jueves, 31 de enero de 2008

Un crecimiento demasiado acelerado.

Con el equipo de "primera hora" que formábamos Elvira, "Pierino" y yó, seguíamos afianzando la agencia y sumando clientes. La exigencia de dar mejores respuestas, nos llevó a convocar a Alberto "Pichi" Comán, un conocido locutor Bahiense a quién le confiamos el gerenciamiento de Palacios Publicidad. Carlos Méndez,(Contador profesional)y buen compañero del servicio militar, trabajaba full time junto a Elvira en el manejo de Bancos, cobranzas y facturación. También se había integrado Marcelo Montenegro como "cadete". Con mucho cariño recuerdo a Nelly, una chica excepcional que estuvo un corto tiempo en la oficina, y era nuestra secretaria.
Ellos componían el staff estable de la agencia inicial. Más tarde vendrían nuevos integrantes, algunos como empleados efectivos y otros en carácter de colaboradores.
El crecimiento acelerado me hizo pensar que aquellas oficinas de Galerías Plaza, nos "quedaban chicas" y teníamos que mudarnos a una casa, en lo posible grande y céntrica. Un par de años más tarde, me daría cuenta que tal decisión había sido precipitada y errónea, ya que en mi intención de brindar una mejor imágen, servicio y tecnología, terminaría abultando considerablemente nuestros gastos fijos y complicándonos la existencia.
Hasta ese momento, habíamos disfrutado de una sana y hermosa "bohemia", en la que convivían armoniosamente el trabajo intenso, buenas ganancias y la valiosa amistad laboral que nos unió desde los comienzos. En calle Estomba al 100 (altos), inauguramos la que llamé "Casa de las Ideas".Tanto Elvira como "Pierino", no estaban para nada convencidos de ese cambio que
no dejaba de ser un capricho mío. Con el tiempo les daría la razón. Cuando ocupamos esa enorme vivienda a la que tuvimos que amoblar integramente, yo también, pocos meses después, sentiría que la "onda" ya no era la misma. Nuevos anunciantes se iban sumando y esto también demandaba la incorporación de personal. En 1978 habíamos alcanzado casi 170 clientes. Elvira, Carlos Méndez y Liliana Sieli (prima de Elvira y secretaria excepcional) se lo pasaban haciendo tediosos "tours" bancarios. Las cobranzas se iban "trabándo" y teníamos demasiado dinero en la calle. En tanto, el país parecía seguír de "fiesta" y muy pocos se percataban que estábamos viviendo la frágil e improductiva era de los "espejitos de colores" y "el deme dos".
Recuerdo con mucho cariño que en ese año, pude cumplir el viejo y postergado sueño de editar la revista "Bahiana",una publicación mensual que llegó a vender más de 5 mil ejemplares en cada edición. "Bahiana" reflejaba en sus más de 60 páginas la vida y obra de mujeres y hombres destacados de la ciudad. Esta producción gráfica independiente, contó con la colaboración de periodistas de la talla de Rafael Emilio Santiago y Eduardo Cenci, entre otros. En tanto, los "MH Positivos" continuában difundiéndose exitosamente en toda la Argentina y también en Paraguay, mientras que paralelamente seguían editándose nuevos álbumes larga duración con ese título definitivamente impuesto en el mercado discográfico.
Estábamos facturando demasiado bien, pero interiormente algo "me veía venir" con relación al futuro inmediato de la endeble economía nacional.
Pasada la euforia provocada por el "Mundial 78", el olor a pólvora e incertidumbre, se mantenían en el aire. A la guerra interna no declarada de los llamados "años de fuego", le seguiría otra gran movilización bélica ante la posibilidad de un eminente conflicto armado con Chile.
"Pierino" decidió irse a España. Creo que no soportaba más el reinante clima tenso y la persecución ideológica que sufrían los escritores, sicólogos, artistas y todos aquellos que tenían algún tipo de pensamiento diferente o simplemente admiraran al "Ché" Guevara. "Pierino" partió hacia Europa con lo puesto y sin tener la menor idea de lo que encontraría en Barcelona, ciudad en la que recaló con buena fortuna para quedarse allí durante más de 30 años. La ausencia de "Pierino" generó un importante vacío humano y artístico en el ámbito de la agencia. Yo sabía que esa "locura" única no podría ser reemplazada. En más de una oportunidad pensé en seguirlo, pero mis obligaciones y compromisos al frente de la agencia eran prioritarios y no me quedaba otra que seguir al frente del sobredimensionado "Titánic" que yo mismo había creado, aunque intuía que tarde o temprano podríamos chocar con un iceberg y era demasiado tarde para cambiar el rumbo o volver atrás.

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