Algunos lectores de este blogspot, me han solicitado que relate más historias insólitas y divertidas. En verdad, cuento con muchos episodios de ese tipo y no tengo inconveniente en ir publicándolos más adelante. Reírme de mí mismo, me ha ayudado en gran forma a superar los diversos escollos surgidos a lo largo de mi agitada ruta creativa. Lo que voy a contarles a continuación es absolutamente real, solo que mantendré en el anonimáto al protagonista, ya que actualmente continúa siendo un artista muy exitoso y conocido en toda América Latina. Todo comenzó cuando mi abuela Lucy, mi madre Elcira y yó, fuimos a pasar 15 días de vacaciones a Mar del Plata. Tenía por entonces 23 años y estaba haciendo radio en LU2 Radio Bahía Blanca. Nos habíamos alojado en el hotel Astor y una noche, salimos a cenar a un restaurante donde estaba haciendo su show un cantante que 3 años atrás había alcanzado la cima del éxito y ahora parecía encontrarse en una vertiginosa caída. Me parecía increíble que esa figura que supo batír records en venta de discos, se encontrara actuando en un lugar tan pequeño y acompañado musicalmente por un tecladista.
A Lucy, le encantaba ese artista de voz particular que además de haber grabado una importante cantidad de temas, también había protagonizado algunas películas musicales. El cantante tenía grandes problemas económicos, ninguna compañía lo convocaba y no le había quedado otro remedio que trabajar por "migajas" en la costa Atlántica. Uno de los pocos bienes que aún conservaba era su lujoso automóvil Alemán de color negro que apenas podía mantener.
El tecladista que lo acompañaba, también oficiaba de chofér y secretario, roles que cumplía a la perfección, ya que era un excelente músico, buen conductor, mecánico y muy buena persona. El cantante estaba muy preocupado por la fama de "mufa" que le habían hecho en el ambiente artístico y aseguraba que ésto había provocado la estrepitósa caída de su carrera.
Pocos días antes de irnos de Mar del Plata, me puse de acuerdo con el cantante y su secretario-chofér, para programar a la brevedad un show en Bahía Blanca e intentar conseguir una cierta cantidad de dinero para que el cantante cubra parte de sus muchas deudas.
Pero por suerte, el destino quiso que al enterarse de la eventual presencia en Bahía del popular artista, directivos del Club Independiente de Río Colorado,se contactaran conmigo para pactar una actuación en esa entidad y publicitar con la debida antelación los dos shows. Uno sería un día Viernes y el otro el Sábado. Solo restaba encontrar un club en Bahía, para la primera presentación.
El único lugar que conseguí fué el Club Noroeste. El "negro" Salvatori,un buen amigo mío, me dió una gran mano para que la actuación del cantante tuviera el máximo de promoción. Como nuestros recursos económicos eran ínfimos, nos limitamos a imprimir volantes y alquilar los servicios de un vehículo propalador que con un grabador a cinta, amplificador y parlantes transitaría 15 días antes por el barrio Noroeste y aledaños promocionando la presentación del cantante.
Habíamos elegido una noche de sábado del mes de Abril. Llovía copiosamente y esta situación climática nos hacía temer por el éxito del "Super Baile".
El cantante había llegado un día antes a Bahía en su automóvil. La lluvia no cesaba y crecían los temores de los posibles accidentes o desgracias que podía llegar a provocar la "mufa" del cantante.
A las 23 horas, con lluvia y todo, el club estaba repleto de gente. Habíamos superado los cálculos previstos, al punto que mucha gente tuvo que asistir al show llevando sus sillas propias. El "negro" Salvatori estaba a cargo de la boletería y en un momento ya no cabía un alfiler en el atestado salón.
Eran las 23,30, cuando llegamos al club en el automóvil del cantante. Con gran dificultad, nos abríamos paso entre los asistentes. Todos querían tocar a la "estrella" o pedirle un autógrafo. El ambiente era familiar y mucha gente, principalmente mujeres, se encontraba sentada en torno a mesas de chapa.
El calor dentro del club se tornaba agobiante. Apenas se podía caminar y en un sector cercano a la barra se había instalado un puesto de "choripán", que estaba trabajando con gran ritmo.
El cantante llegó finalmente al escenario. El tecladista-chofer, ya estaba ubicado con su instrumento conectado a un potente equipo de sonido. El cantante saludaba al público tirándo besos y agitándo sus brazos. Yo estaba diciendo unas palabras de presentación y en el momento que exclamo; "Aquíiiiiii estáaaaaa un grande de la canción, les presento a..." El tecladista pone al máximo el efecto de batería del teclado y desde lo alto del techo de chapas del club, sale disparado un enloquecido escuadrón de murciélagos. Los quirópteros habían despertado súbitamente de su letargo posiblemente a causa del fuerte sonido del teclado.
