancia en el partido comunista era buscado por el ejército de Pinochet.
Cuando Iván trabajaba tratando de hacer la base sobre la cual irían los cerámicos, no podía dismular su desconfianza y el miedo que parecía dominarlo permanentemente. Entre mate y mate con medialunas me iba contando sobre sus ideas políticas, la persecución de los estudiantes en su país y el sentirse acorralado en Argentina, donde había llegado con la esperanza de encontrar refugio. Iván era un muchacho de gran cultura. Con él podía tocarse cualquier tema y para todo tenía una inteligente respuesta.
Su amigo se "esfumó" y lo dejó solo en casa. La situación de Iván, además de comprometida, también era desesperante porque si salía a la calle, inevitablemente sería atrapado.
Decidí que se quede en casa hasta que las cosas aclaren, pero en verdad, era un chico tan simpático y respetuoso que temí por su vida y no pensé en las consecuencias graves que esta decisión de "asilarlo" podrían provocarle a mi familia.
Iván no era un terrorista, simplemente pensaba distinto, era uno de los tantos idealistas de aquella época y este era su único "delito". Los cerámicos que puso en el living y la cocina de nuestra casa estuvieron instalados hasta el 2005. Los había colocado pésimamente y recuerdo que además de hermosos, eran muy caros y hasta que logró acomodarlos, tuve que comprar varias cajas de más. Iván era un huesped que en poco tiempo se convirtió en un integrante más de nuestra pequeña familia. Jamás se animó a asomarse a la puerta de calle y aunque jamás le hicimos faltar nada, en más de una oportunidad sus ojos se llenaban de lágrimas cuando recordaba a sus padres y hermanos mirando las fotografías que guardaba en su billetera.
En una ocasión decidió probar de salir por la frontera con Brasil. Le pedí que no lo hiciera, pero lo intentó y falló. Al poco tiempo, con signos de fatiga y hambre apareció nuevamente en casa.
Para que no piense y se deprima, le hice levantar una pared en el patio. Cuando llegaba a una altura de tres metros se la hacía demoler y volver a empezar. En total debe haber estado unos ocho meses con nosotros, hasta que en vísperas de una navidad me comenta que había encontrado un paso medianamente seguro cerca de Bariloche por el que intentaría pasar a Chile. No pude hacerlo entrar en razones, estaba empecinado en pasar Navidad con su familia. Era casi la medianoche y llovía desde la mañana. Le regalé una campera impermeable con abrigo y le pedí que si lograba su objetivo me lo hiciera saber de cualquier forma. El abrazo de Iván fué interminable. Lo ví irse bajo la lluvia llevando un bolso con sus pertenencias. Al llegar a la esquina me saludó por última vez agitando su mano derecha. Y minutos antes de su partida, ni él ni yó pudimos evitar las lágrimas. Hasta hoy, nunca supe nada de Iván Navarrete. Al tiempo de partir, su madre se comunicó en dos oportunidades con nosotros preguntando por él, una clara señal que indicaba que no había conseguido pasar la frontera. Jamás lo volvimos a ver.
Una de mis asignaturas pendientes es viajar alguna vez a Chile y encontrar a la familia de Iván, entregarles las fotos que conservo de su tiempo en casa y si llegara a tener una tumba, visitarla. No me arrepiento de haber protegido a Iván. Lo volvería a hacer, no soy un héroe y aunque pensáramos distinto, compartí mi miedo con él y en ese momento simplemente hice lo que me decían el corazón y mi conciencia.
