Mientras grababa el exitoso "Pepsi Ring", los concursos que realizaba para supermercados Aragone continuaban en ascenso. Tiempos democráticos del Dr Raúl Alfonsín, en los que se avizoraban amenazantes vientos de una "Hiperinflación". Los rumores corrían rápidamente y en las casas de cambio legales y "truchas" de Mar del Plata, a diario se formaban grandes colas para comprar dólares. Yo estaba muy contento con todo lo que estaba haciendo en televisión y marketing directo. En muy poco tiempo, había logrado éxitos publicitarios indiscutibles y también me había ganado el reconocimiento y respeto de la ciudad y empresas importantes, pero el clásico buen humor de la población, iba cambiando ante los anuncios negativos, las remarcaciones de los precios y el eminente descontrol. Nunca fuí un buen administrador y tampoco tuve olfato para las "predicciones" o "timbas" económicas. De lo único que siempre estuve seguro es que en mi profesión como creativo, soy uno de los mejores. Pero desde que era casi un niño, también supe que Dios me había hecho nacer en el páis equivocado. La onda "Pepsi Ring" se había instalado en la clase alta. Los ricos querían mostrar sus imponentes viviendas en televisión y empezamos a hacer entrevistas en zonas de lujo.
Una mañana, tocamos el portero de una imponente residencia de "Los Troncos". Una empleada de uniforme, al vernos, bajó sonriente las altas escaleras de piedra y cuando estuvo frente al sólido portón de rejas dice; "No me digan nada, ustedes son los de la tele, pasen".
Cuando accedimos a la casa de 2 plantas, lo primero que nos impactó fué el gigantesco living lleno de luz natural, el exquisito buen gusto de la decoración, los muebles, las plantas y todo lo que hacía a la decoración de un ambiente que solo suele verse en las películas Norteamericanas. La cordial empleada nos invitó a sentarnos en amplios y cómodos sillones de cuero blanco, al tiempo que nos pregunta, "¿Que quieren tomar? , enseguida vienen los patrones". Todos estábamos sentados y admirando el super living, cuando desde la planta alta escuchamos; "Sos una turra, no podés pedirme que también te dé el piso de Libertador", de inmediato, la voz chillona de una mujer respondía; "Calláte infeliz, encima que vivís jodiéndome con cualquier negra barata, ¿te ponés en miserable?, está bién si querés quilombo, que lo arregle todo el abogado. El tipo no se quedaba atrás, los insultos y reclamos iban subiendo de tono. Todo el equipo de "Pepsi Ring" prestaba atención al griterío que parecía no coincidir con tamaña mansión. ¿Que está pasando? le pregunté a la mucama.
"Nada importante señor, los patrones se están separando legalmente" (?). A los pocos minutos la discusión se detuvo por completo e impecablemente vestidos de sport, un hombre y una mujer muy elegantes, ambos aparentando unos 45 o 50 años bajaban por la escalera desde la planta alta.
Hola, ¿cómo están?, yo soy XXX, nos dice sonriendo la mujer rubia al tiempo que nos dá la mano. Yo soy XXX el esposo, ¿Así que vienen a hacernos una nota para televisión?, bueno, cuando quieran empiecen. Pero...Sáquennós lindos, ¿eh?.
Hicimos la nota y el matrimonio que pocos minutos antes se recontraputeaba, ahora se mostraba radiante, feliz, sonriente y hasta se prodigaban miradas cariñosas.
En el transcurso de la nota nos hablaban de su matrimonio armónico y casi perfecto, los logros económicos obtenidos por la pareja, etc.
Cuando finalizamos la grabación, la singular pareja le pide a la empleada que nos acompañe hasta la puerta de salida. Ya, casi en la vereda, la mujer nos saluda y con un dejo de picardía nos pregunta; ¿Los gritos no los grabaron nó?.
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