El pánico comenzó a cundir entre el público. Algunas mujeres trataban de pegarles con sus carteras y otras, las más desesperadas gritaban desaforadamente e intentaban esquivar a los murciélagos que se estrellaban violentamente contra las mesas.
Imprevistamente el encargado del puesto de choripanes sacó a relucir una carabina 22 y comenzó a dispararle a los murciélagos. Los tiros ayudaron a incrementar el pánico generalizado y ante el caos imperante opté por salir de allí cuanto antes. En eso estaba cuando siento que el cantante se cuelga sobre mis hombros mientras grita; "No me dejes hermano, sacáme de aquí". Con el cantante a cuestas logro con gran dificultad llegar hasta la calle totalmente embarrada por la fuerte lluvia que seguía cayendo sobre la ciudad. El "negro" Salvatori traía bajo su brazo la caja metálica con la recaudación y yó, totalmente empapado y al límite de mis fuerzas, logré finalmente llegar hasta el auto del cantante y ubicarme en su interior.
Ya estábamos a punto de salir del acceso del club, cuando el cantante grita; "El Súperman, perdí el Súperman. Se me cayó al agua".Ahí recordé que antes de salir hacia el club, al cantante se le ocurrió detenernos en un kiosco para comprar el "Libro de Oro de Súperman" y como lo había guardado en un bolsillo de su impermeable, seguramente se le había caído en medio del desórden. Cuando llegamos al hotel de la calle Belgrano donde se alojaba el cantante, tódos teníamos la sensación de haber vivido una noche de pesadilla. El artista seguía jodiendo con el "Súperman" y decía que si no lo leía, esa noche no iba a poder dormirse. A las 2 de la madrugada, el tecladista-chofér, salió a buscar por los kiocos el bendito "Súperman" que reclamaba su jefe, "el cantante de la mala suerte".
Finalmente les cuento que con "El negro" Salvatori decidímos darle al cantante la mayor parte de lo que habíamos recaudado en esa noche fatídica.
Faltaba aún la presentación en Río colorado. Por precaución, horas antes del show, yo decidí viajar hacia esa ciudad en un colectivo, mientras que el cantante junto a su chofer, músico y representante lo hicieron en su automóvil.
Previamente, había acordado con el "The Hookers", uno de los mejores grupos de música Beat bahienses, quienes además de hacer excelentes Covers, también eran muy buenos amigos para que hicieran de "soporte" del cantante. "The Hookers", abriría el espectáculo del Club Independiente, actuando unos 30 minutos y luego, se presentaría la estrella en un show de hora y media, aproximada de duración.
El Club Independiente, estaba colmado de público, en su mayoría familias, que seguían la trayectoria discográfica y presentaciones televisivas del popular artistas. Esa noche, "The Hookers", debutaba con un flamante equipo "Fender". Lo habían comprado a crédito y con mucho esfuerzo. A modo de protección, yo había llevado un crucifijo y una cinta roja en la muñeca derecha. Pero creo que todo fué en vano, ya que minutos antes de salir al escenario "The Hookers", la estrella nacional, había visto el equipo y les dijo: "Muy buen equipo muchachos, los felicito, mucha suerte".
"The Hookers" arrancó con muchos aplausos y el tema "La Respuesta" que no llegó a su final porque desde el equipo, que creo era a válvulas, comenzó a salir primero un debil olor a quemado, luego humo, chispas y finalmente silencio.
Por suerte, alguien del club que entendía de electrónica, dió una mano y casi 45 minutos después, el mismo equipo semi averiado, sirvió para que la estrella principal pueda actuar, ya que lo utilizó en partes para realizar su show.
El cantante al recibir el dinero de lo obtenido en el club de Bahía e Independiente de Río Colorado, me dijo; "Algún día, Pipo, volveré para devolverte lo tuyo". En 1984y casi 15 años después, el artista regresó a Bahía y me buscó para pagarme aquella vieja deuda. Esto sucedió mientras yo estaba en LU3 Radio del Sur, haciendo en vivo junto a Sandro Romay, Mónica Celave y Gustavo Daich, el programa "Viva la Gente".
En esa oportunidad, "Larry", nuestro fotógrafo, sabiendo que el afamado artista estaría en el programa, se quedó esperando el gran momento para fotografiarlo con una cámara Nikon de última generación, que había adquirido recientemente. Lo curioso sucedió cuando el cantante ingresa al estudio y "Larry" puso su cámara reflex en posición. En ese instante, el flash se "volvió loco", casi imparable. Eran como luces a repetición. Todos nos miramos alarmados, buscamos a "Larry" y lo vimos huir casi despavorido de la radio. Días después, el atemorizado fotógrafo nos confesó que no había salido ninguna de las fotos que había sacado esa tarde.Los probados sucesos de aquella historia y el posterior reencuentro con éste personaje, me convencieron que es probable que la "mufa" exista. Pero, esta historia, continúa.
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