viernes, 8 de febrero de 2008
Empezando de Nuevo
Me sentía culpable de lo que le había sucedido a Elvira. Ella había agotado todas sus fuerzas en un sobrehumano esfuerzo por mantener a flote la agencia y las cosas no habían salido bien. El tiempo que yo había permanecido en Capital tratando de posicionar "TV Play", fué un detonante. Había quedado sola, asumiendo la responsabilidad de estar al frente de un barco demasiado pesado que intentaba navegar en las turbulentas aguas de un país incierto cuyo gobierno de facto comenzaba a desgastarse. En solo siete años, nuestra agencia publicitaria nos había proporcionado buenas satisfacciones económicas. Teníamos totalmente paga nuestra casa propia, y aunque no éramos ricos, pudimos vivir sin privaciones. Tenía 27 años, cuando Elvira apareció con una hermosa coupé Torino de color rojo a la que bautizamos "La tanqueta" por su sólida mecánica y aspecto fuerte. Un vehículo importante de los años setenta al que sentíamos como a un querido familiar directo. Además de viajar por distintas ciudades argentinas, nos dimos el gusto de armar una abundante biblioteca, compartir buenos momentos con nuestras familias, ayudar a los amigos de "fierro" y darle a nuestra hija Virginia todo lo que le hiciera falta para que crezca sin privaciones. Muchas veces, yo mismo me había preguntado; ¿Que pasaría con nuestras vidas si alguna vez tuviéramos que cerrar la agencia? Los acontecimientos imprevistos y acelerados eran similares al efecto causado por una tormenta de las peores. Debía tomar decisiones rápidas. Lo primero que hice fué reunirme con mis colaboradores incondicionales, los que habían permanecido junto a nosotros hasta último momento y analizar cómo se encontraba nuestra situación financiera. Anímicamente yo no estaba en condiciones de continuar con Palacios Publicidad. En esa década oscura, a la vapuleada Argentina, le habían sucedido demasiadas cosas graves y quien asegure no haberse enterado de lo que estaba pasando seguramente miró "hacia otro lado" o miente.
Yo elegí priorizar la salud de Elvira. y en pocos meses cerramos definitivamente aquella "Casa de las Ideas", que tanto esfuerzo nos había costado.Confieso que esa decisión no me dolío para nada ni me arrepentí de haberla tomado. Contrariamente, sentí un gran alivio al sacarme semejante peso de encima. En ese momento yo tenía 35 años y estaba dispuesto a empezar de nuevo.
Yo elegí priorizar la salud de Elvira. y en pocos meses cerramos definitivamente aquella "Casa de las Ideas", que tanto esfuerzo nos había costado.Confieso que esa decisión no me dolío para nada ni me arrepentí de haberla tomado. Contrariamente, sentí un gran alivio al sacarme semejante peso de encima. En ese momento yo tenía 35 años y estaba dispuesto a empezar de nuevo.
jueves, 7 de febrero de 2008
La Decisión.
A finales de los años ochenta, el país empezaba a hacer "agua" y este receso se hacía sentir bastante en el alicaído ámbito publicitario. El incremento de los costos de impresión nos obligaron a dejar de editar la revista "Bahiana", hecho que lamentamos muchísimo, porque esta publicación era uno de nuestros mayores logros. En tanto, además de los "MH Positivos", el hecho que más satisfacciones espirituales me estaba brindando en esa época, era seguir publicando con continuidad mis comics en España. Tanto era el bienestar anímico que me producía dibujar "Sañas Bélicas", que adelantaba páginas y enviaba los trabajos con anticipación mediante el correo convencional. Xavier Etcharri, el propietario de la editorial, me hacía llegar puntualmente los cheques de pago en dólares, pero por aquellos años en argentina, un papel de dólar era lo mismo o quizás menos que un trozo de papel higiénico. En televisión aparecían publicidades mostrando la imágen de un hombre encendiendo despectívamente un cigarrillo utilizando un billete de dólar y tiempo después un ministro de economía, lanzaría el tristemente recordado slógan que decía ; "El que apuesta al dólar, pierde". Xabier me pagaba 100 dólares por página y como aquí esa moneda era inservible, yo utilizaba esos billetes como soportes del cartón grueso que cubría mi mesa de dibujo. El cartón era grande y estaba montado a la madera con las denominadas "chinches". A ese espacio iban a parar los billetes norteamericanos que hacían un efecto de "colchón" blando y flexible para apoyar los codos con comodidad a la hora de dibujar los comics. Publicar en Barcelona y ser reconocido en España había potenciado mi autoestima. Por fin se cumplía mi viejo sueño de convertirme en historietista profesional. Esta posibilidad que me ofrecía el primer mundo renovaba mi energía y comenzaba a pensar seriamente en pagar las deudas y cerrar la agencia de publicidad antes que sea demasiado tarde. En una reunión relacionada con nuestro estado financiero, Carlos Méndez nuestro contador "full time", nos hizo saber que el dinero incobrable que teníamos en la calle, superaba con creces nuestros avales ante los medios. Tampoco era un consuelo saber que las agencias colegas estaban pasando por la misma situación.
Una noche, comienzo a diseñar un entretenimiento interactivo muy novedoso para televisión al que llamé "TV Play". Lo registré de inmediato con la seguridad de haber creado algo inédito y que podría interesar a cualquier canal de aire importante de Capital Federal. Gracias a una gestión de Alberto Fort, quién había renunciado a la subgerencia de LU2 para ocupar la dirección de una importante cadena nacional de emisoras, obtuve una entrevista inmediata con el interventor de Canal 13.
Tanto al interventor como a la gerencia artística de ese medio, les interesó "TV Play" y quedamos en reunirnos nuevamente para tratar necesidades y costos de producción.
Yo estaba convencido que si alguna vez, los "MH Positivos", me habían abierto las puertas de las principales radios del país, ahora podría suceder lo mismo con este producto de características poco comunes y que hasta la actualidad no me ocupé de dar a conocer.
En Canal 13 me habían pedido que en la próxima reunión les acerque un plan detallado con la implementación de "TV Play", que incluya también mis honorarios. Esa ansiada reunión se iba postergando por distintas razones y obligadamente debía permanecer más tiempo del previsto en Buenos Aires.
Elvira, había quedado al frente de la agencia, tratando por todos los medios de cobrarle a los muchos anunciantes morosos y sostener la moral de nuestros colaboradores. En las conversaciones telefónicas que manteníamos a diario, ella siempre me decía que tenía todo controlado, que las cosas iban bien y que no me preocupe.
En ningún momento percibí nada extraño, hasta que una noche, Elvira tomó un vuelo hacia Capital y apareció sorpresivamente en el hotel donde me alojaba.
Estaba muy pálida, extremadamente delgada y con preocupante aspecto de estar muy agotada y débil. Hacía poco menos de 30 días que yo estaba en Capital. En ese período, Elvira, había caído en una crisis muy seria que hoy se llamaría depresión o estrés. A partir de ese momento, los acontecimientos me obligarían a tomar una decisión que le daría un vuelco a mi vida.
Una noche, comienzo a diseñar un entretenimiento interactivo muy novedoso para televisión al que llamé "TV Play". Lo registré de inmediato con la seguridad de haber creado algo inédito y que podría interesar a cualquier canal de aire importante de Capital Federal. Gracias a una gestión de Alberto Fort, quién había renunciado a la subgerencia de LU2 para ocupar la dirección de una importante cadena nacional de emisoras, obtuve una entrevista inmediata con el interventor de Canal 13.
Tanto al interventor como a la gerencia artística de ese medio, les interesó "TV Play" y quedamos en reunirnos nuevamente para tratar necesidades y costos de producción.
Yo estaba convencido que si alguna vez, los "MH Positivos", me habían abierto las puertas de las principales radios del país, ahora podría suceder lo mismo con este producto de características poco comunes y que hasta la actualidad no me ocupé de dar a conocer.
En Canal 13 me habían pedido que en la próxima reunión les acerque un plan detallado con la implementación de "TV Play", que incluya también mis honorarios. Esa ansiada reunión se iba postergando por distintas razones y obligadamente debía permanecer más tiempo del previsto en Buenos Aires.
Elvira, había quedado al frente de la agencia, tratando por todos los medios de cobrarle a los muchos anunciantes morosos y sostener la moral de nuestros colaboradores. En las conversaciones telefónicas que manteníamos a diario, ella siempre me decía que tenía todo controlado, que las cosas iban bien y que no me preocupe.
En ningún momento percibí nada extraño, hasta que una noche, Elvira tomó un vuelo hacia Capital y apareció sorpresivamente en el hotel donde me alojaba.
Estaba muy pálida, extremadamente delgada y con preocupante aspecto de estar muy agotada y débil. Hacía poco menos de 30 días que yo estaba en Capital. En ese período, Elvira, había caído en una crisis muy seria que hoy se llamaría depresión o estrés. A partir de ese momento, los acontecimientos me obligarían a tomar una decisión que le daría un vuelco a mi vida.
miércoles, 6 de febrero de 2008
"El Hombre Invisible"
La mayoría de nuestros anunciantes nos daba libertad creativa. Sabían que si trabajábamos sin presión, podíamos lograr campañas mucho más contundentes y exitosas. "Brancaleone", se llamaba un boliche bailable que marcó una importante trayectoria en Bahía Blanca. Estaba ubicado en calle Alsina casi Dorrego y el edificio había sido transformado en un "castillo medieval" muy atractivo y bien logrado gracias a un constructor con mucha experiencia en ese tipo de diseños. En su acceso contaba con puente levadizo, foso de agua, puerta de rejas, una réplica de caballero con armadura, paredes simulando piedras y capacidad para unas 800 personas. Ernesto Figueroa, era uno de sus dueños, y quien se encargaba de la publicidad y la puesta en marcha de espectáculos. Ese tipo de eventos solían ser temáticos y cada uno de ellos tenía una gran respuesta de público. Con Figueroa me une hasta hoy una excelente amistad, que años después se mantendría cuando ambos nos reencontramos en Mar del Plata, ciudad en la que viví muchos años. Las fiestas temáticas habían sido tantas que en un momento, se nos habían agotando los temas. Medio en broma y medio en serio le dije; ¿Que te parece si traemos al "hombre invisible"?. Figueroa parecía no entender nada de lo que le estaba diciendo. Me mira extrañado y me pregunta; ¿Cómo al hombre invisible? No van a ver a nadie, es una locura. Dejáme hacer, le respondí. Inmediatamente me puse a diseñar un lanzamiento publicitario anunciando el arribo a la ciudad de este fenómeno. En el diario, publicamos un aviso destacado que decía; "Por primera vez en Bahía Blanca, el auténtico Hombre Invisible, viernes, única presentación" Este título iba acompañado por una foto de un personaje vendado como si fuera una momia.
La misma gráfica se emitió en los dos canales de televisión abierta con una frecuencia importante. Hecho el lanzamiento publicitario, tanto Figueroa como yó nos olvidamos del tema. Cada uno de nosotros siguió con sus respectivas rutinas de trabajo y realmente nos olvidamos de "El hombre invisible". Los días fueron pasando y llegó por fin el viernes donde debía presentarse el insólito espectáculo.
Había comenzado a llover desde la mañana. A las 21 horas, nos reunimos con Figueroa en un café que estaba enfrente de "Brancaleone" y nos pusimos a charlar de temas diversos. En un momento dado yo miro hacia enfrente y veo una larga cola de jóvenes que estaban esperando bajo una tenue llovizna el momento de ingresar al boliche.
Huy, exclama Figueroa, mirá la gente que hay. ¿Y ahora que hacemos?.
No te preocupes "Figue", algo se me vá a ocurrir. A la medianoche el local estaba repleto. Habían pagado la entrada más de 700 personas. Me puse de acuerdo con el disc jockey y le indiqué; Cuando yo salga al escenario y anuncie al "invisible", vos poné el micrófono a 10 centímetros de tus dedos y hacéme un efecto similar al de pasos humanos, algo que retumbe en el ambiente. ¿Okey?.
El chico me entendió perfectamente. De inmediato, le dije que apague todas las luces del "castillo" y subí al escenario. Solo estaba encendido un spot que me iluminaba a mí. Se produjo un silencio absoluto y empecé a hablar diciendo algo más o menos así; "Gracias por estar aquí esta noche, porque hoy...Vamos a asistir a un espectáculo único. En un par de minutos en este mismo escenario, voy a presentarles al profesor Erick Von Brauman, un científico que haciendo un experimento en un laboratorio de los Estados Unidos, tuvo un grave accidente del cual resultó ileso, pero a partir de ese momento y por efectos de la explosión, quedó invisible ante los ojos humanos y ya nada sería igual en la vida de este genio de la química. Su familia no lo quiso recibir, el seguro no le pagó un mísero centavo y sus amigos lo ignoraron por completo. Solo, deprimido, desempleado y sin recursos, decidió hacer algo para poder comer y sobrevivir. Por esta razón, ahora, el verdadero, el legítimo "Hombre invisible", estará aquí para ofrecernos su show. Recibimos con un fuerte aplauso a Erick Von Brauman.
Todos comenzaron a aplaudir. Les pedí que abran paso para que "El hombre invisible" pueda llegar hasta el escenario. Así lo hicieron. Siguiendo mis instrucciones, el disc jockey hizo "tamborillear" dos dedos de su mano derecha sobre la mesa de sonido y cerca del micrófono. El efecto inicial de audio había resultado. Seguidamente invité a las chicas presentes a subir al escenario para que bailen con el "Hombre invisible". Increíble y espontáneamente se produjo un generalizado clima de alegría. Las chicas pugnaban por bailar con "la nada". Esa audaz fiesta temática, totalmente improvisada, había resultado un éxito rotundo. Al punto que al día siguiente, un sábado, "El hombre invisible", volvió a presentarse en "Brancaleone" a pedido del público y con un lleno total.
La misma gráfica se emitió en los dos canales de televisión abierta con una frecuencia importante. Hecho el lanzamiento publicitario, tanto Figueroa como yó nos olvidamos del tema. Cada uno de nosotros siguió con sus respectivas rutinas de trabajo y realmente nos olvidamos de "El hombre invisible". Los días fueron pasando y llegó por fin el viernes donde debía presentarse el insólito espectáculo.
Había comenzado a llover desde la mañana. A las 21 horas, nos reunimos con Figueroa en un café que estaba enfrente de "Brancaleone" y nos pusimos a charlar de temas diversos. En un momento dado yo miro hacia enfrente y veo una larga cola de jóvenes que estaban esperando bajo una tenue llovizna el momento de ingresar al boliche.
Huy, exclama Figueroa, mirá la gente que hay. ¿Y ahora que hacemos?.
No te preocupes "Figue", algo se me vá a ocurrir. A la medianoche el local estaba repleto. Habían pagado la entrada más de 700 personas. Me puse de acuerdo con el disc jockey y le indiqué; Cuando yo salga al escenario y anuncie al "invisible", vos poné el micrófono a 10 centímetros de tus dedos y hacéme un efecto similar al de pasos humanos, algo que retumbe en el ambiente. ¿Okey?.
El chico me entendió perfectamente. De inmediato, le dije que apague todas las luces del "castillo" y subí al escenario. Solo estaba encendido un spot que me iluminaba a mí. Se produjo un silencio absoluto y empecé a hablar diciendo algo más o menos así; "Gracias por estar aquí esta noche, porque hoy...Vamos a asistir a un espectáculo único. En un par de minutos en este mismo escenario, voy a presentarles al profesor Erick Von Brauman, un científico que haciendo un experimento en un laboratorio de los Estados Unidos, tuvo un grave accidente del cual resultó ileso, pero a partir de ese momento y por efectos de la explosión, quedó invisible ante los ojos humanos y ya nada sería igual en la vida de este genio de la química. Su familia no lo quiso recibir, el seguro no le pagó un mísero centavo y sus amigos lo ignoraron por completo. Solo, deprimido, desempleado y sin recursos, decidió hacer algo para poder comer y sobrevivir. Por esta razón, ahora, el verdadero, el legítimo "Hombre invisible", estará aquí para ofrecernos su show. Recibimos con un fuerte aplauso a Erick Von Brauman.
Todos comenzaron a aplaudir. Les pedí que abran paso para que "El hombre invisible" pueda llegar hasta el escenario. Así lo hicieron. Siguiendo mis instrucciones, el disc jockey hizo "tamborillear" dos dedos de su mano derecha sobre la mesa de sonido y cerca del micrófono. El efecto inicial de audio había resultado. Seguidamente invité a las chicas presentes a subir al escenario para que bailen con el "Hombre invisible". Increíble y espontáneamente se produjo un generalizado clima de alegría. Las chicas pugnaban por bailar con "la nada". Esa audaz fiesta temática, totalmente improvisada, había resultado un éxito rotundo. Al punto que al día siguiente, un sábado, "El hombre invisible", volvió a presentarse en "Brancaleone" a pedido del público y con un lleno total.
martes, 5 de febrero de 2008
Publicando mis propios Comics en Barcelona.
"Pierino", ya se estaba ubicando en Barcelona y se comunicaba bastante seguido con nosotros a través de extensas llamadas telefónicas que realizaba desde teléfonos públicos. Para entonces, muchos jóvenes Argentinos, habían recalado en la "Madre Patria". La mayoría de ellos en carácter de exiliados que huían por distintas razones del gobierno de facto, y otros buscando mejores oportunidades o aires renovadores y menos opresores. España estaba renaciendo con su jóven democracia, después de padecer la dictadura del General Franco y esta circunstancia de liberación hacía que los Españoles, acostumbrados a los padecimientos de su larga y sangrienta "Guerra Civil", la represión interminable, la censura y los años oscuros de la era "Franquista", no vacilaran en recibir solidariamente y brindar ayuda incondicional a los miles de Argentinos que iban llegando a la península. "Pierino" siempre se había calificado a sí mismo como un "Comunista con chequera y tarjeta de crédito", pero su simpatía y disparatada forma de ser le permitieron insertarse en poco tiempo y con facilidad entre los españoles. En sus comunicaciones telefónicas y cartas, nos contaba sobre la libertad que reinaba en la tierra que lo había adoptado.
También nos hacía llegar revistas de todo tipo. Algunas mostraban fotos de chicas ligeras de ropa o sin ella y también comics audaces con lenguaje adulto, "puteadas", etc, algo que aquí jamás habíamos visto.
La editorial española "Amaika", que editaba la exitosa revista "El Papus", un comic muy divertido y transgresor, además de incluirlo en su staff de humoristas y pagarle muy buenas pesetas por sus trabajos, también lo había convertido en un dibujante estrella.
En tanto, aquí en la Argentina, nuestra agencia ya se había transformado en una financiera. Elvira y Carlos Méndez, seguían luchando a diario para cubrir descubiertos bancarios y llevando los documentos impagos y cheques sin fondos de los muchos clientes morosos a los abogados. La temida guerra con Chile felizmente fué abortada y si bien esto produjo un gran alivio, la economía impuesta por el "gurú" Martínez de Hoz, nos seguía acercando al abismo y mi mente no resistía tanta presión.
A "Pierino" se lo notaba feliz, distendido, disfrutando plenamente de un país lleno de entusiasmo y dibujando sin censura o "pacatos" condicionamientos.
En alguna de nuestras conversaciones me dijo; "Dejáte de joder, largá todo y venite a España, esto sí es el primer mundo, y vos estás en el culo del mundo".
Confieso que lo envidiaba. Entonces, me puse a dibujar un cómic de una página. Esta historieta se llamó "Sañas Bélicas" y era una sátira de la estupidez y crueldad de las guerras. Sin dudarlo, la envié a la editorial del "Papus", la revista donde estaba colaborando "Pierino".
Un mes y medio después, y con gran sorpresa, recibo un sobre de la editorial "Amaika" que contenía un ejemplar de "El Papus" con mi comic publicado, un cheque de 100 dólares y una carta firmada por Xabier Etcharri Moltó, el director propietario de la empresa, donde me decía que le había gustado el comic y que siguiera enviándole otros sobre el mismo tema.
Nunca dejaré de agradecer a Xabier, aquella oportunidad que me dió a 14 mil kilómetros de distancia y sin conocerme.
"Pierino" no podía creer que desde aquí, y sorpresivamente, yo estuviera compartiendo páginas con él en una de las revistas más vendidas de España.
Desde aquel feliz logro y durante más de 14 años, seguí dibujando "Sañas Bélicas" para las distintas publicaciones de "Amaika" y posteriormente "Irusa", ambas pertenecientes a Xabier Etcharri Moltó y su socio Carlos Navarro.
Por esas cosas de Dios y el destino, mis comics comenzaban a difundirse en España, algo que no era poca cosa y que además sirvió para refrigerar mi cabeza en uno de los momentos más calientes y depresivos de aquellos años setenta.
También nos hacía llegar revistas de todo tipo. Algunas mostraban fotos de chicas ligeras de ropa o sin ella y también comics audaces con lenguaje adulto, "puteadas", etc, algo que aquí jamás habíamos visto.
La editorial española "Amaika", que editaba la exitosa revista "El Papus", un comic muy divertido y transgresor, además de incluirlo en su staff de humoristas y pagarle muy buenas pesetas por sus trabajos, también lo había convertido en un dibujante estrella.
En tanto, aquí en la Argentina, nuestra agencia ya se había transformado en una financiera. Elvira y Carlos Méndez, seguían luchando a diario para cubrir descubiertos bancarios y llevando los documentos impagos y cheques sin fondos de los muchos clientes morosos a los abogados. La temida guerra con Chile felizmente fué abortada y si bien esto produjo un gran alivio, la economía impuesta por el "gurú" Martínez de Hoz, nos seguía acercando al abismo y mi mente no resistía tanta presión.
A "Pierino" se lo notaba feliz, distendido, disfrutando plenamente de un país lleno de entusiasmo y dibujando sin censura o "pacatos" condicionamientos.
En alguna de nuestras conversaciones me dijo; "Dejáte de joder, largá todo y venite a España, esto sí es el primer mundo, y vos estás en el culo del mundo".
Confieso que lo envidiaba. Entonces, me puse a dibujar un cómic de una página. Esta historieta se llamó "Sañas Bélicas" y era una sátira de la estupidez y crueldad de las guerras. Sin dudarlo, la envié a la editorial del "Papus", la revista donde estaba colaborando "Pierino".
Un mes y medio después, y con gran sorpresa, recibo un sobre de la editorial "Amaika" que contenía un ejemplar de "El Papus" con mi comic publicado, un cheque de 100 dólares y una carta firmada por Xabier Etcharri Moltó, el director propietario de la empresa, donde me decía que le había gustado el comic y que siguiera enviándole otros sobre el mismo tema.
Nunca dejaré de agradecer a Xabier, aquella oportunidad que me dió a 14 mil kilómetros de distancia y sin conocerme.
"Pierino" no podía creer que desde aquí, y sorpresivamente, yo estuviera compartiendo páginas con él en una de las revistas más vendidas de España.
Desde aquel feliz logro y durante más de 14 años, seguí dibujando "Sañas Bélicas" para las distintas publicaciones de "Amaika" y posteriormente "Irusa", ambas pertenecientes a Xabier Etcharri Moltó y su socio Carlos Navarro.
Por esas cosas de Dios y el destino, mis comics comenzaban a difundirse en España, algo que no era poca cosa y que además sirvió para refrigerar mi cabeza en uno de los momentos más calientes y depresivos de aquellos años setenta.
domingo, 3 de febrero de 2008
Mi amigo Luis Sandrini.
Siempre había admirado a ese grande del cine llamado Luis Sandrini. Con Lucy veíamos todas sus películas. Don Luis, era capaz de hacer llorar y reir al mismo tiempo. Ese actor que protagonizó más de 80 filmes, aparecería repentínamente en mi vida para convertirse en un querido amigo. Recuerdo que el señor Tiberio, representante de Luis Sandrini, su esposa Malvina Pastorino y la familia Carreras, se acercó una tarde a nuestra agencia para que promocionemos una obra de teatro que se presentaría en el Teatro Municipal, el principal coliseo de Bahía Blanca. Hicimos la campaña publicitaria y las funciones del viernes , sábado y domingo, fueron un lleno total. Días antes de la presentación de la compañía, le hice una nota radial en vivo a Luis, Malvina y Mercedes Carreras que estaba con su esposo Enrique, director de la obra. Al finalizar esa entrevista, Luis me dice; ¿Pipo,que tenés que hacer esta noche? Me quedé mirándolo y le respondí; Nada, ¿Porqué Don Luis?. Porque me gustaría que te vengas a cenar con nosotros al hotel Austral. Por supuesto que acepté sin dudar y esa noche, yo estaba compartiendo una mesa junto al gran maestro de la escena nacional. Recuerdo que habíamos quedado solos en el restaurante del hotel y Luis y yó no parábamos de reirnos. Ambos teníamos la sensación de habernos conocido anteriormente o en otras vidas, porque hacíamos un juego donde inventábamos situaciones insólitas que nos hacían reir a carcajadas y hasta llorar de risa.
Al despedirnos, Luis me dió un abrazo casi eterno y me dice; "Pibe, no te alejes de nosotros, sos un amigo y a partir de ahora, hombre de confianza".
Y así fué, porque me convertí en publicista y responsable de prensa de la compañía Sandrini-Carreras y manejé las promociones de la misma en todas las exitosas actuaciones que tuvieron en Bahía Blanca.
En verano, Luis, Malvina, los Carreras y el resto del elenco hacían temporada teatral en Necochea y hacia allá íbamos con Elvira y Virginia a pasar gratísimos momentos con esa gente que además de ser excelentes actores, eran seres humanos muy sencillos y por sobre todas las cosas, buena gente.
En el casino de Necochea, al terminar su función, Luis me pedía que lo acompañara a la sala de juegos, me cargaba los bolsillos con fichas y me decía; "Tirálas arriba de la mesa, así perdemos rápido y nos vamos a un reservado a tomar un whisky doble".
Luis tenía problemas de salud. No podía fumar ni tomar alcohol, pero en esas "escapadas", disfrutaba trasgrediendo las indicaciones médicas bebiendo moderademente y fumándose algunos cigarrillos.
Los 15 días veraniegos que pasábamos junto a Luis y Malvina, eran un verdadero recreo. Ambos nos cargábamos de energía haciendo el juego de las situaciones disparatadas o imaginando personajes de ficción. Fuera del escenario, Luis era una persona muy seria y responsable, acostumbrada a firmar autógrafos a todo aquel admirador que se le acercara. Cuando caminábamos por la calle o entrábamos a un restaurante, era frecuente que le digan; "No se muera nunca,Don Luis".
Un año y medio antes de su muerte, Luis me pidió que lo acompañe en una gira teatral que comenzaba en New York y seguía por toda Latinoamérica.
Su propuesta consistía en que además de ocuparme de la publicidad y prensa, también interpretara un papel simple como actor. De esa forma, cobraría dos sueldos en dólares con todos los gastos pagos.
Le confesé; "Mire Don Luis, le comento que yo probé alguna vez ser actor y soy un desastre, no memorizo las letras y en las partes dramáticas me río como un imbécil". Luis sonrió y tomándome de los hombros me dice; "Pipo, vos sos un cómico en potencia, si me hacés reir a mí cada vez que nos encontramos, ¿te imaginás cuando estémos juntos en un escenario?.
Conservo las cartas que me enviaba Luis, como uno de otro de mis grandes e irremplazables tesoros. Lamentablemente, no pude aceptar su ofrecimiento, porque nuestra agencia requería mi creatividad y presencia permanente y la gira duraría unos 6 meses.
Al tiempo, Luis, en una de nuestras extensas charlas telefónicas, me comenta que su salud le estaba jugándo una "mala pasada" y no le permitía hacer la gira . La obra programada se presentó en nuestro país y el rol que yo tenía asignado, lo interpretó Juan Alberto Mateyco.
Al despedirnos, Luis me dió un abrazo casi eterno y me dice; "Pibe, no te alejes de nosotros, sos un amigo y a partir de ahora, hombre de confianza".
Y así fué, porque me convertí en publicista y responsable de prensa de la compañía Sandrini-Carreras y manejé las promociones de la misma en todas las exitosas actuaciones que tuvieron en Bahía Blanca.
En verano, Luis, Malvina, los Carreras y el resto del elenco hacían temporada teatral en Necochea y hacia allá íbamos con Elvira y Virginia a pasar gratísimos momentos con esa gente que además de ser excelentes actores, eran seres humanos muy sencillos y por sobre todas las cosas, buena gente.
En el casino de Necochea, al terminar su función, Luis me pedía que lo acompañara a la sala de juegos, me cargaba los bolsillos con fichas y me decía; "Tirálas arriba de la mesa, así perdemos rápido y nos vamos a un reservado a tomar un whisky doble".
Luis tenía problemas de salud. No podía fumar ni tomar alcohol, pero en esas "escapadas", disfrutaba trasgrediendo las indicaciones médicas bebiendo moderademente y fumándose algunos cigarrillos.
Los 15 días veraniegos que pasábamos junto a Luis y Malvina, eran un verdadero recreo. Ambos nos cargábamos de energía haciendo el juego de las situaciones disparatadas o imaginando personajes de ficción. Fuera del escenario, Luis era una persona muy seria y responsable, acostumbrada a firmar autógrafos a todo aquel admirador que se le acercara. Cuando caminábamos por la calle o entrábamos a un restaurante, era frecuente que le digan; "No se muera nunca,Don Luis".
Un año y medio antes de su muerte, Luis me pidió que lo acompañe en una gira teatral que comenzaba en New York y seguía por toda Latinoamérica.
Su propuesta consistía en que además de ocuparme de la publicidad y prensa, también interpretara un papel simple como actor. De esa forma, cobraría dos sueldos en dólares con todos los gastos pagos.
Le confesé; "Mire Don Luis, le comento que yo probé alguna vez ser actor y soy un desastre, no memorizo las letras y en las partes dramáticas me río como un imbécil". Luis sonrió y tomándome de los hombros me dice; "Pipo, vos sos un cómico en potencia, si me hacés reir a mí cada vez que nos encontramos, ¿te imaginás cuando estémos juntos en un escenario?.
Conservo las cartas que me enviaba Luis, como uno de otro de mis grandes e irremplazables tesoros. Lamentablemente, no pude aceptar su ofrecimiento, porque nuestra agencia requería mi creatividad y presencia permanente y la gira duraría unos 6 meses.
Al tiempo, Luis, en una de nuestras extensas charlas telefónicas, me comenta que su salud le estaba jugándo una "mala pasada" y no le permitía hacer la gira . La obra programada se presentó en nuestro país y el rol que yo tenía asignado, lo interpretó Juan Alberto Mateyco.
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